Benjamin Biolay, el hombre que sabía demasiadoPor Xavier Valiño “Es un disco épico, un ciclo de canciones que abre con una secuencia, el tema que da el título al disco, y finaliza con los créditos del álbum, y que narra la vida de un personaje -que podría ser yo- durante un mes de verano. Hay una historia, una relación que acaba por no funcionar. Todo es personal, pero nada es autobiográfico”, añade de manera un tanto críptica. Biolay ha estado en boca de mucha gente desde que editó su disco debut, Rose Kennedy, con el que ganó el prestigioso premio Victoire De La Musique al mejor disco de 2002. “Perdí el premio la misma noche, así que no pienso en ello”, confiesa. “Era un disco conceptual sobre la familia Kennedy, aproximándome al mito shakesperiano que les envuelve”. Francófilos de todo el mundo le reconocen como productor y co-escritor de los dos primeros discos de Keren Ann y por las creaciones que ha compuesto para leyendas de la canción como Juliette Gréco, Françoise Hardy, Valérie Lagrange, Henri Salvador o Julien Clerc. Un talento inspirado por las musas de Serge Gainsbourg, con un empeño especial en lograr lo mejor de las voces femeninas, Biolay también le ha brindado su colaboración a su hermana pequeña Coralie Clément en sus tres exitosos discos, y se encargó de los arreglos de cuerdas en el último disco de Carla Bruni, Comme si de rien n’etait. “Antes de que empezara a cantar, me dijo que le gustaba Salle des Pas Perdus, el primer disco que hice con Coralie Clément, y Négatif, mi segundo disco. Cuando empezó a cantar, me dijo que si en algún momento necesitara un arreglista para cuerdas, sería sin duda yo”, comenta sobre su colaboración con la, de hecho, Primera Dama francesa. Crescendos dramáticos y refinados arreglos de cuerda seducen siempre con facilidad en el trabajo de quien creció en el seno de una familia melómana en Lion, aprendiendo a tocar el violín, la tuba y el trombón antes de haber cogido una guitarra. “Mi vida cambió rápidamente, Acabé mis estudios musicales y también fundé una banda con mi primo. Estábamos obsesionados con The Smiths, el disco Meat Is Murder particularmente”, recuerda de su anglofilia compuesta por una dieta idílica de Joy Division, New Order, Morrissey y XTC. De hecho, en los noventa, se unió a la banda de rock L’Affaire Louis Trio y colaboró con Colin Moulding, el componente de XTC, en el disco L’homme aux mille vies. De todos modos, fue John Lennon quien más le influyó. “Sigue haciéndolo. Fundamentalmente el periodo de The Beatles, obviamente, pero también los discos Plastic Ono Band, Imagine, Mind Games, Double Fantasy… Era mi guía cuando era niño”, comenta Biolay mientras llega a la conclusión de haber escuchado el White Album de los Beatles y el Songs In The Key Of Life de Stevie Wonder más veces de las que es capaz de recordar. Es necesario destacar que La superbe es un disco doble, un hecho excepcional en la era de las descargas digitales. Según el propio Biolay, “La superbe es un estado mental, una actitud. Trata de los tiempos difíciles en que tienes que reorganizar tu vida. Estoy volviendo a uno de mis primeros amores, Francis Scott Fitzgerald. Siempre he tenido la habilidad de ajustar cuentas con la gente pero, a estas alturas, estoy descubriéndome algunas verdades particulares. Musicalmente hablando, está hecho con el más sereno y delicioso abandono. Empecé con la idea de hacer un disco ‘urbano’ y acabó siendo un disco post-punk. Tenía unas 56 canciones y decidí conservar las mejores. Creo que da muy buen resultado como disco doble”, asegura el músico, quien paso semanas en unos estudios de grabación en Bruselas arropado por lo último de Alain Bashung y del trío británico White Lies. La superbe es un disco muy cinematográfico, como un sueño a modo de largometraje, repleto de personajes como “Miss Catastrophe”. “Es el estereotipo de mucha gente. Quería tener el referente de la típica rubia de una película de Hitchcock. Para mí, está pidiendo a gritos estar en una película”, comenta Biolay, que tiene una habilidad especial para transportar al oyente a lugares específicos en sus canciones. Entre las muchas canciones deliciosas que encontramos en el disco, “Tu es mon amour” recuerda el Gainsbourg Confidentiel de inicios de los sesenta, “La toxicomanie” se desliza en la dirección de Chet Baker, mientras que “Night Shop”, una canción que le debe mucho a The Beatles, incluye una recurrente trompeta del español Rubén Simeo. “Sólo tiene 17 años pero, en mi opinión, ya es el mejor del mundo”, enfatiza Biolay. “Cuando empieza a tocar la trompeta, aporta una radiante luz a la canción. Es, obviamente, un homenaje a “Penny Lane”, pero también a los Conciertos de Brandenburgo de Bach”. Protagonista de la escena musical francesa de la última década, el cantante ha trabajado también con Nova y Nada Surf y ha hecho giras por Latinoamérica, Alemania y España, entre otros. “Es un placer tener algo de éxito en otros países. Me encanta viajar y entretener a la gente y espero que así siga siendo”, dice Biolay, quién no considera necesario traducir sus letras para públicos no francófonos. “Se trata, en primer lugar y sobre todas las cosas, de música. Cientos de millones compraron los discos de The Beatles sin entender una sola palabra en sus letras. Quizás escriba algunas canciones en inglés si me apetece algún día”. |
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57 - Mayo de 2010 |
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