José Luis R. SolagurenColeccionista de ArtePor Julia Sáez-Angulo Una pinacoteca de más de medio millar de obras de arte y una biblioteca de veinte mil volúmenes, en respectivos edificios de tipo castellano, se unen a la bodega y vinoteca que José Luis Ruiz Solaguren, empresario de la restauración, ha instalado en la localidad de Rueda (Valladolid). Junto a su colección de arte figura la caja de limpiabotas con la que empezó a trabajar en Madrid Hombre hecho a sí mismo, José Luis Ruiz Solaguren (Amorebieta, Bilbao, 1928) pone, en sus tarjetas de presentación, después de su nombre, la palabra tabernero, como oficio y dedicación. Lo cierto es que cuenta en este momento con un emporio familiar de más de una decena de establecimientos de hostelería de primer nivel y llevados con acendrada exigencia. Junto a la bodega una bonita tienda donde se vende y despacha vino como degustación, además de objetos que llevan la imagen de identidad de Bodegas Antaño. Al lado, un doble edificio con la pinacoteca, donde José Luis exhibe todos los cuadros, esculturas, dibujos y grabados, que ha ido atesorando a lo largo de los años, fruto de una permuta de cóctel o banquete por obra, bien sea con artistas o con clientes, principalmente durante los años 60 y 70. Más de quinientas piezas componen esta colección dispersa, que merece un estudio para estructurarla con un argumento más museístico. Hay cuadros de Barjola, Grandío y una serie litográfica de Dalí. Por último una biblioteca con veinte mil volúmenes, en otro edificio, fue inaugurada por Camilo José Cela en el 2002, con libros de todo tipo, entre ellos la gran biblioteca de gastronomía que atesoró el doctor Martínez Llopis y que José Luis compró a sus herederos. La bodega tiene una galería abovedada más de dos kilómetros de longitud con numerosas ramificaciones y unos ocho mil metros cuadrados de superficie. Puede visitarse previa cita y, de hecho, recibe periódicamente grupos de diversa procedencia para sesiones de cata, que terminan en un almuerzo en mesas largas, a la vieja usanza de las ventas, donde se disfruta un sabroso menú de chuletillas y huevos fritos. En algunas rotondas o zonas más espaciosas de la bodega se han instalado las colecciones de cristales, cerámica u objetos etnográficos de José Luis, haciendo la visita más amena. En la parte alta exhibe una serie de trajes de torero y fotografías taurinas de Cano, entre las que no faltan las de Manolete. El espectáculo de los dos mil cristales en una asombrosa variedad de formas y colores, en medio del moho y ligeras telarañas que genera la bodega, resulta asombroso. |
Nº 8 - Febrero de 2006 |
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