Koldobika Jáuregui. Esculturas y relieves

Galería Arte Contemporáneo. Madrid y Marbella

Por Julia Sáez-Angulo

Koldobika Jáuregui (Alkiza. San Sebastián, 1959) es uno de nuestros artistas más prometedores. Su paso por Alemania en los 90, con la beca Zabajaga, concedida por Eduardo Chillida, le permitió residir como artista invitado en el museo Inel Hombroich de Dusseldorf, junto a otros artistas alemanes dentro del proyecto experimental "Arte paralelo a la naturaleza".

"Arte Español en el fin de siglo", fue el título de la exposición que llevó a cabo el Museo Würth en 1959, con los nombres de Chillida, Saura, Tápies, Manolo Valdés, Miquel Navarro, Luis Gordillo, Alfonso Albacete, Alberto Corazón, Blanca Muñoz y Koldovica Jáuregui.

El escultor vasco, que se ha retirado a su taller de Alkiza, conforma cuadros, trípticos y polípticos de una gran fuerza y elegancia. Los tondos son muy característicos en su trabajo, con esas escrituras propias, que le son características a su última obra. Despojamiento zen en unos casos o abigarramiento gráfico a la manera china, en otros. Hay ritmo en estas escrituras dentro de los círculos, con giros a modo de espirales, el signo universal por excelencia. El espectador percibe a veces la presencia de animales que ha de imaginar positivados desde la plancha de madera.

Jáuregui trabaja la madera, el metal, el hierro fundido a modo de arcilla. Su antiguas lurras, cercanas a Chillida tenían su interés. Hoy, en la galería madrileña "Arte Contemporáneo" y en la de Marbella del mismo nombre, se han expuesto sus piezas con armonía, aunque quizás con algo de profusión. Son sus maderas las que destacan en su última fase, y un grabado alusivo a su obra gráfica conectada con las maderas. Una obra profunda, intensa, que requiere observación y destila pensamiento. Un arte que refleja con claridad una tarea creadora interesante.

Quizás sobraba el gran falo gigante, también en madera, que introduce un elemento orgánico distorsionador junto a las otras esculturas abstractas de una gran serenidad y capacidad de sugerencia. Una perturbación innecesaria, cuando el cuerpo humano no parece el articulador del trabajo expuesto.

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