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Rachel Whiteread, memoria sin recuerdo

Título exposición: “The Unilever Series: Rachel Whiteread. Embankment”
Lugar: Tate Modern. Londres Fechas: 11 de octubre 2005, 1 de mayo 2006

http://www.tate.org.uk/modern/exhibitions/whiteread
http://bruto.muzaidin.com
http://www.artcyclopedia.com/artists/whiteread_rachel.html

Por Mariano de Blas Ortega

Rachel WhitereadCuando la madre de Rachel murió, su hija encontró una vieja caja de cartón entre sus pertenencias. Ella la recordaba muy bien, la recordaba por que en ella  guardaba los adornos navideños, entonces estaba al lado del cajón de los juguetes y de los juegos de mesa apilados. Después sus bordes se comenzaron a romper y los logotipos que la cubrían comenzaron a desvanecerse y la tapa comenzó a brillar con todas las cintas adhesivas sucesivamente usadas para envolverla a lo largo de los años. Después Rachel se marchó de casa y su vida cubrió y volvió a cubrir ese recuerdo, hasta ocultarlo completamente. 

Rachel Whiteread (Londres 1963) comenzó estudiando pintura (Brighton Polytechnic) para pasarse a la especialidad de escultura (Slade School of Fine Art). Se dio a conocer rápidamente después de que con su primera exposición individual ganara a continuación el prestigioso premio Turner en 1993. Cuatro años después ya representó al Reino Unido en la Bienal de Venecia.

Trabaja con moldes en diversos materiales sobre objetos y casas. Emplea escayola, resina, goma de caucho, poliestireno, fibra de vidrio, cemento dental… Con ello revela lo que hay debajo de la superficie de los objetos cotidianos, logrando que se perciba lo extraordinario que yace bajo lo ordinario. El resultado va más allá de la representación literal. Sus obras, casi-objetos, resultan vagamente familiares pero al mismo tiempo, intrigan con su apariencia surreal. Sus piezas no son esculturas, no son reproducciones fundidas de un algo volumétrico sino el espacio que lo circunda. Atrapando este espacio Rachel Whitereaddescontextualizando, la forma  logra que lo cotidiano cobre carácter de simbólico (lo que en realidad es), el molde de un baño se convierte en un sarcófago; el de la pila de una cocina en una bautismal; el interior de una bolsa agua caliente en un torso de las Cíclades, en el origen de la escultura clásica.

Pero en la revelación de volúmenes vetustos es donde Whiteread muestra con mayor fuerza  los ‘lugares’ que crean en su interior esos contenedores del tiempo, de las memorias, incluso las olvidadas ya por todos, que son los objetos y las viviendas que con su forma ‘contienen’. Son ‘memoria sin recuerdo’, porque ya nadie posee esos recuerdos pero se entiende y sabe que esos objetos y viviendas ‘contienen recuerdos’ para otras personas ausentes, aunque nadie ya los identifique. Whiteread consigue algo similar a lo que transmiten las ruinas y objetos arqueológicos. Se saben que son el recuerdo de algo y de alguien pero nadie sabe ya leerlos, al menos en el sentido de compartir las emociones que esos recuerdos conllevan. Es muy hermoso que Whiteread lo transfiera a los objetos  y casas que, si bien, no son importantes porque no tienen ni la antigüedad ni la relevancia requerida son, también, portadores de no-recuerdos. La historia de la vieja caja de su madre se puede extender a la de cada uno. Rara es la persona que no tiene o redescubre, objetos y ‘cajas’ absolutamente inservibles para los otros, pero que para uno son inestimables porque ‘contienen’ emociones, es decir, disparan recuerdos muy profundos e íntimos cuando se está en presencia de ellos. Las personas que nos quieren ya no los comparten pero saben que son o fueron importantes para el otro. Es el paso del recuerdo al contenedor de la memoria sin recuerdo. El Premio Turner le fue otorgado por su “Ghost” (fantasma), el molde del interior de una vieja pequeña casa adosada condenada al derribo. Es decir, no realizó el molde desde el exterior de la casa, sino desde el interior. En el 2000 lo hizo con una librería, con sus estanterías y libros para el Monumento a la Memoria del Holocausto en Viena. Su trabajo así transfiere la experiencia personal, el ámbito de la memoria sin recuerdo de las personas que recuerdan y quieren al que poseyó ese recuerdo, al de la categoría de lo colectivo. En una ecuación que va desde el (recuerdo en un individúo)+(memoria sin recuerdo de un individuo recordado por las personas que le quisieron)= (memoria colectiva que valora esa memoria sin recuerdo), la memoria que compartimos  como colectivo atesorando las memorias sin recuerdo de los individuos. Esto resulta trágico y sobrecogedor cuando la memoria sin recuerdo evoca las vidas segadas violentamente.
Whiteread 
Ahora en la Sala de Turbinas de la Tate Modern en Londres, Rachel Whiteread ha creado una inquietante instalación bajo el título de ‘Embankment’ (dique). Partiendo de la vieja caja que reencontró en casa de su madre, escogió diversas cajas, las llenó de escayola, quitó la cubierta y dejo al descubierto el interior de esa cubierta en todos sus detalles, entonces procedió  a usarlos como moldes de multitud de cajas blancas. Pretende con ello que sean fantasmas del espacio interior, impresiones positivas del espacio negativo. Para preservar su cualidad de contenedores, de cajas, los ha producido en polietileno translucido que revelan las incidencias de su interior. Al mismo tiempo, al reproducirlos por miles pierden su cualidad de objetos preciosos. Al comienzo de la realización del proyecto, Whiteread se acordó de la escena final de la película “En busca del Arca perdida” (1981) de Spielberg, en donde la caja que contiene el Arca se deja en un enorme almacén de miles de cajas para condenarla al anonimato del olvido.

