Pipilotti Rist: Pröblemäs buenös.
            
          4 obras de Pipilotti
          Rist y amigäs
	 Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León. León. 
	      
	     Del 17
     de diciembre del 2005 al 16 de abril de 2006
	 Por Mariano de Blas Ortega 
	 Artista suiza nacida en 1962, Pipilotti Rist aboga por un arte total mediante la video creación.
	     Comenzando por su nombre, del más formal Elisabeth Charlotte al de Pipi (Pipi Calzaslargas)
	     y Lotti (diminutivo familiar), y continuando por su cuerpo y persona como elemento iconográfico
	     de su obra, amén de que ella interpreta los fondos musicales, Rist combina un irónico
	     pero serio mensaje feminista con una coreografía en un alarde de colores potentes, saturados
	     de cromatismo y un ritmo formal trepidante pero sumamente efectivo, tanto a la hora de comunicar
     como de entretener. 
	La exposición consta de cuadro vídeos en el recinto del museo, más uno en un
	     bar. 
	El primero se titula Supersujektiv (Supersubjetivo). Realizado en 2001, durante una estancia
	     de la artista en el Japón, es una gigantesca proyección en ele que arranca con un
	     enfoque cercano de objetos (gotas, rugosidades de troncos, rejas y ventanas) que aparecen bajo
	     un tratamiento "objetivo", más propio de un análisis científico para, a continuación,
	     aparecer por un desagüe a un bosque, saturando las imágenes de cromatismo, generando
	     una coreografía de colores y formas.  Así parece como si la visión objetiva
	     se transformara en visión estética. Al tiempo, las imágenes van acompañadas
	     por un sonido hipnótico, un bucle musical compuesto por la propia Pipilotti cantando en
	     inglés y una voz masculina en japonés. Ese sonido ayuda a construir un espacio envolvente. 
	Continúa con Related Legs  (Piernas Afines). También de 2001, muestra alternativamente
	     imágenes de mujeres y de objetos, evanescentes trapecios azules, nunca el tiempo suficiente
	     cómo para que podamos comprender su significado. El tiempo y el espacio se rompen distorsionando
	     la escala. Referencias obvias con nuestros recuerdos, la memoria distorsionada del pasado. Incluso
	     a la existencia misma, un espasmo de tiempo tan corto, como para no comprender el significado de
	     nuestra vida. Pipilotti emplea su repertorio formal acostumbrado, elementos figurativos que se
	     tornan abstractos mediante la distorsión formal y cromática. Saturación cromática
	     hasta hacerse parecer alucinógena en un mar de colores sensuales y sonidos psicodélicos,
	     asimismo interpretados por la artista. 
	 La tercera en el recorrido es Apple Tree Innocent on Diamond Hill (Manzano Inocente en la
	     Colina del Diamante). El Paraíso es evocado en un árbol del que cuelgan diferentes
	     objetos sobre los que se proyecta un conglomerado abstracto de formas y colores que crean un sugerente
	     juego de luces, sombras y reflejos. Rist lo monta sobre la proyección invertida de una costa
	     marina tratada con un gran angular. Los móviles de Calder recovertidos en psicodelia. En
	     este momento, se podría recordar a los Beatles cantando " Lucy on the sky of diamonds .." (Lucía
	     en el cielo de diamantes). Una vez más la psicodelia, pero mediante el sano, por esclarecedor
	     y estimulante, medio del hacer discurrir del arte, y no por las drogas. 
	El cuarto es el más famoso. Homo Sapiens Sapiens  fue realizado y expuesto en la Bienal
	     de Venecia del pasado 2005. Se montó en el "incomparable marco" de la Iglesia de San Stae
	     a orillas del Gran Canal. Se proyectaba sobre la cúpula abovedada central en convivencia
	     con los frescos propios del recinto mientras que el devoto visitante se tumbaba en unas colchonetas,
	     conectadas como las ramas de un árbol, para contemplar el vídeo.  Lo que veía
	     eran dos mujeres desnudas, Pipilottis cuasi  ninfa jugando con frutas y testículos,
	     en un paraíso perdido con sus habituales colores pop psicodélicos. En ese momento
	     la idea de que los museos son los lugares devocionales del presente sustituyendo a las iglesias,
	     parecía subvertirse al retomar la iglesia semejante función (como ocurre cuando una
	     iglesia es recorrida como una museo, una obra de arte). Pero como parece que sea la intención
	     de la iglesia contemporánea el alejarse del arte (el que tiene relevancia), enseguida unas
	     pías manos colocaron un cartel en donde se recomendaba que no se entrara allí. Ahora
	     en el MUSAC, a un tiro de piedra de la catedral gótica y del románico Panteón
	     Real de San Isidro realizados obviamente en el pasado. También sobre el suelo, con las colchonetas,
	     pero sobre la fría arquitectura del cemento moderno. Evidentemente no hay ningún
	     cartel admonitorio. 
	Pipilotti siempre ha sido capaz de mostrar su cuerpo sin que la aparente escatología del tema
	     resultase desagradable y menos aún escandalizadora (por lo menos para ciertas mentes no
	     retorcidas o inmaduras): con Blood Clip (Vídeo Clip de Sangre), la menstruación;
	     con Ever is over ever all (El Principio es el Final Principio Todo), la artista alternaba
	     su orificio bucal con el anal; o con Purple Porno  (Porno Violeta), una pareja hacen el
	     amor con un despliegue explicito de genitales. Ocurre, como en el caso de los excrementos ampliados
	     a tamaño de una persona de Gilbert&George, que lo más aparentemente escatológico
	     de "nombre" (contenido) visualmente, es atractivamente bello, incluso, si se permite la devaluadas
	     expresiones, "bonito", "agradable" y "entretenido". 
	Hay un quinto vídeo, Open My Glade (Abre Mi Claro -de bosque). Se realizó y proyectó en
	     el 2000 en el Times Square  neoyorquino. La más famosa y cara esquina (en realidad confluencia
	     de dos avenidas) del mundo mostraba diez secuencias de sesenta segundos cada una en el lapso de una
	     hora a una mujer (la artista) aplastando su cara detrás de una pantalla de cristal. Estas eran
	     cuatro secuencias, las seis restantes eran extrañas escenas, por ejemplo rayos de sol a través
	     de una oreja, una mujer en bici con la cámara haciendo un barrido de sus llantas o una cabeza
	     que se divisa a lo lejos. En el vídeo hay dos bloques de historias complementarias. Por un lado,
	     la cara que pugna por salir de las dos dimensiones de la pantalla, a lo que se puede suponer las tres
	     de la realidad. Por otro, la puerta que se abre al claro de su bosque de imágenes saturadas de
	     color, en donde no hay una clara separación entre lo real y lo soñado, entre la figuración
	     y la abstracción. En esta ocasión, también se proyecta en un espacio público,
	     un bar en el corazón de la ciudad, el Local Class, pero sólo los viernes y los sábados.  
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