Miriam Alzuri Milanés: “Pilar de Zubiaurre. En la penumbra familiar»
por Alberto López Echevarrieta
Bilbao 700 y Muelle de Uribitarte Editores; Páginas: 122
La combinación editorial Bilbao 700 y Muelle de Uribitarte Editores cierra su fructífera colaboración publicando en su serie Bilbainos recuperados la biografía Pilar de Zubiaurre. En lapenumbra familiar, una extraordinaria mujer que según Miriam Alzuri, su autora, vio eclipsada su trayectoria al estar rodeada de sobresalientes familiares: Fue hija del compositor Valentín de Zubiaurre, hermana de los pintores Valentín y Ramón Zubiaurre y esposa del acreditado crítico Juande la Encina, con el que participó intensamente del ambiente cultural madrileño durante las pasadas décadas de los años 20 y 30. “Fue una mujer que no emergió del todo a pesar de la extraordinaria lucha por su carrera que llevó a cabo”, señala su biógrafa.
La autora
Miriam Alzuri Milanés (Niquero, Cuba, 1964) es historiadora del arte. Desde 1998 desarrolla su labor profesional en el Departamento de Exposiciones del Museo de Bellas Artes de Bilbao del que fue responsable entre 2003 y 2008. Está especializada en el arte español anterior a 1936, con especial detenimiento en los artistas vascos de este período. Becada por el Gobierno vasco desarrolló un trabajo sobre La crítica de arte en la prensa bilbaína, 1900-1936 especializándose en la obra de Ricardo Gutiérrez Abascal, conocido como Juan de la Encina, posiblemente el más respetado de los críticos de arte vascos anteriores a la Guerra civil y del que, sin duda, es la investigadora más versada. Fruto de esta especialidad son sus libros Juan de la Encina. De la crítica de arte. Conferencias inéditas. 1928-1954, Juan de la Encina. Pintores vascos. Comentarios sueltos. 1906-1941 y Juan de la Encina. Una trama para el arte vasco.
Sobra decir que Miriam es una enamorada del arte y que sus citados estudios le encelaron con la labor realizada por un clan familiar muy singular, los Zubiaurre, al que perteneció Pilar, protagonista del libro que nos ocupa, una mujer de una cultura exquisita que, como digo, vivió rodeada de grandes artistas. “Perteneció a una familia muy distinguida, pero su obra personal es desconocida”, dice la autora.
La protagonista
Pilar de Zubiaurre (Garai, Bizkaia, 1884 – México D. F., 1970) fue la menor de los tres hijos que tuvo el matrimonio formado por María Paz Aguirrezábal y Valentín de Zubiaurre, un hombre con excepcionales condiciones para la música que, tras un periplo de ocho años en América, regresó afincándose en Madrid donde desarrolló la mayor parte de su etapa como compositor. Autor de numerosas obras religiosas, es también creador de las óperas Don Fernando el Emplazado y Ledia –representada en el Teatro Real de Madrid en 1877- y el popular zortziko Ama euskeriari azken agurra.
Los hermanos mayores de Pilar, Valentín y Ramón, fueron las dos estrellas de la familia siendo considerados con todo merecimiento como los pintores vascos más interesantes y de proyección internacional en el período comprendido entre las dos guerras mundiales. Participaron asiduamente en las Exposiciones Nacionales de Madrid donde recibieron medallas de reconocimiento a sus labores. Por especial encargo de su madre, Pilar sacrificó su trayectoria profesional como buena pianista que era para dedicarse especialmente a sus hermanos pintores en su condición de sordomudos de nacimiento. Ella se encargó de organizar las exposiciones e introducir su pintura en los mercados extranjeros, especialmente en Francia, Estados Unidos y Alemania.
En 1922 contrajo matrimonio con el crítico de arte Ricardo Gutiérrez Abascal, conocido en el mundo del arte con el seudónimo de Juan de la Encina con el que firmaba sus siempre doctos artículos. Con María de Maeztu, Victoria Kent y otras mujeres de ideología avanzada, cercana al feminismo, fue una de las fundadoras del Lyceum Club de Madrid, centro creado con el objeto de elevar el nivel cultural y educativo de las mujeres. Fue, sin duda, una mujer emprendedora, valerosa e independiente que siempre hizo gala de poseer numerosas inquietudes intelectuales, amén de, como he dicho antes, ser una excelente pianista. Su opinión fue requerida por varios periódicos en los que publicó artículos que siempre despertaron el interés de sus lectores.
Sencillamente excepcional
Sin embargo, de la lectura del libro se deduce que tuvo muy poco apoyo de su familia, a pesar de los grandes recursos que ésta poseía. Los datos extraídos de la documentación de sus hermanos que obra en el archivo del Museo de Bellas Artes de Bilbao así lo atestiguan.
“Curiosamente, la figura de Pilar de Zubiaurre permaneció oculta hasta mediada la década de los años 80. Fue su hijo Leopoldo quien inició el proceso de recuperación de la personalidad intelectual de Pilar, reclamando para ella una posición propia dentro de la cultura española de su tiempo. Era la época en la que comenzaba a producirse una verdadera proliferación de textos y trabajos de investigación sobre mujeres que habían participado en diferentes facetas de la vida española del primer tercio del siglo XX, mujeres que, con su trabajo, sentaron las bases para las importantes transformaciones que se producirían después de la autonomía política, cultural y social de las mujeres”, puntualiza Miriam Alzuri.
En este libro, que además de interés tiene la virtud de la amenidad, la autora ha realizado un recorrido por la trayectoria vital de Pilar, desde su infancia hasta su vejez, basándose especialmente en la correspondencia personal, familiar y profesional que ella guardó celosamente. Destaca su voluntad de adaptarse a las circunstancias que sucesivamente le tocó vivir, incluso acomodando a ellas sus propios deseos. También su capacidad para comenzar de nuevo su vida en México a donde se exilió como consecuencia de la Guerra civil. “Fue una mujer excepcional”, remata la autora.