Antología crítica de la poesía de David González. «El lenguaje de los puños».
por Redacción
Editorial Origami, 2014. 548 páginas. Por Ana Vega
Enfrentarse a la obra de David González exige buen diente, valor y cierta capacidad o deseo de ensuciarse, de arrojarse al precipicio, de reconocerse en los demonios ajenos y propios. Exige una sinceridad con uno mismo que a nada ni a nadie deja a salvo. “Escribo para limpiarme por dentro”, insiste el autor, pero también el lector se siente arrastrado por dicha sentencia, formando parte de este intenso magma donde se funde con el autor, transformando conciencia y gesto a golpe de verso, porque realmente el golpe, el que se recibe y soporta y tolera pero sólo se devuelve de palabra -nunca con las manos manchadas de sangre- es el que revela la frontera entre un lado u otro de la vida, quién tiene el poder y quien lo sufre pues en la indefensión del otro se alimenta toda autoridad. Enfrentarse a la obra de David González exige comulgar con un pacto no escrito pero que se intuye, sólo aquellos y aquellas que deseen verse reflejados en el horror podrán salvarse. La redención implica la asunción de los crímenes cotidianos, vencer nuestro egocentrismo y establecer como única máxima un deseo de mejorar nuestra humanidad perdida, nuestra conciencia abierta hacia el otro, nuestro compromiso, la solidaridad que más allá del golpe de cheque se establece de un modo inmediato con nuestra acción o intervención cotidiana: siempre hay alguien que gime al lado, siempre hay alguien que sufre el golpe porque no posee a alguien cerca que lo devuelva por él… Imponer sólo voz frente a cualquier otra arma. Dejar testimonio escrito de la violencia máxima ejercida a lo largo de la historia. Ser testigo fiel de todo cuanto ocurre en nuestras vidas, a nuestro alrededor y en la vida de otros. La sinceridad frente al silencio, la verdad como baluarte, única bandera con significado posible.David González (San Andrés de los Tacones, 1964) es poeta y narrador, con una trayectoria profesional y obra ingente e intachable con un nivel de exigencia máxima como hombre y poeta. Exigencia necesaria por tanto para delimitar su escritura que “entronca, ideológicamente, con la poesía de la conciencia, pero no con el realismo sucio ya que esta última corriente se caracteriza por su ficción autobiográfica, ni tampoco con la denominada poesía de la experiencia, ya que esta última, según sus máximos representantes, es poesía de ficción, mientras que la literatura de David González, como él mismo la denomina, es poesía de no ficción”. Premisas ineludibles: “La nota originalmente característica de la producción de David González es precisamente ese radical compromiso entre la vida y la expresión poética. El autor subraya, en innumerables ocasiones, la inexistencia de fronteras entre su forma de vida y su forma de escritura”. Difícil calcular el vértigo y el alcance de la caída pues precipitarse al vacío no es lo mismo que arrojarse hacia las entrañas de uno mismo. No apto para todos los gustos ni sensibilidades. Insisto, cuestión de valor, cuestión de principios también: “La verdad ante todo. Aunque al decirla se haga daño a los demás. Aunque el poeta se haga daño a sí mismo. Un poema no debe servir para entretener, sino para estremecer, para quitar vendas de los ojos. Para hacernos más humanos”Extraordinaria labor y esfuerzo de José Ángel Barrueco al llevar a cabo una antología crítica que abarca cuatro volúmenes comprendidos entre 1997-2000, 2001-2003, 2004-2007 y 2008-2013, con una minuciosa labor de búsqueda y reproducción de todas las voces que en un momento determinado “se han pronunciado en la prensa o en internet sobre la obra del poeta nacido en San Andrés de los Tacones”. Con la diferencia que añade más verdad a esta antología crítica o una relación más estrecha con las premisas marcadas antes (sólo verdad, sin fronteras…) puesto que “el libro no obedece al estudio escrito por un único autor, como viene siendo habitual en esta clase de ensayos críticos, sino que constituye una pluralidad de versiones y opiniones (unas a favor, otras en contra, pero ninguna caracterizada por la tibieza, pues la poesía y figura de David González levantan odios y pasiones, jamás indiferencias).” Una antología crítica a la altura de la obra, el poeta y el hombre cuyos pasos seguimos desde hace años y que aún ahora nos sigue estremeciendo, obligando a afrontar que no somos ángeles ni jamás lo fuimos pero que aún estamos a tiempo de cambiar el gesto y también la mirada (“Escribo para limpiarme por dentro. Trato por así decirlo, de apartar de mi corazón ciertos sentimientos, ciertas emociones, que me impiden mejorar como hombre, que me impiden convertirme en una persona buena, sencilla, humilde, sincera y honrada”). Demostración clara de la huella de sus botas no sólo en el camino propio sino también en el de la poesía española contemporánea y si alguien duda, ver: El lenguaje de los puños, Antología crítica de la poesía de David González. Poco más que decir.