Ida Vitale. El ABC De Byobu

AdamaRamada Ediciones. Madrid, 2005. 74 págs.

Por Julia Sáez-Angulo

La poetisa uruguaya ha residido en México junto a su marido, Enrique Fierro, de 1974 a 1984 y desde 1989 en Autin, en cuya Universidad él ejerce la docencia. Los poemarios de Ida Vitale más celebrados son: "La luz dela memoria" (1949), "Palabra dada" (1953), Cada uno en su noche (1960), "Oidor andante" (1972), "Jardín de sílice" (1980) "Parvo reino" (1984), "Sueños de la constancia" (1988), "Un invierno equivocado" (2000) y "Reducción del infinito" (2002).

La autora ha creado un personaje, Byobu, al igual que los budistas inscriben en sus tabletas un nombre nuevo, para el inverso nacimiento de la criatura en su muerte. Ida Vitale quiere que el personaje reviva en España como una criatura humana surgida en la letra impresa. "El ABC de Byobu" –trae a la memoria al rey Ubú, que resucitaron los artistas de la vanguardia de primeros de siglo en París- es una suerte de dietario o alcancía con pensamientos, inquietudes, reflexiones, dudas, consideraciones, críticas, análisis e incluso aburrimientos en su torpeza o indecisión.

El libro es un juego de escritura, de amor por la lengua, la palabra, su sonoridad, su ambivalencia o poder semántico, su elemento interior lúdico, algo que se representa en la afirmación: "Las palabras son un modo de organizar el tumulto interior, de estar mejor que solo, callado. A veces hay que hacerles cambiar su forma de andar por el mundo, el uso impuro a cuyo automatismo agamuzado nos habituamos".

"Sin pericia pardea el amor de los débiles, alcanza su crepúsculo lo que fue refulgente. Sin rayo verde". Ida Vitale es una buena escritora, tiene profundidad, aunque a veces juegue con la frivolidad como mejor máscara para sobrellevar la dureza de la vida.

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