Jannis Kounellis en Madrid
Título exposición: “Jannis Kounellis. Obra reciente”
Lugar:
Galería Nieves Fernández. Madrid
Fechas: 2 de febrero- 8 de marzo, 2006 .
Por Mariano de Blas Ortega
La obra de Jannis Kounellis (Pireo, Grecia, 1936) puede dejar estupefacto al espectador que busque
en el arte una mera representación formal. Porque lo primero que parece cuestionar es si
su trabajo es arte. Segundo, porque elude la representación. Y tercero, porque la forma
no invita al espectador sino que lo agarra por el cuello de su pensamiento y lo embadurna en sus
materiales. Sacos, bolsas de tela cosidas juntas, bolsas llenas de granos, de arroz, de café,
de lentejas, lana cruda alrededor de postes de madera, carbón dispuesto sobre soportes o
en recipientes, rocas, metales, cristales, humo, aceite, tierra, fuego, plantas, madera, hierro,
piedras, cristales, café, lana, carbón, yeso, algodón …, son los elementos
de lo ocultado por sucio, lo necesario pero reducido a la escala de lo privado porque se siente
vergüenza precisamente por su carácter ensuciador. Kounellis trabaja con los materiales
deleznables, la ropa sucia de nuestra cultura, como las deyecciones corporales que todos producimos
pero que todos ocultamos pudorosamente.
La propuesta de Kounellis a esta contradicción entre la necesidad imprescindible y su ocultación
no ha sido el enmascaramiento tradicional del arte occidental que pudo llegar al exceso del victorianismo
aristocrático, que era seguido perrunamente por la burguesía que lo imitaba. Kounellis
en vez de sublimar el problema apostando por la ñonería, lo plantea como un drama. Comenzó su
carrera como un artista povera, su aportación más peculiar ha sido “el valor del
peso” (en sus propias palabras), pero también “administración del espacio,…el
permanecer fiel y detestar el cinismo…”. Es el “festín de la materia” (Castro
Flórez), con variedad de objetos y materiales, muchas veces objects trouvès,
para poner de manifiesto la fuerza elemental del ser vivo. Como complemento, utiliza también en
su obra el color negro, la luz y diversos elementos que, en muchos casos, hacen referencia a la muerte.
La intención de pasar de la representación a la presentación, se podría
relacionar con su propia biografía cultural. Nacido griego y nacionalizado italiano. La
tragedia griega no se representaba frente al espectador, como luego habría de hacer el teatro
romano, ya escenográfico, sino que realizaba una inmersión del espectador-participante,
en las pulsiones colectivas de la polis. Algo de lo ya tan tempranamente Hegel (“Introducción
a la Estética”) daba cuenta, al señalar que "El arte no
suministra ya… la satisfacción que otros pueblos han buscado y encontrado. Nuestras
necesidades e intereses se han desplazado a la esfera de la representación y, para satisfacerlos,
debemos recurrir a la reflexión, a los pensamientos,…. El arte mismo, tal y como
es en nuestros días, está destinado a ser un objeto de pensamientos". Kounellis
traza un puente entre la Presentación en la Representación de la Grecia Antigua y
la manera de actuar del arte contemporáneo. En 1990 expuso numerosas urnas de diferentes
dimensiones llenas de agua de mar, de las cuales una contenía sangre que remitía
al sentido de lo Sagrado y del Misterio. La obra, precedida por la exhibición en 1989, de
cuartos de reses ensangrentados alumbrados por una luz de fuego, marcó un alejamiento de
la precisión manierista de los años ochenta para hacer reaparecer el constructivismo
espeso de los principios. En los materiales y objetos empleados -mantas, colchones, picos de gas,
etc.- afloran frecuentes alusiones a la historia del siglo en su vertiente más sombría.
Kounellis se describe como un griego que es un artista italiano. Desde esa perspectiva ha sido capaz
de entender la relación entre presentación-representación que desde una perspectiva
muy consciente con la historia de la cultura mediterránea y occidental ha sido capaz de
plantear una propuesta plástica y estética enraizada en la tradición y al
mismo tiempo muy contemporánea, una especie de “espacio sacro vaciado” (Castro
Flórez) que no es más que la denuncia de una crítica de la realidad apelando
a la relevancia del lenguaje moderno del arte contemporáneo.
Kounellis trabaja bajo dos conceptos inter-relacionados: la estructura y la sensibilidad. En
donde la relación entre la pintura y el performance consiste en el que la pintura
es simplemente una apariencia (un artificio), no obstante es muy importante porque se establece
una dialéctica entre una estructura y una sensibilidad, y sin una estructura no se puede
establecer una dialéctica. La pintura ha de ser sostenida por la estética. Es un
testimonio para la historia, una conexión. La pintura indica un canal cultural. Un canal
específico y bien-identificado. Fiel a estas premisas conceptuales ha tratado su propia
práctica artística.
Kounellis ha dicho en repetidas ocasiones que es "un pintor que no necesita lienzo”,
puesto que utiliza el espacio entero y no sólo la forma/dibujo, llevando las cualidades
de los materiales y de los cuerpos hasta unos límites extremos. Incluso a la relación
de las posibilidades de la pintura mediante una instalación, en concreto la que produjo
escándalo en la exposición del Museo Reina Sofia hace diez años, el papagayo.
Al respecto Fernández Polanco lo define como el campo de metal que se enfrenta al papagayo,
que domina la vista desde una placa situada en un eje axial. El papagayo ante la placa, todos los
colores en potencia, ante una placa que alude a una hoja de un bloc de dibujos, de dibujos de papagayos
que no se van a dibujar nunca. Allí se revela la necesidad de entrar en contacto con el
mundo real y de tener una relación con el espacio físico que conduce a salir de los
límites del cuadro, "salir de los límites de la representación, ocupar
físicamente un espacio real e imprimirle un orden formal, una medida humana". Kounnelis
replanteando su visión de la naturaleza se siente y hace sentir al espectador, al mismo
tiempo partícipe y artífice del mundo.
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