Mil Lubroth (1946-2005)Galería Annta. Madrid. Del 5 de Octubre al 11 de NoviembreAntológica y HomenajePor Julia Sáez-Angulo
La prestigiosa galería Juana Mordó en Madrid le abrió sus puertas para exponer desde sus comienzos en los 60, porque su pintura reflejaba una inquietud investigadora de asombrosas calidades matéricas y estaba dotada de gran energía cromática. Su informalismo, no exento de guiños y referencias, nos ha dejado unos cuadros llenos de intensidad y belleza. La pintura de Mil Lubroth refleja su mundo, con particulares alusiones a su pensamiento e inquietudes. Su obra está impregnada de insinuaciones sutiles o veladas, que con frecuencia aluden al pasado o evocan culturas milenarias del Mediterráneo oriental por las que la autora se mostró interesada. No en balde su última exposición en Madrid fue Ideas y Creencias en el Arte de las Tres Culturas (Annta Gallery, Madrid, 2004) Los cuadros de Mil Lubroth vienen a ser hermosos paisajes abstractos, crípticos, en los que la geometría y el gesto se dan la mano alternativamente en juegos formales, cromáticos y texturas drapeadas de gran efecto visual. Sus telas o tablas como soporte se ven recorridas a veces por toques de surrealismo o de visión onírica. La pintora americana sabía que el arte ha de sugerir e impregnar el espíritu más que representar la roma realidad. Su trabajo se tiñó siempre de una particular interpretación de la historia y la vida presente de los hombres, sin necesidad de acudir a la figuración. Mil Lubroth fue una artista original, independiente, francotiradora y solitaria en medio de su tiempo. Su gran sentido plástico a la hora de hacer, componer
y trabajar, nos ha dejado un legado pictórico valioso. Su biografía
de mujer inteligente, hermosa, sensible, refinada y culta, permanece y
se prolonga en su obra. Su pintura nace del misterio creador y se manifiesta
en la riqueza de la materia y su audaz sentido del color.
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Nº 16 - Diciembre de 2006 |
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