Esencias. Colección Ernesto Ventós de Arte Internacional.
Sala de Exposiciones del Museo de Pasión. C/ Pasión. Valladolid. Hasta
el 19 de febrero. Horario: martes- domingo de 12:00 a 14:00 y de 18:30 a 21:30
por Angela Rubio Rojo
El comisario de la exposición no podía ser otro que el ideólogo y creador de
la colección que se nos presenta, Ernesto Ventós. Proveniente de una familia dedicada
durante generaciones al mundo de las fragancias, se crió entre esencias que le ayudaron a
desarrollar una sensibilidad especial. El germen de la colección se encuentra en Suggestions
olfactives, una original exposición organizada en 1978 por la Fundación Joan Miró.
En ella, se exhibían toda clase de artilugios que despedían olor creando un ambiente
enormemente sugestivo y evocador. Esto, le proporcionó a E. Ventós una interesante
y novedosa idea: exponer cuadros sobre olores con el objeto de unir sus dos grandes pasiones: los
perfumes y las artes plásticas.
El desarrollo de la colección
no fue fácil; tras escribir varias cartas a pintores y escultores y llamar a la puerta de alguna
galería de arte, no es hasta que logra entablar amistad con los propios artistas cuando consigue
la comprensión e implicación de éstos en su proyecto. Es por tanto, una colección
creada por encargo. En ella nos encontramos con obras de artistas de muy diferente carácter como
Alfredo Jarr, Bram Bogart, Christo, Eva Lootz, Georg Herold, ean Scully o Cveto Marisc lo que hace que
la heterogeneidad sea uno de los principales caracteres de esta colección.
La exposición nos muestra
en dos salas la obra en diferente formato y técnica de más de medio centenar de artistas
en las que vamos descubriendo las semejanzas que hay entre el proceso creativo de un perfume y una obra
plástica. Ambos requieren mucho tiempo de elaboración mental primero, material después;
una fuerte inquietud que les lleva a experimentar; un profundo amor por lo que hace y el olor como fin
en el primero, inevitable en el segundo.
Esto queda perfectamente plasmado en uno de los mayores aciertos de la exposición, las cartelas;
en ellas aparece, además de la ficha de la obra, una breve explicación de cada
artista al respecto. Así Andrew Bich nos habla del olor a cera fundida como evocador de una
jornada de arduo trabajo.
De la primera sala (planta baja)
destacamos Metz, creada en 1994 por Georges Rousse en la que aparece una estancia vacía,
blanca y sobre esta imagen un mosaico de colores fuertes creando un marcado contraste entre incoloro
y saturado de color, entre vacío y lleno, calma e inquietud, reflejando así, la impresión
de caos que tuvo el artista al entrar en esa estancia por primera vez. Por otro lado intenta evocar
la disparidad de olores que impregnan las fábricas abandonadas.
Yasumasa Morimura es el autor
de Tour Parrots, un hermoso homenaje a Frida Kahlo en el que podemos “percibir” diferentes
olores. Ninguna obra de la muestra desprende olor alguno, pero es esta quizá, la que mayor
pode evocador posee consiguiendo trasladarnos a un bosque exótico.
De la segunda sala (primera planta)
resulta inevitable destacar la obra de Darya von Berner en la que aparece una enorme rosa
como plasmación arquetípica del alto poder estimulador que ejercen los olores en el
cerebro y su profunda vinculación con la memoria y los procesos de asociación. Al
ver esta obra ¿quién no recuerda la primera vez que disfrutó del embriagador
aroma de una rosa?
En la fotografía Self
Portrait realizada en 1988, John Coplans nos muestra en primer plano una de sus manos semicerrada
como una flor evocando el perfume que nos ponemos para ser recordados. El perfume por el que quiere
ser recordado es su propio arte porque este, es más duradero que cualquier fragancia.
Resultan también originales
las obras de Chistian Sery y Bran Bogart por su poder expresivo y estimulador ya que no solamente
despiertan nuestro sentido del olfato sino también el tacto y el gusto.
Estos artistas interpretan plásticamente
la inhalación de su mundo y nos lo muestran, ayudándonos a recordar que el olor es
esencial en la percepción del mundo que nos rodea, que todo en la vida evoca un olor y este
nos transporta a la “esencia” de nuestro ser y de lo que hemos vivido.
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