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Entrevista
Por Julia Sáez-Angulo No es políticamente correcto y son muchos los que le temen y por eso lo aíslan, vapulean o lo ignoran. Otras veces le llaman resentido porque sus obras: doce libros de poemas y veinticinco novelas, no han adquirido el gran éxito aunque se las haya reconocido. Denuncia los trapicheos de las editoriales, los lanzamientos de mediocres con un marketing patético, los premios a la española a base de jurados fieles a las propias editoriales. Su último libro "El País: la cultura como negocio" (Txalaparta) le costó encontrar un editor valiente, al fin lo consiguió y estuvo firmando ejemplares en la última Feria del Libro de Madrid. La coherencia en su crítica y en el Centro de Documentación de la Novela Española nadie la discute. Sus respuestas al cuestionario de arteshoy.com son valientes. Su libro "La novela en la España del siglo XX" es un libro clave para conocer el estado de la cuestión ¿Ha mejorado la situación? - No. La situación va cuesta abajo. Va a peor, siempre a peor. El libro mio que usted menciona es, sí, en su segunda parte, una presentación del estado de la cuestión, pero mucho más lo son Historia de una impostura (Libertarias/Prodhufi), La gran estafa: Alfaguara, Planeta y la novela basura (Vosa) y El País: la cultura como negocio (Txalaparta). También han establecido con gran claridad y rigor el estado de la novela -sobre todo; pero también de otros géneros-, en estos tiempos, en España, La Fiera Literaria y los Cuadernos de Crítica, publicaciones del Centro de Documentación de la Novela Española. Pero, salvo para ayudar en su autoconvencimiento a personas que, por sí solas, habían alcanzado la verdad de lo que está pasando y se sienten felices de coincidir con alguien que, como yo, lleva dedicado al tema desde los años 60, no creo que sirva para nada. O sólo, como dice Juan Ignacio Ferreras, para que dentro de un siglo sepan que no todos los españoles de este tiempo éramos tontos. ¿Qué nombres, qué libros salvaría usted? - Prefiero remitirme a mis libros mencionados. Dar ahora aquí sólo unos cuantos de ellos me dejaría incómodo. ¿Cómo ve la crítica literaria en la Universidad y en los periódicos? - Crítica propiamente universitaria no existe. Los profesores universitarios que hacen crítica, la hacen en los suplementos culturales de los diarios. No hay revistas especializadas. En cuanto a esos profesores que hacen críticas en los diarios, no se diferencian nada de los críticos-periodistas. Unos y otros practican el amiguismo y la crítica dirigida, no se dedican a ilustrar a los lectores, sino a "servir" a los autores y, sobre todo, a los editores. La mezcolanza editorial de libros y periódicos ¿está enrareciendo la crítica fiable? - Por supuesto. De hecho, no hay crítica fiable. ¿La poesía española está mejor que la novela? - Por su condición minoritaria, parecería que la poesía corre menos peligros, pero, en al aspecto de ser conocida y difundida, pienso que los problemas son los mismos. Pocas veces he apostado en mi vida., o quizá me he pasado la vida apostando, no sé, pero, en el Centro de Documentación de la Novela Española, hay un rincón para la poesía. Pues bueno, hace unos meses y por pura casualidad, irrumpió allí como un amanecer la obra de una joven profesora de Literatura, Elena Tejada, que me pareció, y no sólo a mí, que tiene una voz personal, además de un decir precioso, riquísimo y una profundidad de la que hoy tantos carecen. ¿Qué podemos hacer quienes la valoramos, si ni ella ni yo pertenecemos a ninguna capilla? Como en el caso de algunos jóvenes novelistas que se me han acercado, sé que ella no va a dejar de escribir, pero es injusto que se vea obligada a hacerlo para un círculo restringido. En fin, en un mundo literario tan plano, quede claro que, sea cual sea la autoridad que se me reconozca, apuesto por Elena Tejada. ¿Y el teatro? - Yo es que no sé que haya teatro hoy en España ¿Dónde estaría el remedio a tanta desorientación? - Si yo conociera el remedio, no estaría hablando con usted, sino por ahí, vestido de bombero, aplicándolo. Lo único que podemos hacer quienes no estamos conformes con la situación es practicar lo que el profesor Vidal Beneyto ha llamado "resistencia cultural", resistencia que él, por cierto, no practica, pues se encuentra metido en el sistema hasta las taleguillas. A mí me aterra pensar que esto vaya a seguir así y hasta degradándose más y más, indefinidamente. Pero el arreglo no puede venir desde dentro de la cultura. La resistencia, sí; pero no el remedio. El remedio tiene que salir de una revolución del espíritu, provocada por toda la sociedad. Y eso puede venir del hastío. Usted ha