La instalación se enmarca en un espacio enorme que la contiene. Este espacio está contenido en un no-recuerdo, en el lugar de la antigua Central Eléctrica reconvertida en Museo. Como la Sala de Turbinas ha conservado elementos de la antigua central, como poleas colgando, el color del hormigón de las paredes, la evocación resulta evidente. El visitante, sobre todo el que accede por la rampa central, se interna cada vez más en un laberinto de cajas blancas apiladas en torres que unidas forman pasillos laberínticos. Inicialmente la artista quiso hacer un enorme monumento casi escultórico con las cajas, pero al final ha devenido en un antimonumento, un mostrar el colapso como paisaje. Incluso el título, ‘Embankment’ no sólo se refiere a la localización de la Tate, al lado del dique con el río, sino a la forma del dique mismo, una suerte de bloques apilados formando una barrera. Rachel Whiteread

Esta apilar tiene referencias al concepto de museo, en donde se acumulan las obras de arte. Su formato es muy contemporáneo, las cajas, en un blanco transparente hacen referencia a la estética minimalista que en el espacio ‘escultórico expandido’ (término acuñado por Rosalind Krauss) establece una relación entre el visitante y el espacio ocupado, por lo que parecen ser objetos mínimos, con esa ambivalencia de prístina elegancia y producción impersonal en masa. Pero en este caso, con Whiteread (que significa ‘lectura blanca’) lo impersonal se torna en un acercamiento cálido al ser humano. Primero por el carácter de  la textura del material, son el interior de esas cajas viejas portadoras de memoria sin recuerdos, las huellas del uso humano. Segundo, están apiladas en un cierto orden y desorden produciendo unos recorridos que generan unos espacios muy especiales de tal manera que el visitante se siente en un ‘lugar’. No es un almacén de cajas, sino que unas cajas se han transmutado en un luminoso espacio misterioso, como esas nubes en las que se suponen que habitan los ángeles y los justos en el cielo. Desde luego la experiencia que se tiene en el ‘Embankment’ es de una inquietante belleza, una elegancia formal que se empaña con la emoción al conocer el origen de las cajas. Es entonces cuando aparece una cierta melancolía, y es que todos tenemos de alguna manera una vieja caja llena de recuerdos que algún día será la memoria sin recuerdos de otros.    

Los recuerdos nos son evocados por objetos y lugares que habitamos. Se guardan en cajas y viviendas.  Después de que se desaparece, las otras personas que nos han conocido y querido saben que esas cajas y esas habitaciones contienen recuerdos del que ya no está. Resultan importantes porque lo fueron para esa persona desaparecida pero para los otros son contenedores de memoria sin recuerdos. La exposición de Rachel Whiteread trata del recuerdo contenido en un contenedor, la caja. Ahora, ya clausurada, la exposición es en sí misma una memoria sin recuerdo para los que no la han visto pero que le es relatada por alguien para el que es un maravilloso recuerdo, una experiencia atesorada.

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Nº 11 - Mayo de 2006

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