Anish Kapoor en Málaga
Título exposición: “My red Homeland”
Lugar: CAC de
Málaga.
Fechas: 27 de enero – 30 de abril, 2006
http://www.cacmalaga.org/exposiciones/2004/exposiciones.htm
Por Mariano de Blas Ortega.
Con Kapoor todo parece ser relevante y ‘profundo’. Su arte no es un espectáculo
banal, una repetición especular de un-sin-sentido, al menos porque, para el espectador,
avisado, formado y con sensibilidad, su trabajo nunca le deja sumido en la indiferencia o en el
pasatiempo.
Formalmente, su trabajo es presencia tridimensional, color, e incluso movimiento. La suma de todo hace
irrelevante la clasificación clásica de escultor que a menudo se le aplica. Comenzó trabajando
con formas geometrizantes que cubría con un pigmento en polvo. Después esas formas se sustentaron
en el hueco formal y el no-espacio conceptual. Ese pigmento en polvo le dotaba a su obra de una apariencia
sensual y cálida, un fieltro intocable. Ahora y desde hace 25 años, trabaja con una
materia densa, vaselinas, ceras y plásticos, con predilección por un rojo, las tierras
rojizas que él relaciona con su tierra natal. Formas y colores evocadores de órganos y
paisajes, del color del azafrán tan propio del sur de la India. Desde trompas auditivas a innombrables
paisajes. Un color como de piel arrancada, ‘despellejada’, pues de esta manera hacia una
alusión en su monumental instalación en la Sala de Turbinas de la Tate Modern de Londres
(2003), “Marsyas”. “El castigo de Marsias” es, asimismo, una obra de Tiziano,
(fechada entre 1570-76). Trata de un mito recogido por Ovidio en las “Metamorfosis”. Marsias
es un sátiro que encuentra una flauta desechada por Atenea. Reta a Apolo para ver quien es mejor
músico, y el dios no sólo le vence, sino que le manda desollar vivo. Un mito moralizante
más acerca de cómo los mortales hacen bien en no retar sus superiores, los dioses (como
la fábula de Aracné velazqueña).
Planteados forma y contenido, colores, texturas y formas intensos, configurados como un drama, Kapoor
consigue un profundo impacto en el visitante de sus obras. Mediante un espacio barroco, por efímero,
escenográfico y excesivo expresionismo, genera una experiencia que oscila entre el “extrañamiento” y
la “acumulación” (Ivan de La Torre). Estos dos apelativos se pueden rastrear
en la biografía del artista. Su padre era un hindú del Punjab, y su madre una judía
iraquí, y Kapoor cuando tenía 18 años se marchó definitivamente a vivir a
Inglaterra. Extrañamiento y acumulación en los conceptos. Trabaja con tres dimensiones
mediante dos elementos esenciales para él, los materiales y el color. Respecto al primero, Kapoor pretende
trabajar con no-objetos, es decir, con objetos en cierta medida inmateriales en cuanto que propone una
no-referencia a la profusión de objetos que rodea nuestra existencia, al menos en Occidente. Con
relación al color, lo define como un “lenguaje de poder”, puesto que para él
es algo más que lo que cubre una pieza (escultura) o que un lenguaje compositivo (pintura). Para
Kapoor el color es “un estado”. Lo compara con meter la mano en el agua, tu mano no
sólo se cubre de agua, sino que pasa a estar mojada. Mojado es un estado diferente a seco. En
el caso de su color rojo, es como si su trabajo pasara a ser una suerte de “piel arrancada”,
un estado que él pretende transmutar de “material a significado y otra vez a material”.
Significativamente, termina la alocución anterior con “-y de ahí a no tener sentido-
es lo que me obsesiona. No tengo nada que decir como artista; no creo que decir algo sea importante.
Pero pienso que es posible crear lugares cargados de energía, ámbitos de cierta intensidad”. Precisamente
esa es la experiencia que el visitante que se adentra en alguna de sus instalaciones siente, una tremenda
intensidad.
Si en su fase anterior, el hueco misterioso y cálido actuaba como una suerte de agujero negro
plástico, ahora el espacio no te succiona sino que te envuelve y te agarra produciendo una extraña
mezcla de inquietud e intensidad gratificante. Ahora en la exposición, veinticinco toneladas de
vaselina de color entre carne y tierra, se mueve, batida y moldurada, mediante un aparatoso cilindro
que gira muy lentamente. Es el espacio del “Despoblador” de Samuel Beckett, “Estancia
donde los cuerpos van buscando cada cual su despoblador. Asaz amplio que permita buscar en vano. Asaz
estrecho para que toda escapatoria sea vana. Es el interior de un cilindro…”.
“My Red Homeland” (Mi Tierra Natal Roja) se concibió en 2003, consiste en un círculo
de 12 m. de diámetro y 25 toneladas de vaselina y cera, un motor hidráulico y un brazo
de acero en constante movimiento que va dando forma a la materia sin solución de continuidad.
La forma se crea y se destruye constantemente. Sólo en dos ocasiones anteriores se ha presentado
anteriormente: en la Kunsthaus de Bregenz (Austria) en 2003 y en el MAC's, Musée des arts contemporains
Grand Hornu, (Bélgica) en 2004. Le acompañan ocho piezas bi y tridimensionales, muchas
de ellas inéditas en las que también se puede encontrar la forma de trompa
(como el “Marsyas”), en material pulido y rojizo.
Enlaces de interés:
Exposición la Tate (Marsyas):
http://www.tate.org.uk/modern/exhibitions/kapoor/
Artículo de Donald Kuspit: http://www.artnet.com/magazine_pre2000/features/kuspit/kuspit4-29-98.asp
Información general acerca del artista: http://www.doononline.net/pages/info_features/features_spotlights/spotlights/akapoor/
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