Guillermo Pérez Villalta . 2003-2005
Galería Soledad Lorenzo. Madrid. Del 13 de octubre al 12 de noviembre.
Por Mariano de Blas Ortega
LA APROPIACIÓN DE LA HISTORIA DE LA PINTURA
El arte, y sobre todo la pintura, se han de entender en los tiempos que corren, como una indagación
en el sedimento. Es la transformación de lo geográfico a lo estratigráfico.
En la pintura es más pertinente por sustentarse en una técnica que ya no es novedosa
y que implica una inversión en el tiempo de la mirada a la hora de elaborar la imagen.
Pérez Villalta (Tarifa, 1948) ha construido su carrera en una sucesión de apropiaciones
de la historia de la pintura.
Comenzó en los 70 con la apropiación del Manierismo, en el marco de la Nueva Figuración
Madrileña. Propuesta "estratigráfica" frente a la exploradora del Minimalismo o la
evolutiva del Arte Conceptual. El autor entonces planteaba una configuración de la imagen
pictórica sostenida en el dibujo en su acepción clásica, la de diseño
como instrumento del concepto en una indagación en la escuela florentina de la línea.
Y como si prosiguiera evolucionando en el tiempo acorde con la sintonía de la historia,
en la década siguiente se interesó por lo "veneciano", de la línea al color
y a la mancha barroca. Entonces coincidía con el "retorno" de la pintura de los expresionistas.
En los 90 gira hacia el clasicismo influido por su "Beca de Roma". En su momento este mérito
causó algún escándalo por el hecho de concederse a un "cuarentón";
pero él demostró que su edad era un grado más para aprovecharla mejor.
Ahora Pérez Villalta, en su madurez, construye estilísticamente mediante un exacto entramado
lineal en donde las figuras se superponen en definitorios claroscuros locales. Si se hubiera de seguir
con una referencia a la historia se pudiera denominar una parte de "gótico" y otra, de formato
más pequeño y separada del resto en el piso bajo de la galería, que recuerda al
giro "clasicista" del último De Chirico. La temática de las obras abarca desde la mitología,
el Antiguo y Nuevo Testamento, al medieval, a Ingres, a mandolinas cubistas y escalas de Jacob kiferianas.
Figuras en muchos casos deformadas en clave surrealista. En el catálogo surge por entre unos
barrocos curvilíneos marcos de accesos su imagen de fauno, después, Pérez Villalta
explica la elaboración iconográfica de sus trabajos en una enciclopédica estratigrafía
de la imaginería pictórica. Un trabajo sólido, interesante y apartado de modas
circunstanciales.
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