José Ignacio Ortega Cervigón: “Breve Historia de la Corona de Castilla”
por Julia Sáez-Angulo
Nowtilus, 2015. 246 págs.
La Corona de Castilla junto a la de Aragón fueron artífices de la unión de los distintos reinos de la península ibérica en la denominada Monarquía Hispánica, que habría de regir los destinos de España en varios continentes. Breve Historia de la Corona de Castilla, escrita por el profesor José Ignacio Ortega Cervigón -doctor en Historia Medieval por la Universidad Complutense de Madrid- cuenta su génesis y desarrollo.
El volumen abarca episodios que contemplan a los mozárabes, la unión de León y Castilla, los templarios, la primera gran guerra europea, los Trastámara, la conquista del reino de Granada, el Camino de Santiago, las universidades, la dinastía de los Austrias, el nacimiento del Estado-nación contemporáneo…Breve Historia de la Corona de Castilla se abre con una consideración de los mitos y leyendas que alientan el sustrato histórico; la presencia de los visigodos “antes que castellanos”, la nobleza de los condes y los castillos, Toledo, capital evocada, La Navas de Tolosa, Fernando III, Minorías turbulentas, las ferias de Medina, Madrid, una Corte estable, El puzle del Imperio Habsburgo, El rey hechizado…
El libro cuenta además con una Genealogía de los monarcas de Castilla, un glosario y una bibliografía sobre el tema por lo que viene a resultar un manual de consulta imprescindible. A ello se añaden ilustraciones en blanco y negro que dan buena cuenta de una iconografía manejada sobre los hechos. La imagen sirve con elocuencia en estos casos.
La cronología está bien medida. La portada muestra un interesante cuadro de Antonio Gisbert Pérez, titulado María de Molina presentado a su hijo Fernando IV a las Cortes de Castilla en Valladolid en el año 1295. La pintura, un óleo sobre lienzo data de 1863.
“Durante los siglos de la Edad Moderna, Castilla es la cabeza visible del dominio hegemónico de la Monarquía hispánica”, se explica en la Introducción. “Etapa no exenta de conflictos internos como las comunidades o expulsión de los moriscos, refleja el brillo del gobierno de los primeros Austrias y su esplendor en el orden internacional, frente a los reinados famélicos de los últimos reyes de la dinastía. El siglo XVIII asiste al definitivo desmantelamiento del Estado moderno que conlleva, bajo la reformista dinastía de los Borbones, el balbuceo del Estado-nación contemporáneo”.