Cristóbal Gabarrón: "Gabarrón íntimo"
Círculo de Bellas Artes. Madrid. Del 13 de julio al 17 de septiembre de 2006
Por Julia Sáez-Angulo
Cristóbal
Gabarrón (Mula, Murcia, 1945) prepara a su vez una gran muestra
retrospectiva que ocupará dos sedes: el palacio del Almudín
y el edifico de la CAM. El comisario de la exposición, Cosme de
Barañano, profesor de la Universidad Miguel Hernández, dice
que "Gabarrón habla desde la intimidad de su pintura",
"todo lo que observa y piensa, el caudal de sus innumerables visitas
al campo ya trillado de la Historia del Arte, termina siempre en Gabarrón
confrontándose, midiéndose, cristalizando con ese referente
minúsculo, desarmante, afectivo, humilde, del propio yo".
El reconocimiento de Gabarrón en Estados Unidos, a raíz de sus trabajos en Atlanta, se extendió de tal manera que el artista estableció en este continente su estudio y, actualmente, vive a caballo entre Valladolid y Nueva York.
La muestra de Cristobal Gabarrón en el Círculo de Bellas Artes abarca sus paisajes de Nueva York, Hawai y del cuerpo humano; su etapa abstracta a través de una pintura con grandes núcleos de pan de oro; sus celdas de madera de los años 60 y las maquetas de sus actuaciones urbanas en Medina del Campo, hoy visitado por numerosos turistas.
El artista utiliza vegetación, murales y mobiliario
urbano para compartimentar el espacio en parcelas cuadrangulares que hacen
referencia a los gremios mercantiles que dieron fuerza a la localidad
vallisoletana en los siglos XV y XVI. Destaca 
sobre
todo la barandilla que recorre el parque realizada con materiales quebradizos
y piezas escultóricas.
El compromiso de Gabarrón con el deporte (hizo
los murales de Cataluña y Atlanta durante los Juegos Olímpicos
a instancias de José Antonio Samaranch) no le impidió un
trabajo sacro en la Capilla del Milenio, ubicada en Medina del Campo.
El artista murciano tomó como referencias la Capilla del Rosario
de Matisse en Niza y la de Rothko en Houston. Su actuación ha ido
a medio camino, ya que, a pesar de ser un lugar desacralizado, un crucifijo
preside la estancia del espacio donde ha intervenido en el diseño
del suelo, exterior de la capilla, murales de las paredes y vidrieras
del techo. El guiño a la historia del arte preside su trabajo.