“MANON LESCAUT” es Ainhoa Arteta
por Alberto López Echevarrieta
Palacio Euskalduna, de Bilbao, los días 20, 23, 26 y 29 de febrero de 2016
La obra de Puccini Manon Lescaut es el cuarto título de la presente temporada de ópera que presenta ABAO (Asociación Bilbaina de Amigos de la Ópera) con la particularidad de que está protagonizada por dos grandes figuras de la lírica, la soprano Ainhoa Arteta y el tenor Gregory Kunde, y la producción del Teatro Regio di Parma. Gran actividad de Kunde en Bilbao: en noviembre pasado fue Roberto Devereux y en abril cantará la Messa daRequiem, de Verdi, para la misma sociedad.
¿Quién escribió el libreto?
He aquí la última versión de las tres óperas que se han compuesto en torno al tema de Manon en el siglo XIX. La famosa novela Histoire du Chevalier des Grieux et de Manon Lescaut, escrita por el fraile François Prévost d’Exiles y publicada en 1731, ha sido llevada a la lírica en repetidas ocasiones, correspondiendo las más famosas a Massenet (1883), Auber (1856) y Puccini (1892). Modernamente, en 1951, Hans Werner Henze volvió a tocar el tema en su Boulevard Solitude.
¿Cuál es la diferencia entre la versión de Puccini y las demás? Tal vez la concisión de la trama junto a la aportación de arias tan inolvidables como Donna non vidi mai, In quelle trine morbide y la final de Sola, perduta abbandonatta. Nadie duda de la genialidad del compositor, pero sí hay opiniones encontradas en torno a la autoría del libreto. A pesar de que figuran Domenico Oliva y Luigi Illica como autores del mismo existe una cierta confusión, posiblemente porque la partitura original no contiene nombre alguno en ese apartado. Hay historiadores que se la dan a diversos escritores, alegando que fueron varios los que aportaron su granito de arena. Se habla incluso de Ricordi como uno de los que intervinieron en el texto.
El drama lírico en cuatro actos Manon Lescaut, de Puccini, se estrenó el 1 de febrero de 1893 en el Teatro Regio, de Turín, constituyendo un éxito grandioso.
El autor
(1858-1924) llevaba la música en la sangre. Cinco generaciones anteriores ya habían dado muestras de su gran saber en este terreno. Su propio padre fue un acreditado profesor y compositor. A su muerte dejó a su prole poco menos que en la miseria. Giacomo, que tenía entonces seis años de edad, ya destacaba con el pentagrama, hasta el punto de que a los diez consiguió la titularidad como organista en la iglesia de las monjas benedictinas de Lucca, su localidad natal. Su habilidad con el teclado le dio una gran popularidad, tanta que su concurso en distintos templos de los alrededores fue muy disputado.
Cuando en cierta ocasión vio una representación de Aida quedó embelesado. Había descubierto la ópera y no dudó al pensar que su futuro estaba en el género lírico. Marchó a Pisa y después consiguió el ingreso en el Conservatorio de Milán gracias a una beca de 1.200 liras anuales que le concedió la reina a ruegos de su madre. Jamás pensó la soberana en el buen empleo que había dado a aquel dinero.
Los frutos no se dejaron esperar. Al poco, el muchacho dio a conocer su Capricho sinfónico que todos supieron apreciar. Ponchielli, su profesor, vio en él el germen de un gran compositor y le animó a seguir por ese camino. Así surgió Le Villi, ópera en un acto que presentó a un concurso público sin obtener ni una triste mención. No obstante, un ojeador de Casa Ricordi, la editorial más famosa de la época, reparó en la obra y logró que se estrenase en un teatro. El éxito así conseguido decidió la carrera de Giacomo, sobre todo cuando el triunfo se confirmó al año siguiente en la Scala de Milán. Luego vendría Edgar (1889), pero sería Manon Lescaut, compuesta cuatro años después, la que le dio fama en todo el mundo. Le seguirían títulos míticos como La bohème, Tosca, Madame Butterfly, Turandot…
Puccini demostró en todo momento ser un hombre muy meticuloso en el trabajo, cuidadoso con los trabajos de los libretistas y profundamente estudioso con las corrientes musicales de la época. Con él, el verismo alcanzó las más elevadas cotas y la ópera italiana una de las etapas de mayor esplendor.
La versión
La versión que ofrece ABAO en esta ocasión tiene como protagonistas a Ainhoa Arteta, una artista venerada en su patria chica por sus extraordinarias condiciones vocales, y a uno de los tenores de mayor prestigio en el momento actual, Gregory Kunde, que tan buen recuerdo dejó tras su Roberto Devereux en esta misma temporada de ópera. Completan el reparto Manuel Lanza incorporando a Lescaut y Stefano Palatchi en el rol de Geronte di Ravoir. Interviene la Euskadiko Orkestra Sinfonikoa y el Coro de Ópera de Bilbao que dirige Boris Dujin. La dirección musical corre a cargo de Pedro Halffter, siendo Stephen Medcalf el responsable escénico.