El arte de la alta costura
por Alberto López Echevarrieta
Museo de Bellas Artes de Bilbao, del 10 de marzo al 31 de agosto de 2015
Ciento diez modelos originales, tres mil objetos de complemento y 80 accesorios de alta costura, entre los que figuran obras de Balenciaga, Dior, Chanel, Balmain, Givenchy y Cardin, componen la exposición “Los años 50. La moda en Francia 1947-1957” que presenta el Museo de Bellas Artes de Bilbao en un intento de considerar este tipo de trabajos como un arte más a añadir a las siete clásicas establecidas por los sabios griegos. “Su montaje me gusta mucho más que el que realizado en París, donde tuvo un éxito de antología”, ha dicho Olivier Saillard, director del Palais Galliera, de donde proceden algunas de las piezas que se exhiben.
La moda como arte
El panorama de la moda internacional cambió por completo cuando el 12 de febrero de 1947 Christian Dior, un modisto recién instalado en la avenida Montaigne de París, dio a conocer su colección de alta costura. Las maniquíes que pasaron aquellos modelos no dejaron indiferentes a cuantos siguieron el desfile. Las piezas que exhibían, revolucionarias en sus líneas, estaban haciendo historia. Rompían con los estereotipos marcados por las restricciones de la Segunda Guerra Mundial proporcionando a los nuevos trajes lo que se denominó el New Look de Dior y que pronto se impondría en todo el mundo hasta el punto de constituir el 49% de las exportaciones de la alta costura francesa. Surgieron nuevos nombres y estilos rivalizando en estilos y capacidad creadora. Saillard, refiriéndose al período comprendido entre 1947 y 1957, apunta que “la moda estaba dominada por el imperio de los diseñadores masculinos que convirtieron la feminidad en una expresión sublime”.Es ésta la llamada Década Prodigiosa de la alta costura internacional, cuando aparecen firmas como las de Jacques Heim, Chanel, Schiaparelli, Carven, Grès, Hermès, Henry Clarke, Yves Saint-Laurent, Louchel, Balenciaga, Jacques Fath, Balmain, Dior, Jacques Griffe, Givenchy o Cardin que contribuyen al prestigio de la moda francesa con creaciones plenas de elegancia y lujo.
La amplia representación de la obra de cada uno de estos modistos es ciertamente cautivadora incluso para los indiferentes a este tipo de muestras. “Las piezas que se pueden ver en Bilbao se presentaron en la capital francesa hace dos años, comenta el director del Palais Galliera. Las negociaciones para traerlas a Bilbao fueron inmediatas. Hubo un gran interés por traer los grandes éxitos de la última década de la elegancia. Todo lo que se encuentra aquí es alta costura hecha a mano en París. Son los mejores ejemplos de la moda de esta época”.
Maestros de la pintura a la expectativa
La importancia de la exposición y la respuesta del público parisino atrajeron la atención de la Diputación Foral de Bizkaia que decidió enmarcarla en el programa de la pinacoteca bilbaína contando con la colaboración del Musée de la Moda de la Ville de Paris, Paris Musées y, sobre todo, el Palais Galliera.
“La exposición que presentamos alcanza unas cotas imposibles de superar en cuanto a concepción y desarrollo, señala Javier Viar, director del Museo de Bellas Artes. La pura creatividad de las muestras resalta aún más al ofrecerse al espectador junto a la colección clásica permanente de la casa”.
Resulta curioso el contraste entre un cuadro de Zurbarán, por ejemplo, con los modelos de alta costura que se exhiben junto a él. Para los exhibidores es una forma ideal de diálogo entre las dos formas artísticas. Y si hace un tiempo esta misma pinacoteca prestó atención a la obra de Balenciaga, ahora volvemos a tenerle presente junto a sus ilustres colegas que integraron un período histórico irrepetible. Para Miren Arzalluz, comisaria de la exposición, “lo más importante es el período histórico que recorre, la gran calidad de las piezas escogidas para la ocasión, todas ellas de una elegancia suprema, y la decisión arriesgada de enmarcar la muestra en un atrevido escenario hasta conseguir un ambiente mágico”.
Prendas para la Historia
La exposición es exquisita. El término tal vez se queda corto cuando se está ante las obras de arte creadas con aguja e hilo sobre preciadas telas y que tienen como resultado, por ejemplo, el traje de baile creado en 1950 por Jacques Fath, un tul de fibras artificiales, muselina de seda, satén de seda bordada con hilo metálico, perlas de vidrio y resina en forma de granos de maíz. O el traje de noche para primavera-verano creado por Pierre Balmain en 1954 con satén “Orlon”, bordados en hilo de seda, hilos metálicos y celofán, y aplicaciones de flores de muselina de seda.
El centenar sobrado de obras creadas por esta pléyade de modistos irrepetibles obliga a que la visita merezca una atención generosa. No todos los días tenemos la oportunidad de situarnos ante “Bonbon”, un vestido de tarde en tejido de lana “rosa suspiro”, metal dorado y cuero, perteneciente a aquella primera exposición de Christian Dior de 1947. Un ejemplo de traje de noche corto lo tenemos en “Aurore”, creación del mismo autor ultimada por Yves Saint Laurent por fallecimiento del primero, que se integra dentro del estilo trapecio con el que se dio un giro espectacular al mundo de la moda.
Vestidos de día, trajes de chaqueta, conjuntos de chaqueta y vestido, trajes de noche largos y cortos, trajes de baile, de gala, complementos… Todo el universo de la moda firmado por sus míticos creadores. Una muestra única en su género que se recordará durante mucho tiempo. Ya lo dijo Armani: “La elegancia no es hacerse notar, sino hacer que te recuerden”.