“ARQUIESCULTURA” O EL ARTE DE LA ARQUITECTURA
Museo Guggenheim-Bilbao.
Del 28 de octubre de 2005 al 26 de febrero de 2006. Lunes cerrado.
Comisario: Markus Brüderlin
Por Alberto López Echevarrieta
¿Hasta qué punto la arquitectura puede considerarse escultura?. ¿Es el propio
Museo Guggenheim-Bilbao una obra escultórica?. La respuesta la encontramos en la exposición
recién inaugurada en la pinacoteca vasca bajo el título de "Arquiescultura" que
agrupa ciento ochenta obras entre maquetas, pinturas y esculturas realizadas por sesenta artistas
y cincuenta arquitectos de todo el mundo.
Las cariátides en Atenas -ornamento y pilar de sustentación- constituyen uno de
los ejemplos más clásicos del espíritu de una exposición que trata
de establecer la relación que existe entre un oficio y un arte. Presentada ya en la
Fondation Beyeler , en Riehen, cerca de Basilea, en un edificio clásico, cobra en Bilbao
un valor añadido al ubicarse en el famoso edificio de titanio, donde no hay ángulos
ni muros rectos.
Las obras abarcan las épocas que van del neoclasicismo al contemporáneo con firmas
tan significativas como Frank Lloyd Wright , Frederick Kiesler o Cristina
Iglesias sin olvidar a Adolf Loos que, aislado completamente de la cultura arquitectónica
de su tiempo, estuvo en estrecho contacto con las vanguardias artísticas europeas que
comandaban Schönberg y Kokoschka . El arquitecto español Juan
Navarro Baldeweg está representado por su proyecto "Wang Wei" , mientras
que el estudio de Luis Moreno Mansilla y Emilio Tuñón con una
maqueta del Auditorio de la ciudad de León.
"Realmente -ha señalado Markus Brüderlin , comisario de la exposición
-, un arquitecto puede hacer una buena escultura. Eso me parece perfecto, pero la mayoría
de los arquitectos que han incidido en esta faceta del arte, con pocas excepciones, la han
utilizado como un test, una prueba o simplemente como un trabajo extraordinario dentro de su
esfera. Hay pocos profesionales que pueden hacer esculturas con un gran nivel de calidad como
el utilizado por Frank Gehry, pero creo que Gehry no llama arquiescultura a lo que hace".
La exposición está organizada de una forma cronológica iniciándose
con un detenido estudio de los antecedentes históricos que nos llevan de las pirámides
a pioneros de la escultura, como Brancusi , Maillol , Rodin y Matisse ,
representantes de los estilos que marcaron un hito: románico, clásico, gótico
y barroco. La entrada en el neoclasicismo está marcada por la obra del teórico
francés Etienne-Louis Boullée que propuso un nuevo tipo de arquitectura
basada en la experimentación de formas geométricas elementales y cargada de significados
morales y simbólicos.
Notable influencia tiene la obra de los vieneses Adolf Loos , tan crítico con el
movimiento secesionista de su capital, y sobre todo Joseph Hoffmann caracterizado por
el trato refinado de las superficies obtenido con decoraciones geométricas y delicadas
bicromías negras y blancas.
"La verdadera arquitectura es escultura" , dijo en cierta ocasión el escultor
rumano Constantin Brancusi sabedor como era de que su obra se consideraba modélica.
Era la época comprendida entre los "locos años 20" y la década de los
50 del siglo pasado que estuvo considerada como el triunfo sobre la escala. En la etapa cubista
topamos con la Bauhaus , el famoso instituto de Walter Gropius que transformó la
arquitectura en arte al tiempo que surgía la figura de Bruno Taut , uno de los
máximos exponentes del movimiento expresionista, y cuando se demostró que no
existía canibalismo entre arquitectura y escultura, sino una influencia positiva.
Mediado el siglo pasado surgió la gran era de la escultura abriéndose paso en una
revolución en la que Eduardo Chillida , con su visión de los espacios,
tuvo tan influyente protagonismo como Alberto Giacometti . El suizo, padre del arte
de instalación, "inventó" la escultura útil no muy lejana a la idea del
español Miquel Navarro representada por su "Ciudad muralla".
La exposición "ArquiEscultura" ocupa buena parte de dos plantas del Museo Guggenheim-Bilbao,
edificio en el que su autor, Frank Gehry , plasmó perfectamente el espíritu
de una muestra cuya visión resulta imprescindible no sólo para arquitectos y escultores,
sino también para quienes buscan respuesta a muchas preguntas relacionadas con ambas
disciplinas.
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