arremetido fuerte contra la narrativa de Javier Marías ¿Qué piensa de su ingreso en la Real Academia Española de la Lengua? -Yo podría escribir un libro para contestarle, pero voy a dictar simplemente una sentencia: "Javier Marías es la persona que peor escribe y ha escrito nuestra lengua en todos los tiempos y lugares". Además, con su mala lengua, no escribe más que obviedades, vulgaridades, vaciedades y estupideces. Que esté en la Academia, como que estén Juan Luis Cebrián, Pérez Reverte, Fernán Gómez y Muñoz Molina, entre otros, es una prueba de la inversión de valores que hoy reina en nuestra sociedad. Como la que representan los bomberos de "Fahrenheit 451", que, en vez de apagar, prendían fuego. Lo increíble para mí es que el desbarajuste de la RAE comenzara con don Fernando Lázaro Carreter. Porque que haga tonterías Víctor García de la Concha, acreditado tonto peninsular, no es para sorprenderse. Hacen falta filólogos pero entran escritores ¿A qué cree que se debe? - A que la Academia está al servicio de un grupo mediático y, acogiendo en su seno a escritores de la cuadra de ese grupo, les da lustre. Es tristísimo, pero hoy el destino de la literatura se dilucida en la cancha de la publicidad, directa o subliminal. En "Breve historia de la misoginia" de Anna Caballé se denuncia la marginación que José Carlos Mainer ha hecho de la narrativa escrita por mujeres. ¿Cree que falta relevancia a la palabra escrita por las españolas del XX? - Aunque no tenga que ver con la pregunta, le diré que Anna Caballé me parece una escritora admirable. Sus libros se cuentan por aciertos de originalidad y de hondura. Como los de Victoria Sendón, que es una fuera de serie. Y muchas más. Rosa María Rodríguez Magda, Ángela Vallbey. Un momento: me parece que voy añadir algo a un juicio anterior (este momento es importante, porque soy el primero que lo dice): puede que la solución al problema de que venimos hablando esté en que el hombre sea empujado al lugar que le corresponde, y que es varios pasos por detrás de la mujer, y que sea ésta la que reordene la sociedad con arreglo a su tabla de valores y a sus cualidades. Porque uno de los grandes errores que se han cometido al conceder (una porción) de los derechos a la mujer, ha sido, por parte de las que he llamado más de una vez, "tontitas del sistema" -Almudena Grandes, Maruja Torres, Elvira Lindo, Rosa Regás, etc.- querer equipararse al hombre, no ya en derechos, que eso, habría que ser académico para discutirlo, sino en bastedad, mal gusto, realismo, ausencia de ternura, idealismo, delicadeza, generosidad, etc. Si se organizase la sociedad según una concepción del mundo y una estética femenina, el caos social se convertiría en ordenado cosmos. En cuanto a José Carlos Mainer, que tiene preparación para hacer las cosas bien, se ha vendido de lleno al sistema. Entre los años cincuenta, sesenta y setenta, han escrito mujeres como María Beneyto, Paulina Crusat, Rosa Chacel, María Teresa León, Carmen de Icaza, Concha Castroviejo, Susana March, Elena Quiroga, Carmen de Burgos, Carmen Laforet, Carmen Martín Gaite, Ana María Matute, Marta Portal, Lidia Falcón, Teresa Barbero, y muchas más. Más cerca, Ana María Navales, Adelaida García Morales. Muchas. En no nombrar a la "tontitas del sistema", ha hecho bien Mainer, aunque sus razones puede que hayan sido diferentes a las mías. Según los criterios de Anna Caballé, ellas son misóginas: rivalizan en ser procaces, en arrebatar al hombre la antorcha el mal gusto, en decir palabrotas que no se atrevería a decir un astronauta y, lo peor, en resaltar los "los valores" viriles y el carácter de adorno de la mujer. ¿Cree que no hay mujeres dignas de entrar en la RAE? -Claro que sí las hay. Pero no son las que estarían "en la mente de todos" a la hora de meter alguna. ¿Hay mejores perspectivas en la literatura latinoamericana? -Lo ignoro, en cuanto a valores literarios. Pero la industria cultural de los países americanos está en las mismas manos que las de aquí. Usted llama "premios a la española" a los que conceden las editoriales. ¿Son mejores los premios concedidos por las instituciones oficiales? - No lo creo, pero, por lo menos, salvan las apariencias. Los premios comerciales, que se organizan para obtener publicidad gratuita, están viciados de raíz. En el campo cultural, constituyen la más alta representación de la España zaragatera y triste. ¿Qué juicio le merecen los últimos premios Cervantes? - Ni siquiera sé lo que ha pasado en ellos. Su último libro "El País, la censura como negocio" ha sido novedad en la pasada Feria del Libro ¿Ha tenido respuesta en los medios informativos? - Silencio total. |
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