Andrés Nagel: 34 obras donadas por su galerista americano
por Alberto López Echevarrieta
Museo de Bellas Artes de Bilbao, del 25 de setiembre de 2015 al 11 de enero de 2016
El Museo de Bellas Artes de Bilbao exhibe 34 obras del artista vasco Andrés Nagel (San Sebastián, 1947) que han sido donadas por el galerista norteamericano José Tasende. Son esculturas de poliéster y fibra de vidrio y collages que pertenecen a finales de la década de los años 80 y principios de los 90. Con esta aportación se incrementa de forma notoria la presencia del artista donostiarra en la pinacoteca bilbaína. Los trabajos donados, algunos de gran formato, se exponen en el museo durante este último trimestre del año y primeros días del próximo.
La colección del galerista
Posiblemente a muchos lectores el nombre de José Tasende no les diga nada, pero en los círculos artísticos de Estados Unidos es una persona muy influyente. Nacido en Bilbao, en 1946 marchó a México con su madre, doña Ángela Tasende Elkoroiribe. Más tarde se estableció en California, en una de cuyas ciudades, La Jolla, vive en la actualidad y tiene su negocio. “De siempre supe por mi madre que en la capital donde había nacido había un museo que era del pueblo y para el pueblo. Por eso ahora quiero homenajearla donando a esta pinacoteca una parte de mi colección de Andrés Nagel”, señala José Tasende.
Este marchante de arte conoció la obra del donostiarra a través de Eduardo Chillida, a quien también introdujo en el país del dólar. Confiesa haber tenido recato con su obra, ya que invertía las ganancias que obtenía en la galería en obra del artista. De esta forma se hizo con un buen surtido de trabajos, algunos de los cuales ha donado a la pinacoteca vasca en memoria de su madre. “Presumía de ser una mujer ignorante, pero sabía distinguir entre una obra buena y una mala y eso, en nuestro oficio, es muy importante”.
Las treinta y cuatro obras que ahora se exhiben (16 esculturas y 18 collages sobre grabado) corresponden al momento en que Nagel encaminó su producción hacia un aspecto más humorístico y lúdico, abandonando así el carácter inquietante y dramático característico de su período anterior. Cuando en 1989 se celebró en La Jolla el 10th. Anniversary Exhibition de la Tasende Gallery, Andrés Nagel empezó una larga colaboración con esta galería para la que trabajó en exclusiva durante más de una década y con la que refrendó su presencia en el panorama artístico.
Sorprendente Nagel
“Andrés es, sin duda, uno de los artistas vascos de mayor repercusión internacional. Su imaginación es desbordante, ilimitada. Eso es lo que me atrajo de su obra desde el primer momento. Posee una imaginación indescriptible. Yo he visitado con él muchos museos y he recorrido muchos lugares de México y allí donde yo no veía nada él sacaba temas que permanecían ocultos para otros ojos, pero no para los suyos. Yo no sé si esto es bueno o malo, pero ahí está el artista. Hay muchas cosas a las que él da significado y yo no”.
Nagel es ciertamente un artista polifacético. En sus esculturas, pinturas o grabados se recoge un mundo fantásticamente figurativo, dispuesto hábilmente para generar complicadas e irreverentes escenas dotadas de una gran fuerza sensorial. El uso de los planos de construcción y de los juegos lumínicos y cromáticos no responde a ninguna ley natural o estética, sino a la voluntad de plasmar un peculiar mundo paralelo donde sus protagonistas son unas figuras grotescas, frívolas o ridículas que se presentan en espacios apenas sugeridos.
Extraordinario grabador
Considerado uno de los grabadores más importantes del siglo XX, sus figuras siguen organizándose mediante recortes superpuestos y parches cromáticos. Les añade además elementos reales procedentes de la vida diaria a fin de dotar a la estampa de volumen. Son elementos de todo tipo. Desde envases prefabricados de dentífrico o de fármacos y tarjetas de visita a entradas de espectáculos. Aplica además colores y materiales tanto de uso común –el papel de aluminio es uno de ellos-, como artísticos, dando lugar a escenas dinámicas y espontáneas en las que el realismo y la fuerza del color adquieren un gran protagonismo.
“Yo no veo la obra con ojos de artista, sino de cliente, señala José Tasende. A fin de cuentas yo trabajo para él, que es el que me compra. Y ya sabe que sólo se puede vender al que se deja. El trabajo de un artista me interesa, pero no trato de seguirle con interés propio. Lo veo con ojos de clientes. Es difícil sobrevivir en el mundo del arte. No se pueden cometer errores. En resumen, yo no trato con arte. Trato con personas”.
La obra de Andrés Nagel fue clave para la renovación plástica del arte contemporáneo vasco, labor que mantuvo activamente hasta el año 2006.