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CENTENARIO Y EXPOSICIÓN DE DÍAZ-CANEJAMuseo Reina Sofíapor Julia Sáez Angulo Setenta pinturas y diez dibujos de Juan Manuel Díaz-Caneja constituyen la exposición "-Caneja centenario del nacimiento (1905 -1988)" que tiene lugar en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía hasta el próximo 28 de agosto. El comisario de la misma es Enrique Andrés Ruiz. Nacido en Palencia, donde actualmente se encuentra la Fundación que lleva el nombre del pintor, Caneja fue un hombre firme y lacónico según lo describió el escritor Juan Benet. Pasó por el taller de Vázquez Díaz, estuvo en la Residencia de Estudiantes, viajó a París donde se topó con el arte moderno y acompañó en sus paseos a los integrantes de la llamada "Escuela de Vallecas" de Madrid, que visualizaba de manera renovada el paisaje. La guerra civil le llevó a sufrir tres años de encarcelamiento y su trabajo une la pintura renovadora de antes y después de la contienda del 36. "Caneja no se reconocía como paisajista aunque utilice la palabra paisaje como título de alguna de sus obras", dice la directora del museo, Ana Martínez de Aguilar. "Su pintura no persigue narración alguna, -añade- trata de alejarse del ruido de lo real para centrarse en una expresión equilibrada entre estructura y color, enraizada en el eje Cézanne-Matisse, y con inagotables matices se pone en relación ya sea con una paisaje anímico, interior, o con el paisaje real de Castilla. En todo caso el artista transforma nuestra mirada de tal manera que, cuando estamos ante un paisaje castellano, después de Caneja, nuestra mirada ya no es la misma". El autor se fijó primero en Vázquez Díaz, pero después bebió de Cezanne, de Matisse y de Picasso para no caer en la abstracción total que hacía irreconocible la referencia formal "En estos tres artistas del aprendizaje de Caneja, a los que el llamó "un cuerpo de creencias, convicciones y gustos que ninguna de las fluctuaciones de la moda será capaz de alterar, pervive siempre un resto, una querencia del objeto exterior y, sobre todo, del vínculo, o sea de la percepción que -libremente- relaciona a la pintura con el objeto", dice Andrés Ruiz. "No es sólo que la pintura de Caneja no se pueda explicar por su vida o que coincida con su vida -sólo la tradición era impersonal-, sino que después del arrasamiento de la tradición, a lo que el cubismo contribuyó de manera tan capitana, los pintores emboscados y sus frágiles pinturas son un milagro", añade el comisario. En el catálogo, donde se echa en falta una trayectoria cronológica de la vida del artista, escriben sobre Caneja: Santos Amestoy, Cristino de Vera, Javier Villán y Paloma Alarcó. |
Nº 2 - Junio / Julio de 2005
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