Maribel Tena: «Como suceden los árboles» por Mª Ángeles Maeso
por Redacción
La Penúltima editorial, Valladolid, 2016. 75 páginas
Maribel Tena, (Villanueva de la Serena, 1978) es una poeta sin prisas, de ritmo lento, de escasa obra, su primer libro, Mujer fractal (Ed. Origami) recogía poemas escritos durante 15 años y Como suceden los árboles es su 2º poemario, segundo título también de una joven editorial, que hace las cosas con mimo.
Con la imagen del árbol como elemento aglutinador estructura Maribel Tena su obra en tres partes: 1ª raíz, 2º tronco, 3º fruto.Raíces verticales titula la primera. “Al pasado siempre le sobrevive/ la memoria del pasado” versos que inician su primer poema Semblanza, donde la referencia al yo de las raíces queda dibujada mediante la imagen de la casa devorada por la hiedra, excepto por una rendija de memoria que abre el yo poético. La indagación en la raíz va más allá del clan familiar y en el 2º poema muestra que la raíz genética del ahora de nuestra especie humana remite a los neardentales mediante un gen (-GEN TAS 2R38) que subsiste en nuestra lengua, capaz de detectar lo amargo como advertencia de peligro; lo que a su vez, le hace decir: “Soy parte del misterio evolutivo/que evitó el perfeccionamiento de ese gen”
La celebración de esa certeza no se da en un tono exclamativo, Maribel Tena no juega a impactar con lenguaje gradilocuente; su modo de abordar lo que somos, tras constatar las pequeñas conexiones capaces de desbordar los límites espacio temporales, es el de un delicado asombro: “Bendito el tiempo remoto/en que la lengua era profeta del peligro” es el cierre del poema. Ese tono sereno persiste a lo largo del poemario conviviendo con imágenes cortantes, como la bandada de pájaros que sobrevuelan en dirección al río, el día que muere el abuelo del poema Augurio; o las forman el poema que lleva el título Matrioska donde nos pide abrir sin duelo cada muñeca hasta dar con más pequeña, con la primera señal del desastre.Sabemos que “tejido” y “texto” tienen la misma raíz y alusiones a ese común origen se prodigan en el libro; en el poema que titula Lecciones, entre lo que traspasa la madre: la necesaria lentitud del hilvanar o de coser la bastilla, el cuidado sobre lo que se recoge y se guarda en el cesto la memoria y… a no callarse.Continuando con la imagen del árbol que recorre todo el libro, titula Perímetro del incendio el 2º bloque. En él recoge el conflictivo tránsito del yo al nosotros; los lugares donde estalla el sufrimiento de los más desprotegidos: la escalera de cuatro pisos por la que sube Leonor con sus 60 años, sus 420 euros y su hijo de ochenta kilos a cuestas; mujeres también sin nombre exacto, con el rostro abrasado por el ácido de los bárbaros, cuya imagen nos alcanza en el desayuno, como en otro de los grandes poemas que titula R, la única letra que recuerda de la mujer india entrevistada que en la foto cose y concentra su única pupila viva/ sobre un delicado pespunte y cuenta su historia /mientras elige un retal estampado de explosivas flores/ con el que remendar su futuro”. Una vez más, los términos que tienen en común el texto y el tejido. En otro de sus poemas, Mare nostrum, denuncia el cinismo de la conciencia europea, capaz de recoger algunos náufragos para dejarles morir en el propio barco; incluso la burlona mirada de los animales es acusadora de esos lugares donde es fácil quemarse. De lectura obligatoria, el poema titulado Lugares insólitos habitados por el hombre.
Aspiración de fruto titula la 3ª parte que cierra la metáfora del árbol, con ella rescata la lentitud y celebra el canto: el mayo en cuanto viaje de la semilla hacia el futuro; la amistad, las palabras que alimentan; la calma de las vacaciones o el amor, como en el poema Por ejemplo, domingo, poema de celebración amorosa en el que sostiene el pulso de serena expresividad, de la que hablaba al principio.
Maribel Tena sabe que un poema se la juega en términos de lenguaje y de discurso, de ahí el gozo de sus imágenes tan sensoriales (“la seda del moho que en la nevera/teje un tomate olvidado”) Y de ahí su decir “que sucedemos como suceden los árboles” Sí.