Fortuny invitado en Bilbao. El enigma del cuadro
Obra: “Playa de Portici”, de Mariano Fortuny.
Lugar: Museo de Bellas
Artes de Bilbao.
Fecha: Del 7 de marzo al 30 de abril de 2006.
Por Alberto López Echevarrieta
Hasta ahora, sólo dos veces se ha mostrado en público el cuadro “Playa de
Portici” pintado por Mariano Fortuny en 1874, pocos días antes de
morir, cuando se encontraba de vacaciones en Italia. El motivo de semejante oscurantismo hay
que buscarlo en el misterio que siempre ha rodeado a este óleo, misterio, por otra
parte, que ha quedado aclarado con motivo de la exposición que estos días tiene
lugar en el Museo de Bellas Artes de Bilbao dentro de su programa “La Obra Invitada”. Fortuny se
aparta aquí de los motivos tradicionales para acercarse al impresionismo.
Mariano Fortuny contaba 36 años de edad
cuando marchó con su familia a Italia sin saber que iba a ser el último viaje de su vida.
Se instaló en Villa Arata, en la localidad de Portici, en las faldas del Vesubio, frente al mar
de la bahía de Nápoles. Un lugar ideal para apartarse del mundanal ruido y del triunfo
conseguido con sus recientes obras maestras, “La herrería mora”, con efectos
ambientales inspirados en Rembrandt, y sobre todo con “La vicaría”,
su obra maestra cuya ejecución le ocupó varios años.
En la costa italiana encontró la luz y un paisaje
muy semejantes a los de Granada y el norte de África, tan queridos por el pintor. En aquel ambiente
hizo numerosos trabajos, preferentemente dibujos y acuarelas, pero también un óleo de grandes
dimensiones en el que jugó con los efectos lumínicos. Le bautizó como “Playa
de Portici”.
Representa una escena estival de playa con dos mujeres
en el centro rodeadas por otras ocho figuras de niños que juegan en la arena y mujeres tumbadas,
para cuya composición posaron su mujer, Cecilia hija del pintor Federico Madrazo,
y sus hijos. La imagen integra además distintos motivos de temática diversa.
Pura aventura
Mariano Fortuny murió en Roma en noviembre
de ese mismo año. Poco después, en 1875, "Playa de Portici” fue
comprado por un coleccionista particular norteamericano. Desde entonces, el cuadro sólo
se ha expuesto una vez en Nueva York en 1887 y otra en Barcelona en 2003/04 con motivo de la antológica
que le tributó el Museo Nacional de Arte de Cataluña al pintor de Reus.
La pinacoteca bilbaina ha conseguido que sus actuales
propietarios, herederos lejanos del coleccionista que lo adquirió, presten la obra durante
53 días, el período más largo que podrá ser contemplado por el público
en los últimos cien años.
El lienzo quedó envuelto en el misterio
al desaparecer de los circuitos comerciales tras su adquisición en la subasta del taller
de Fortuny en París en 1875 a pesar de ser una de las obras capitales de los últimos
años del artista de Reus.
Una playa singular
En la realización de este cuadro, Mariano
Fortuny utilizó una técnica si no enteramente impresionista, sí precursora
de la “pintura mediterránea” que, treinta años más tarde,
tendría como máximo exponente al valenciano Joaquín Sorolla.
En “Playa de Portici” predomina la luz de un cielo de intenso azul brillante
al tiempo que constituye una de las pocas obras que tienen como motivo un paisaje con la presencia
del mar como un novedoso elemento iconográfico en la carrera artística del autor.
De la correspondencia del maestro correspondiente
a su último año de vida se deduce que deseaba iniciar una nueva etapa de distanciamiento
de la pintura de estilo costumbrista que le obligaban a ejecutar sus marchantes acuciados por una
demanda basada en los gustos de la época: Colorido artificioso y ejecución preciosista.
Fortuny podría decirse que quiso
crear el impresionismo poco antes de que Monet realizara su “Impresión”,
cuadro que dio el nombre a la corriente pictórica. Hoy su pintura se distingue por la prodigiosa
perfección de factura y la jugosidad chispeante de su color. Su influjo es muy grande y sólo
en España han seguido su línea Zamacois, Jiménez Aranda, Moragas, Tapiró y Rico,
entre otros.
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