Mensajes desde la pared, carteles para el recuerdo
por Alberto López Echevarrieta
Museo de Bellas Artes de Bilbao, del 6 de octubre de 2015 al 18 de enero de 2016
Doscientos veintisiete carteles componen la exposición titulada Mensajes desde la pared que ofrece el Museo de Bellas Artes de Bilbao en su Sala BBK. Todos, menos uno, pertenecen a la colección de la pinacoteca vasca y cubren una etapa histórica comprendida entre los años 1886, la del más antiguo, y 1975, el fin de la dictadura en España. Las obras están firmadas por Chéret, Grasset, Dalí, Savignac, Lenica, Fukuda, Penagos, Ribas, Morell, Artigas y un largo etcétera que incluye asimismo trabajos de artistas vascos de la talla de Arteta, Guezala, Guiard y Salaverría.
La función del cartel
Convendrán conmigo en que una exposición como ésta es un regalo para la vista de cualquier coleccionista convulsivo, entre los que me cuento. Pero, a juzgar por las reacciones de los curiosos que se acercan a verla, también lo es para todos aquellos que han vivido al menos la parte final del período que comprende y no pueden evitar expresiones como ¡Qué maravilla! y ¡Éste lo he conocido yo! Lo que se expone es un material francamente atractivo. Aquellos carteles de una época dorada en la que, a falta de la eficacia publicitaria de la televisión, trataban de ganar la atención de los curiosos con litografías adheridas a las paredes.
El museo bilbaíno ha sido siempre muy sensible al cartelismo, entendiendo que es una forma más de arte. De ahí que posea una colección que ronda los 350 ejemplares, de los que sólo un 45% se expone ahora gracias al gran trabajo de investigación llevado a cabo por Mikel Bilbao Salsidua, comisario de la muestra, profesor de la Universidad del País Vasco, especialista en el tema y autor del magnífico catálogo.
“El cartel tuvo su época dorada en la segunda mitad del siglo XIX, cuando se afianza la burguesía mercantil e industrial y se produce el auge de una clase media que viviría su pleno desarrollo durante el siglo XX. A este sector iban dirigidos principalmente los carteles que anunciaban todo tipo de entretenimientos. Se descubre que es una espléndida herramienta para atraer al público y cada nueva industria cultural se apoya en este medio para publicitar su producción. Así, muchos de estos carteles son el testimonio del nacimiento de lugares para el ocio y el disfrute cultural, de la evolución de industrias como la discográfica y la cinematográfica, o del encumbramiento de estrellas del celuloide o de la música pop”.
Siete temas
La muestra está estructurada en siete zonas que abarcan otros tantos temas concretos: Turístico, taurino, comercial, deportivo, político y bélico, exposiciones, ferias y congresos, y finalmente el de cultura y entretenimiento. Huelga decir que en el primero de ellos tienen cabida aquellos trabajos de Rafael de Penagos que en la década de los años 20 publicitaba las playas de San Sebastián, y de Antonio de Guezala que hacía lo propio con las de las inmediaciones de Bilbao. Junto a esta riqueza de colorido se puede ver una aportación surrealista de Salvador Dalí fechada en 1971.
Los carteles taurinos han rivalizado siempre por su espectacularidad. De hecho, los afiches españoles más antiguos son de esta temática. Aquí encontramos auténticas obras de arte firmadas por Nicolás Martínez Ortiz y Guezala con un toque cubista, junto a otras de los clásicos Carlos Ruano Llopis y Luis García Campos. También las incursiones que hicieron en el género los vascos Guiard, Alberto Arrúe e Isidoro de Guinea. La importancia de la publicidad comercial tiene un maestro en el francés Jules Chéret, heredero de Toulouse-Lautrec. Trabajó el cartel en el siglo XIX distinguiéndose siempre por su forma de asociar el producto anunciado con guapas mujeres, conocidas en su tiempo como las chérettes. La representación española en este sector es amplia e importante, destacando la obra de uno de los pioneros, Josep Artigas.
En el campo del deporte encontramos carteles que anuncian carreras hípicas en San Sebastián, destacando uno firmado por Eduardo Lagarde que compite en espectacularidad con el aportado por Ascencio Martiarena para el Campeonato de Europa de Boxeo. Los correspondientes a la pelota vasca y a las regatas tienen firmas de Rafael Elósegui y Aurelio Arteta. Como curiosidad se ofrece el cartel que hizo Chillida para los Juegos Olímpicos de Munich 1972.
De la Bauhaus a The Beatles
La evolución del cartel político y bélico estuvo vinculada a los cambios políticos, los referéndums o las guerras. Este mensaje publicitario es de interés generalizado, si bien tiende a ser más espontáneo y emocional. Posee un carácter imperativo y directo. Utiliza el miedo y algunos símbolos como armas de intimidación. Su verdadero potencial quedó patente hace un siglo, durante la Primera Guerra Mundial. El de exposiciones, ferias y congresos, por el contrario, tienen una forma totalmente opuesta a la hora de lanzar su aviso, algo que se aprecia en los trabajos de Martínez Ortiz, Lasheras y Eléxpuru. Son dignos de atención los carteles creados para las distintas ediciones de los Congresos de Estudios Vascos, debidos a Guezala y Alberto Arrúe, aunque, por sus formas geométricas, destaca el que hizo Herbert Bayer para una exposición itinerante que conmemoraba el cincuenta aniversario de la Bauhaus.El área de entretenimiento posiblemente sea una de las más atractivas para el espectador más joven, porque aquí está representado desde el cabaret a la música pop con ejemplos impresionantes creados para las industrias discográfica y cinematográfica, y que van desde el realizado por Milton Glaser para el primer disco de grandes éxitos de Bob Dylan al de Richard Avedon para The Beatles. En cuanto a cine baste citar a Saul Bass y sus carteles creados para Exodo y El cardenal. O a la icónica imagen de Marilyn Monroe en La tentación vive arriba que hizo Dorothea Fischer-Nosbisch para el lanzamiento del film en Alemania.
Que si la exposición merece la pena… Es, sin duda, el broche de oro con el que el Museo de Bellas Artes de Bilbao cierra el año 2015.