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Björk, tomando concienciaPor Xavier Valiño Lo último que ha editado, casi como un disco más de su discografía oficial, ha sido la banda sonora del nuevo film de su pareja, Matthew Barney, Drawing Restraint 9, que se estrenó mundialmente en junio en Japón. “Fue un alivio realizar un proyecto que no se centra exclusivamente en mí. Me encanta ser una cantante y autora muy personal, pero también me agrada ser científica o exploradora”, asegura. Eso, en cuanto a la banda sonora, porque también ha visto la luz este año un álbum cuyas ventas se destinarán al Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). Se trata de una colección de versiones y mezclas de su canción de 1995 “Army Of Me” (el sencillo de Björk más versionado de todos los tiempos). La cantante colocó un mensaje en su página web para pedirles a sus admiradores que le enviaran sugerencias. De 600 que le llegaron, escogió 20. Con su letra desafiante (“Y si te quejas otra vez, te las verás con un ejército de seres como yo”), la canción es típica de Björk: brutal y tierna a la vez, y ha inspirado una extraordinaria variedad de interpretaciones, desde metal extremo canadiense hasta country. Dice que ese hecho la subyugó: “Estaba en un duodécimo piso en Manhattan oyendo todas las versiones. De pronto, entendí que en todos los dormitorios en todo el mundo hay mucha gente ocupada con tantas cosas. Después de eso, dejé de pasar frente a las casas pensando ‘en este sitio todos son adictos a la televisión y llevan una vida mundana’”. El disco, con fines benéficos, le ha llevado años de planificación, pero el catalizador fue la devastación causada por el tsunami en el sureste asiático. ¿Por qué cree que las personas respondieron de manera tan contundente en este caso, mientras que otras emergencias humanitarias son ignoradas? “Creo que se debe al hecho de que el desastre ocurrió un mes después de la elección de Bush. La catástrofe hizo que la gente pensara que realmente tenía poder para reconstruir las cosas, que podían marcar la diferencia. Por primera vez, desde la guerra de Vietnam, parece haber un sentimiento universal entre los seres comunes: que no están de acuerdo con las personas que dirigen el mundo”. Björk es una “anarquista punk” confesa. Dice que la guerra en Irak la politizó. “Yo, que no soy muy asidua a las noticias, de pronto comencé a seguir los acontecimientos día a día, para saber qué pasaba. No sé los demás, pero en mi caso, al hacer cualquier cosa, al cenar con músicos o trabajadores (muchos de mis familiares son electricistas o carpinteros), todos hablaban de su desacuerdo o acuerdo con la guerra. Todos tenían una posición. Así que, aunque ha sido muy destructiva y desastrosa, el lado bueno es que la gente realmente quiere expresar su opinión”. “Muchas veces me obsesiono con tonterías que a nadie más interesan. Es parte de mi carácter. Así que esta vez me entusiasmé por algo que preocupaba a todos los demás. No voy a hablar como si supiera de política, porque soy una aficionada, pero quizás pueda ser una portavoz de la gente que normalmente no se inmiscuye en la política”. Medulla ha sido, hasta ahora, su producción más política, pero de manera única, en un disco a capella que presentaba sólo voces humanas: canto tirolés, beatbox, música coral islandesa. Según dice, fue una manera de contrarrestar “el estúpido racismo y patriotismo estadounidense” después del 11 de septiembre. “Fue mi manera de decir: ‘¿Qué pasa con el alma humana? ¿Qué pasó antes de que nos viéramos inmersos en problemas como la civilización, la religión y la soberanía?’”. Otra gran influencia en los últimos tiempos para Björk ha sido la gestación y nacimiento de su hija Isadora. “Tomé verdadera conciencia de mis músculos y huesos. El cuerpo toma el control y hace cosas increíbles”. Björk, quien ahora tiene 39 años, es un ejemplo de madre moderna cuyos hijos están distanciados por una brecha generacional. Su hija tiene tres años y su hijo (Sindri) tiene 18. “Es interesante para mí criar una hembra. Uno va a la juguetería y los personajes femeninos que hay allí (Cenicienta, la Bella Durmiente) tienen por tarea principal hallar al Príncipe Azul. Y me digo: ‘¡Un momento! ¡Estamos en 2005! Hemos luchado tanto para tener voz y no solamente vivir a través de nuestras parejas y, sin embargo, todavía vemos niñas de dos años recibiendo este mensaje de que lo único importante es hallar un vestido asombroso para que un chico te quiera’. Es algo que mi madre me decía cuando yo era pequeña, tanto que yo casi vomitaba, pero tenía razón”. También tiene clara su postura acerca del equilibrio entre familia y trabajo. “Es increíble cómo la naturaleza prepara a las hembras para encargarse de la gente y sin embargo es difícil para ellas hacerse cargo de sí mismas”. Un poco para su asombro, la cantante está adquiriendo cierto interés en los derechos de las mujeres. “Últimamente he observado que es más difícil para mí y mis amigas manejar las cosas que para los hombres. En los noventa había mucho optimismo: creímos que finalmente habíamos alcanzado la igualdad de derechos para mujeres y hombres... y, de pronto, todo se hizo trizas. Creo que es la primera vez, en las cientos de entrevistas que he concedido, que me monto en el tren del feminismo. En el pasado siempre intenté cambiar el tema. Pero creo que es tiempo de abordar estos asuntos”. ¿Le inspirará esto nuevas canciones? “Definitivamente, se está fermentando dentro de mí. Si Medulla puede considerarse como mi pronunciamiento personal acerca de la política, tal vez mi siguiente trabajo resulte ser mi percepción excéntrica del feminismo. Es como una gran insurrección, ya sea la revolución en Francia o lo que fue el punk para mí en los años setenta: uno rompe con toda la corrupción y al diablo con lo malo. Así puedes comenzar cosas nuevas. Pero según la ley de la naturaleza, todo vuelve a la calma, así que debemos revisarnos constantemente. Nunca debemos decir: ‘Bueno, superé la corrupción y todos alcanzaron la igualdad’. ¡Es posible que me vuelva feminista ahora, a mis años!”. |
Nº 8 - Febrero de 2006 |
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