Bruce Gilden. A Beautiful Catastrofrophe
Sala de Exposiciones de S. Benito.
C/ S. Benito. Valladolid
Hasta el 1 de mayo.
M-D y festivos de 12 a 14 y de 18:30 a 21:30
Por Ángela Rubio
Una película
de Antonioni, Blow Up y su temprano interés por el mundo que le
rodeaba le llevan en 1968 a comprar su primera cámara. Con ella se introduce en la práctica
fotográfica plasmando escenas de Coney Island, su primer gran proyecto. En los años
sucesivos le seguirían otos sobre Haití, Japón, India, Francia, Irlanda haciendo
de él un artista reconocido, lo que le lleva a exponer en galerías de todo el mundo
y a estar presente en las colecciones de museos tan prestigiosos como el Victoria & Albert
de Londres, el MoMA de N.Y., el Museo Metropolitano de Fotografía de Tokio o la Biblioteca
Nacional de Francia en París.
Gilden atribuye su fascinación
por la vida callejera al hecho de haber pasado muchas horas de su niñez observando la calle desde
la ventana de su dormitorio. Una ventana con vistas a la vida misma, constituida por una sucesión
de instantáneas que quedarían profundamente grabadas en su memoria “Yo podría
ser descrito como un producto de mi entorno”. Por ello, lo que encontramos en sus fotografías
son personajes anónimos, excéntricos, peculiares incluso grotescos a los que considera
en peligro de extinción con la cultura televisiva como principal causante: “con el paso
de los años, la vida callejera ha ido desapareciendo...destruida; sin duda, por la cultura televisiva
y de grandes centros comerciales” Estos personajes podrían acusar, según Diana
Saldaña
–coordinadora de la exposición- un carácter afectivo y antropológico. Iconos
intemporales del alma de N.Y. Reflejo de esta destrucción es la inmensidad vertical de la ciudad
que se viene sobre los personajes como empequeñeciéndoles y en cierto modo aprisionándolos.
Luchan por mantener su identidad en el gran escenario de N.Y, ciudad que Le Corbusier calificó como “una
bella catástrofe”, en la que todo puede suceder.
Como artista, le interesa plasmar
como la gente comparte físicamente un mismo espacio abarrotado y lo hace con material en blanco
y negro por considerar que éste es el que mejor se acerca a la realidad urbana. El uso del flash
y de una lente de 28 mm acentúa los rasgos faciales y gestos aumentando la posibilidad de conseguir
captar actitudes grotescas y excéntricas y con ello una mayor expresividad al tiempo que le obliga
a acercarse a la gente y a implicarse más en la escena, llegando incluso a participar en ella.
Es importante que sus personajes sean conscientes de que él está ahí, la reacción
de éstos forma parte de la instantánea. Gilden se expresa a través de un estilo
directo y energético con encuadres dinámicos y gran calidad de imágenes.
Todo esto es lo que podemos encontrar
en una exposición de recorrido lineal con 70 fotografías, todas del mismo tamaño
(52,3 X 34,7) y carentes de cartelas explicativas. Afortunadamente la Fundación Municipal de Cultura
ha diseñado un material para escolares asociaciones y colectivos en el que se nos propone un itinerario
con diferentes recorridos y preguntas sobre lo visto.
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