Discos
por Xavier Valiño
FOALS: What Went Down (Warner Bros.-Atlantic)
Aunque parece que no es posible, al menos hay casos que demuestran lo contrario: hay grupos a los que todavía se les permite ir creciendo paso a paso, sin ser despedidos inmediatamente si los primeros discos no obtienen el éxito esperado. Bien es cierto que Foals tampoco han pasado desapercibidos hasta el momento y que sus tres álbumes anteriores tenían canciones que han obtenido una cierta repercusión. Según su líder, Yannis Philippakis, este es el disco más fuerte y duro de la banda hasta el momento, aunque los hechos lo desmienten –parcialmente–: salvo algún momento como el single que le da título (sin duda, una de las dos o tres canciones del año), el resto no tiene la misma contundencia y agresividad, lo cual tampoco es óbice para que suene como un álbum de momentos afortunados, como es el caso de “Mountain at My Gates”. Creciendo y sin límite aparente.
THE SCHOOL: Wasting Away and Wondering (Elefant)
El tercer álbum de los galeses The School reincide en la fórmula que hasta el momento tan bien les ha resultado y que ha captado como pocos la atención del mundo del pop: soul, folk-pop y rhythm’n’blues optimista y brillante, a pesar de un título tan triste. A su clásica formación de ocho músicos, liderada por la voz omnipresente y cautivadora de Liz Hunt, se suman otros tres músicos más para conseguir un disco de una instrumentación muy completa y afortunada. Por ahí se pueden escuchar ecos del pop de los 60 (“Every Day”), del pop francés (“He’s Gonna Break Your Heart One Day”), del soul de Motown (“Love Is Anywhere You Find It”), soul (“My Arms, They Feel Like Nothing”), rhtym’n’blues (“Til You Belong to Me”), de los grupos de chicas de otras décadas (“Don’t Worry Baby (I Don’t Love You Any More)” bien podría pasar por el “Will You Still Love Me Tomorrow” de The Shirelles), northern soul (“Put Your Hand In Mine”)…
THE JAM: About a Young Idea, The Very Best of The Jam (Universal)
Este verano la prestigiosa galería londinense Somerset House presentó una muestra sobre el grupo The Jam, titulada About the Young Idea, en la que por primera vez se exhibía parte del archivo de la extraordinaria banda británica que inmortalizó el desencanto juvenil a finales de los años 70 y principios de los 80. En ella colaboraban los tres componentes del grupo, Paul Weller, Rick Buckler y Bruce Foxton, bajo la supervisión y comisionado de la hermana del primero, Nicky. Al mismo tiempo se editaba un libro, Growing Up With… The Jam (con gran cantidad de imágenes de aquellos años y el testimonio de músicos como Ray Davies, Pete Townshend, Adam Ant, Bob Geldof, Mick Jones, Jools Holland, Noel Gallagher, Kelly Jones o Sharleen Spiteri) y un nuevo recopilatorio con el mismo título que la exposición. Con 47 canciones, lo que deja claro es que The Jam fue (probablemente junto a Madness) la última gran banda de singles de la historia del rock. Junto a sus cortes clásicos aparecen también caras B, temas de sus álbumes, rarezas, maquetas en incluso canciones inéditas hasta ahora, como la demo de “Takin’ My Love”.
JULIA HOLTER: Have You in My Wilderness (Domino-PIAS)
Sin duda, el cuarto álbum de la californiana Julia Holter es uno de los grandes acontecimientos del año. Sin perder las ansias de experimentar, su personalidad y lo arduo en ocasiones de sus canciones, ha grabado su disco más accesible y logrado. Registrado en Los Ángeles durante el último año con el productor e ingeniero Cole Greif-Neill, le da continuidad así a Tragedy (2011), Ekstasis (2012) y Loud City Song (2013). Escrito desde las entrañas –cálidas, oscuras y crudas– para explorar el amor, la confianza y el poder de las relaciones humanas, el disco (de portada muy Patti Smith) se revela rico en texturas y vestido con arreglos electrónicos e instrumentos acústicos a cargo de diferentes colaboradores. Como siempre, aunque más emocionante que en sus entregas anteriores, en medio del introspectivo sonido se sitúa siempre su voz, levantándola como si fuese una bruma en medio de la composición. Llamativo, contundente y capaz de desarmar con tan sólo una escucha.
NEW ORDER: Music Complete (Mute)
Dos elementos podrían hacernos pensar en lo peor: New Order ya no cuentan en sus filas con el bajista Peter Hook (debido a rencillas internas no solventadas), quien dotaba a la banda de un sonido característico desde sus inicios y, además, ahora graban para otro sello, como si su discográfica de siempre los hubiese abandonado a su suerte. Sin embargo, el grupo se ha sobrepuesto a la marcha de Hook, y en Mute parecen haber encontrado una nueva juventud. Convertidos en quinteto, la versión actual de New Order resulta inesperada, con lo que es su mejor álbum desde Technique (1989). No es que sea mucho decir, pero sí que hay muy buenas canciones, probablemente insospechadas a estas alturas: ahí están “Nothing But a Fool”, “Plastic”, “Singularity” o “Restless”. Sin alcanzar sus hitos de los 80, al menos pueden justificar una nueva gira.
TACHENKO: El comportamiento privado (Limbo Starr)
Ahí siguen, persiguiendo la melodía pop perfecta. Tras diez años y cinco álbumes editados –más algunos EPs– publican ahora El comportamiento privado, del que es difícil reconocer que se trata de su mejor álbum, porque los anteriores también continúan pareciéndolo. Esa ha sido siempre su filosofía, aspiración máxima para un grupo de pop atendiendo al tópico “lo importante es la canción”, detalle que los mide con los grandes del género y que ha convertido a Sergio Vinadé y Sebas Puente en una pareja compositiva sin parangón en la actualidad, gracias a títulos como “Amable”, “El golf”, “Hacia el huracán”, “Escapatoria” o “Dame una pista” -por citar solo una por álbum-. De nuevo, en su sexta entrega son capaces de crear canciones y estados de ánimo que hacen del mundo un lugar más confortable y la vida más llevadera, al menos durante el rato que sus canciones nos desconectan de lo que nos rodea. “Estilo internacional” o “Más madera” son dos nuevos ejemplos de que esa canción pop perfecta no les está nada, nada lejos.