Rosa Regás: Viento armado
Editorial Planeta. Autores Españoles e Iberoamericanos.
Barcelona, 2005. 213 págs.
Por Alberto López Echevarrieta
La importancia de los imprevistos
Con un estilo fluido y ameno, la autora se recrea en historias ambientadas en los escenarios más
diversos que van desde su Barcelona natal al continente africano o Viena. Argumentalmente unas pueden
interesar más que otras, pero en todas se agradece la pretendida sinceridad que rezuman.
De todas y cada una, sin embargo, se pueden extraer datos o guiños que conforman los gustos
personales de la hoy directora general de la Biblioteca Nacional de España.
En “Hasta luego, amigo” se aprecia su pasión por el cine, otra de las artes
trabajada en familia. El relato de esa mujer que confiesa su aventura amorosa con un agente de la
CIA es una delicia. Se sirve de citas cinematográficas de clásicos para ambientar
un amor imposible, pasándose de fraseología de “Blade Runner” a “Johnny
Guitar” o “Con faldas y a lo loco”. Describe perfectamente
el pavoneo de la amante que se siente Lauren Bacall cuando su apolíneo galán,
en la línea de John Carradine, le ofrece sus servicios al primer silbido.
Puede resultar más próximo el pasaje titulado “Pelo panocha”, en
el que narra la desagradable relación de la protagonista con las monjas de un colegio religioso
originada por la interceptación del mensaje de un monaguillo admirador cuando tenía
14 años.
¿Qué pretende la autora con estos relatos?. Sencillamente, demostrarnos que un suceso
imprevisto, por nimio que sea, nos puede cambiar la vida. No se refiere al azar, sino al hecho fortuito
en sí. Pero sin duda el gran valor del libro radica en la capacidad de captación
que tiene Rosa Regás para introducirnos en las historias haciéndonos partícipes
de ellas. Nada tiene de extraño, por tanto, que “Viento armado” sea
una de esas obras que se leen de un tirón, lo cual es de agradecer.
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