Escultura hiperrealista 1973-2016
por Alberto López Echevarrieta
Museo de Bellas Artes de Bilbao, hasta el 26 de septiembre de 2016
La exposición Escultura hiperrealista 1973-2016 es, sin duda, uno de los grandes hitos presentados por el Museo de Bellas Artes de Bilbao en los últimos tiempos. Su inauguración fue malograda por una huelga de carácter laboral que ha tenido cerrada la pinacoteca durante todo el mes de junio. Tal vez éste haya sido uno de los motivos por los que su apertura en julio haya constituido todo un suceso, contabilizándose casi 6.000 visitantes en una de las jornadas.
La muestra está dividida en cinco sectores que agrupan a veintiséis artistas considerados como lo más selecto del plantel actual de escultores hiperrealistas: Réplicas humanas, Esculturas monocromas, Partes del cuerpo, El juego de las dimensiones y Realidades deformadas. Un detalle común a todos ellos, la perfección de las obras. Vayamos por partes: Las réplicas que proponen Duane Hanson, Paul McCarthy, John DeAndrea y Daniel Firman son magistrales ya que poseen tan alto grado de realismo que confunden al visitante haciéndole creer que los Dos trabajadores de Hanson están haciendo una pausa en su labor, al tiempo que el Viajero dormita sobre sus maletas, posiblemente cansado de la espera. La desnudez femenina está representada por los trabajos del norteamericano McCarthy y DeAndrea, si bien la confusión con la realidad la protagoniza Firman con Caroline, la muchacha que, apoyada en la pared, tapa su rostro tratando de ocultar el llanto. De hecho, más de un visitante no ha distinguido la diferencia.
George Segal empezó dibujando y a finales de los años 50 se pasó a la escultura. Hoy es uno de los artistas más representativos del hiperrealismo universal. Dos obras suyas, Mujer sentada leyendo y Mujer de pie mirándose al espejo, sirven para acreditarle como un gran maestro. Tanto estos trabajos como los de John Davies, Juan Muñoz, Keith Edmier, Xavier Veilhan y Brian Booth Craig configuran la sección Esculturas monocromas.
Dentro del movimiento hiperrealista hay autores que centran su atención en Partes del cuerpo. Se vuelcan en detalles, como lo hacen John Davies con su Cabeza con dispositivo de concha, Robert Gober con Sin título, Jamie Salmon con Lily, Carole A. Feuerman con La gemela del general, los saludos fascistas de Maurizio Cattelan titulados Ave María y el monumental Vuelta al punto de partida de Peter Land.
Tal vez uno de los sectores que más detenimiento exigen al espectador sea el titulado El juego de las dimensiones con la presencia de Sam Jinks que asombra con Mujer con niño y Mujer arrodillada, y de Zharko Basheski cuyo Hombre corriente constituye el cebo publicitario de la muestra. El mexicano Robert Graham dejó una admirable Heather, aunque particularmente me quedo con las dos obras del serbio Marc Sijan, Abrazo y, sobre todo, Arrinconada. La perfección de todos y cada uno de los detalles rugosos de sus protagonistas resultan dignos del mejor encomio.
Las perspectivas distorsionadas tienen su espacio en Realidades deformadas con la presencia de dos trabajos extraordinarios de Evan Penny, Panagiota y Autoestiramiento. Le acompañan Berlinde de Bruyckere con Elie, Allen Jones con Refrigeradora, Mel Ramos con Chiquita Banana, Patricia Piccinini con Recién nacido y el mágico Josh de Tony Matelli.
Al interés indudable de las obras expuestas se une una magnífica presentación. No hay duda de que nos encontramos ante uno de los momentos más brillantes de la trayectoria de este museo. Ante el éxito obtenido, se está negociando una prórroga de la muestra, aunque queda condicionada al compromiso de su próxima apertura en México.