Jean Sévillia: Históricamente incorrecto (Para acabar con el pasado único)
Editorial Ciudadela, Madrid 2006. 398 págs.
Por Iván Gallardo
Juzgar de manera retrospectiva los acontecimientos resulta
bastante cómodo, tan cómodo como los que ahora, en el siglo
XXI, se volvieron antifranquistas cuando el dictador llevaba más
de treinta años muerto. Para los poderes mediáticos el anacronismo
es rentable, porque sustituye la ciencia por la ideología y la
crítica rigurosa por la consigna y el eslogan. Es la victoria del
maniqueísmo
de lo políticamente correcto, que anula la complejidad de la historia.
En el "debate público" se acude constantemente a la historia:
cuando unos islamistas cometen un atentado se habla de las cruzadas, cuando
el Papa defiende ciertas posturas se cita a la Inquisición, cuando
es noticia la valla de Ceuta o Melilla aparece el colonialismo...
Cada vez hay más gendarmes del pensamiento (televisión,
prensa, artistas, profesores) convertidos en inflexibles guardianes de
la decencia histórica que trasmiten versiones manipuladas del pasado.
Y todo lo que altere la versión oficial es silenciado o vilipendiado.
De este modo, hechos y periodos históricos problemáticos
respecto a la corrección actual impuesta son ignorados. Y cuanto
más de demonizan o falsean sociedades, personajes o épocas
enteras, más debe uno justificarse de no mantener con ellos ninguna
solidaridad. Esta instrumentalización del pasado afecta a todos
los ámbitos, a derecha e izquierda, pero alcanza su cenit en los
manuales escolares y en los medios de comunicación.
Entonces, ¿cómo sacudirse este yugo? Seguramente leyendo
a los historiadores que se han encargado de trabajar con independencia
y rigor sobre el pasado. Pero mucha gente puede tener dificultades para
conocer sus obras, sobre todo si contradicen los clichés imperantes.
De ahí la importancia de este libro de Jean Sévillia, que
ofrece una brillante síntesis de las investigaciones más
recientes sobre los prejuicios y lugares comunes habituales sobre la historia.
Y la sorpresa resulta mayúscula a medida que se avanza en la lectura,
porque uno se vuelve consciente de la cantidad de errores e ideas preconcebidas
que arrastra desde la escuela y que la propaganda de forma interesada
se ha encargado de apuntalar día tras día. Adentrarse en
este libro supone adquirir un casi perpetuo estado de perplejidad a medida
que Sévillia se encarga de ir desmontando mitos o de alumbrar aspectos
desconocidos hasta ahora, mientras uno piensa constantemente "¡Esto
no me lo contaron!"
El libro no es exhaustivo, por lo que Sévillia se ha visto obligado
a elegir, pero muchos de los temas que no se han tratado esta vez –Mayo
del 68, el tercermundismo, la comparación entre comunismo y nazismo-
ya se abordaron en Le terrorisme intellectuel, (Perrin, 2000.),
una obra que complementa perfectamente esta que hoy nos trata. Dividido
en dieciséis capítulos Históricamente incorrecto
es un viaje a través de las mayores deformaciones de la historia
de Francia desde épocas anteriores a la formación de la
nación hasta la descolonización, con algunas escapadas fuera
de las fronteras, como en las secciones dedicadas a los Reyes Católicos
o al asunto Pío XII. Hay que advertir que los diversos capítulos
no ofrecen un relato completo de las épocas estudiadas, sino que
desenmascaran las ideas preconcebidas que las afectan o informan sobre
todo aquello que se ha silenciado porque molestaba a la versión
oficial. Y todo esto de una manera clara y asombrosamente didáctica.
¿Qué sucedería si nos dijesen que la Edad Media no
fue la "época oscura" que nos presentan? Que lo que nos
han contado sobre los derechos feudales es una leyenda, que en Francia
nunca existió el derecho de pernada o que los siervos no eran hombres
libres, pero tampoco esclavos. ¿Y si las cruzadas no fueron una
explosión de intolerancia sino también una respuesta a la
expansión militar del islam.? ¿Y si los cátaros no
fueron solo esas inocentes víctimas del intransigente catolicismo
sino también una secta peligrosa capaz de aniquilar a la población
de Pujols en 1213? ¿Quién sabe hoy que la Inquisición
fue una justicia metódica, formalista y mucho menos dura que la
civil? Que desde el punto de vista judicial resultó un progreso
en donde el procedimiento se basaba en la investigación, el control
de la veracidad de los hechos y la búsqueda de pruebas. Que las
penas capitales que dicta son significativamente más escasas que
las del brazo secular, que los detenidos tenían derecho a presentar
testigos, apelar decisiones y recusar al inquisidor...Baste con decir
que la mayoría de la gente prefería ser juzgada por la Inquisición
antes que por la justicia civil. ¿Y si nos demostrasen que los
Reyes Católicos no fueron antisemitas y que la tolerancia musulmana
es un mito? ¿Por qué estigmatizar la noche de San Bartolomé
sin denunciar también la intolerancia de los hugonotes? ¿Por
qué no se habla también de la intolerancia y del racismo
de los principales filósofos de la Ilustración? ¿Por
qué nunca se citan algunas de sus afirmaciones? "Es conveniente
que el pueblo sea guiado y no que sea instruido, no es digno de serlo",
"La raza de los negros es una especie de hombres diferente a la nuestra"
(Voltaire) "[la esclavitud] en ciertos países está
fundada en la razón natural" (Montesquieu) ¿Y si la
Revolución francesa abrigase aspectos totalitarios luego imitados
en el siglo XX por fascismo y comunismo? ¿No habría también
que estudiarlos? ¿No convendría explicar por qué
alguien como Flaubert dijo sobre la Comuna de 1871 que "se debía
haber condenado a galeras a toda la Comuna y obligar a estos sangrientos
imbéciles a desescombrar las ruinas de París, cadena al
cuello, como simples presidiarios"? ¿Y si la trata de negros
se hubiera inventado en el siglo VII con la conquista árabe y solo
fue posible en su apogeo gracias a la complicidad de potentados y mercaderes
negros? Merece la pena saber también esto. ¿Y si el Partido
Comunista francés hubiese sido el primer colaboracionista con los
nazis? "¡Todo antes que la guerra, todo! Incluso el fascismo
en España, incluso el fascismo en Francia, incluso Hitler"
"Fraternidad franco-alemana. Las conversaciones amistosas entre trabajadores
parisinos y soldados alemanes se multiplican. Nos alegramos de ello. (14
de julio de 1940)" ¿Por qué callar que todos los resistentes
no eran de izquierdas y que todos los colaboradores no eran de derechas?
Ahora que los políticos nos dicen a los ciudadanos cómo
fue el pasado y cómo hay que recordarlo es necesario preguntarse
para qué les sirve a los poderes establecidos esta manipulación
histórica y cómo puede uno sustraerse a ella.
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