Falstaff, cierre de temporada de ABAOPalacio Euskalduna de Bilbao, 22, 25, 28 y 31 de mayo de 2010Michele Pertusi incorpora al orondo cornudoPor Alberto López Echevarrieta Las picardías de un personaje como Sir John Falstaff han sido siempre buena base para la creación de obras maestras, bien sean literarias – Las alegres comadres de Windston y Henry IV, de William Shakespeare-; cinematográficas –Campanadas de medianoche, de Orson Welles- y musicales, como es el caso de esta obra de Verdi en tres actos, compuesta en 1893 y que cerró su brillantísima etapa operística. Resulta sorprendente el giro que Verdi dio a su capacidad creadora en su última etapa, ya que, tras habernos ofrecido seis años antes una tragedia de las características de Otelo, se decidió por un asunto cómico para el que aportó una música alegre y relajada que se apartaba de su estilo. El público de la época llegó incluso a dudar de su autoría, aunque la maestría de algunos de sus pasajes convencieron a todos de que el compositor seguía en plenas facultades. No era la primera vez que Verdi abordaba el género cómico. Lo hizo antes, durante el triste período de su vida en el que perdió a su mujer y a sus dos hijos. No tuvo éxito en aquella ocasión y por eso se apartó de la música ligera para adentrarse en temas trágicos con el resultado por todos conocido. Examinando algunas de sus cartas se aprecia el malestar que sentía cuando algunos críticos le encuadraban en un determinado estilo incapacitándolo para componer temas ligeros como óperas cómicas. Tenía 78 años cuando el libretista Arrigo Boito le propuso hacer una adaptación de los textos de Shakespeare en torno a uno de sus personajes más entrañables, el pícaro Falstaff. Verdi rechazó la propuesta en un principio, pero luego quedó prendado del protagonista y de la calidad del texto. Finalmente aceptó sin darse mucha prisa en la composición. “Es un pasatiempo para mí –decía en una carta-, y no tengo planes preconcebidos sobre esta obra”. Cuando, en 1892, la ópera quedó acabada todos coincidieron en que estábamos ante uno de los trabajos más importantes del autor. Lo confirmó el brillante estreno que tuvo lugar en la Scala de Milán el 9 de febrero de 1893 y la inmediata difusión que tuvo lugar de inmediato por los principales teatros de Europa. El éxito de Falstaff fue providencial, ya que supuso el renacimiento de la ópera bufa, un género que estaba en plena decadencia. Pero a la vez sirvió para deshacer la idea de que la capacidad creativa de Verdi había menguado en su ancianidad. El maestro reverdeció en sus laureles demostrando que su mente estaba despierta como en sus mejores momentos. El 13 de abril de 1893 viajó a Roma para asistir triunfalmente a la reposición de Falstaff, siendo recibido por el rey Umberto I. Su estancia en la capital italiana sirvió para que le concedieran la ciudadanía de honor de la ciudad. Un año más tarde asistiría al estreno de Falstaff en la Opéra Comique de París repitiendo el triunfo. La versión que ofrece ABAO como colofón a una brillante temporada completada por Norma, Billy Budd, Faust, Ernani, Un ballo in maschera y La nozze di Figaro, tiene una producción del Teatro San Carlo de Nápoles y escenografía de Arnaud Bernard. El barítono italiano Michele Pertusi, ya conocido en este escenario, incorpora al orondo cornudo, mientras que el cuarteto de féminas –Amarilli Nizza, Manuela Custer, Ewa Podles y Lissete Oropesa- debutan en la plaza encarnando a Alice Ford, Meg Page, Mrs. Quickly y Nannetta respectivamente. Interviene el Coro de Ópera de Bilbao a cuyo frente está Boris Dujin y la Orchestra Teatro Regio di Parma dirigidos por Marco Armiliato. Previa a la representación, el día 21, Rafael Banús, director y presentador del programa “El fantasma de la ópera” de Radio Clásica de RNE, pronunciará una conferencia como introducción a Falstaff. |
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57 - Mayo de 2010 |
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