Malena: «Semáforos en rojo»
por Alberto García-Teresa
Huerga & Fierro, 2015. 92 páginas
En el primer poemario de esta autora se pone en juego una voz que comunica desgarros físicos y psicológicos. Se trata de una voz fracturada por el dolor de las pérdidas y de los sueños rotos, por la desilusión, por las muertes cercanas, que nos inserta en escenas de violencia, desigualdad y exclusión social (decenas de jóvenes muertos pueblan sus páginas). De este modo, Semáforos en rojo se convierte en un libro de gran dureza.
Malena divide el poemario en cuatro partes. Significativamente, cinco de ellas llevan nombre de varón. Y es que, en efecto, el volumen se centra en situaciones complejas de relaciones amorosas, entroncadas en espirales de autodestrucción, deseo, pasión desenfrenada, sexo y adicción a drogas. Plasma historias alrededor de distintos personajes, todos dentro de esos parámetros. Se acerca, por tanto, a la marginalidad y a la exclusión social pero sintiéndose parte de ella, hablando de ella desde dentro («hoy el viento me susurra mi pasado de cachorro abandonado»), donde no existen los finales felices.
En ese sentido, el amor se va revelando como el eje y el impulso básico del poemario, pues constituye el sentimiento que mueve y altera al «yo» o a las otras figuras de los textos. Aparece como extrema necesidad ante la adversidad, el abandono, los fracasos vitales («yo también sé que lo es perder») y la anulación. De esta manera, Malena nos adentra en relaciones de dependencia emocional, de vejaciones toleradas por esa necesidad de salvación mediante el amor (¿no puede interpretarse, entonces, el amor en esos contextos como alienante?). El dolor, el desengaño y la culpa surgen cuando el «yo» reflexiona sobre el pasado, cuando recapacita sobre estos sucesos.
Ese enfoque provoca que no exista una intención de crítica socioeconómica en bastantes poemas, sino que se coloca en una posición según la cual sólo relata y documenta sus vivencias y las de su entorno. Sin embargo, sí que se manifiesta en la dimensión feminista de todas estas escenas: la autora denuncia la humillación por el patriarcado y las agresiones machistas (verbales y físicas). Como contraste, exalta a quienes le han tratado con respeto (como su abuelo, especialmente, o algunos novios), lo que choca de manera frontal con otras situaciones de abuso.
Por otra parte, la escritora logra una buena construcción de los poemas. Emplea un registro narrativo punteado con destellos líricos y algunas imágenes que rompen el tono degradado general. Malena, a pesar del dolor y de la crudeza del entorno, encuentra la esperanza y nos exhorta a ella. De hecho, sus páginas rezuman vitalidad.
Por todo ello, Semáforos en rojo resulta un libro intenso, estremecedor, que abre una interesante vía de trabajo poético, desde lo biográfico, que se abre al contexto social.