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CARLOTA CUESTA: Ángeles en Casa da ParraPor Julia Sáez-Angulo "Ángeles en busca de Pórtico" fue el título de la muestra de pinturas, relieves y esculturas de Carlota Cuesta, artista madrileña, que expuso sus obras en Casa da Parra (Santiago de Compostela. Galicia). Unas piezas llena de sabiduría plástica e ingenio, en las que los materiales combinan color, fuerza y espíritu lúdico. El ángel y el demonio forman parte de las creencias de muchas culturas, principalmente de las euroasiáticas. Carlota Cuesta ha querido tomar esos seres voladores, estas criaturas del aire, como personajes que encarnan juegos y pasiones de los hombres, en una ambigüedad lúdica o irónica, que enlaza bien con el sentido del arte en el tercer milenio. La autora ha jugado con el color en las pinturas y relieves, unas veces puro y otras manipulado, nacarado. Pero su intervención más singular ha sido al incorporar materiales de deshecho, encontrados o buscados en lugares emblemáticos como la Costa de la Muerte gallega o en el azar de un encuentro fortuito. Carlota Cuesta recoge los objetos como vocabulario libre que a ella le sugiere la sintaxis de un ensamblaje. La historia de las vanguardias históricas de primeros del XX nos recuerdan que el primer collage lo llevó a cabo Picasso en 1910. Con este punto de partida, con este lenguaje del encolado, se abrió un gran mundo de posibilidades plásticas que daría lugar a una serie de obras llenas de plasticidad y sugerencias. Nuevos materiales que, encontrados, ganan en fuerza y capacidad de sugerencia. Cuesta se ha sumado a esta saga. Carlota Cuesta toma metales de deshecho como rejillas, taladros, tornillos, o maderas, palos, bolillos, fragmentos de antiguos teléfonos... Ella, su mente artística, les va dando un hueco en la representación escénica del cuadro o la escultura. El resultado es una recreación personal nueva, renovada del origen táctil de las piezas, pero con referencias visuales que implican al espectador a seguir sus claves. No olvidemos que la autora admira a los surrealistas que tomaron como belleza los Cantos de Maldoror donde se aprecia la belleza de un encuentro fortuito entre un paraguas y una mesa de operaciones. La artista ha creado una serie de ángeles pintados o tridimensionados tan amplia que parece desafiar al visitante de la exposición hasta el infinito. Ángeles con alusiones a los Beatos, de los que Picasso bebió para sus ojos apocotroipos; serafines de cuatro alas como el sugerente "Facundus" o el explosivo "Ofanin Astrónomo" , resuelto en rojos sobre el azul firmamento. Ángeles ingenuos como el pálido "Ángel pez" o silencioso como "Ángel muy musical", confeccionado con pintura y collage de partituras musicales. "Ángel coronado", "Ángel oblongo", "Ángel de alas cortadas", "Ángel de alas rayadas", "Ángel de la guerra", con la siniestra forma de una flecha punzante y el numero de la bestia en el Génesis: el 666. "Ángel mensajero" y "Ángel de las misivas"... Ángel en definitiva quiere decir mensajero y ocupa un lugar específico en la escala celestial de ángeles, arcángeles, tronos, dominaciones, potestades, querubines, serafines... Son la inteligencia perfecta del espíritu, sin corporeidad más que en su visión acordada para acercarse a los hombres. La autora los toma prestados de las creencias y mitos como iconos y referencias, como pretexto pictórico y escultórico, aunque los haga antropomórificos y los lleve en algún caso a una visión fálica. Mención aparte, por su lograda emoción, merecen los ángeles homenaje a los grandes nombres de las vanguardias históricas que la autora venera: "Ángel para Brancusi", "Ángel para Wilfredo Lam", "Ángel para Calder", "Ángel para Malevich" ... La artista ha hecho un ejercicio de apropiacionismo del lenguajes de los autores referenciados y los ha hecho suyos a través de sus propias formas. |
Nº 3 - Agosto / Septiembre de 2005
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