Discos
por Xavier Valiño
DAN DEACON: Gliss Riffer (Domino)
Dan Deacon está de vuelta y, tal y como conocemos de sus directos en festivales como Primavera Sound, lo hace con un disco divertido y bailable, disfrutable y apto para olvidar el mundanal ruido. Eso no quita que el álbum mantenga su vertiente electrónica y algo experimental, con algún que otro tiempo medio y dos cortes finales bien secuenciados pero que tal vez podrían haber formado parte de otro disco distinto. Grabado enteramente por su propio autor mientras estaba de gira el año pasado con Arcade Fire, supone, según su propia definición, un retorno a una manera más simple de escribir y grabar, asemejándose al proceso de producción de Spiderman of the Rings (2007), más que a Bromst (2009) o America (2013).
DOCTOR DIVAGO: Especial de la casa (25 años) (Bonavena)
Parece mentira, pero han estado con nosotros cinco lustros. Doctor Divago se formó, sí, en 1989 en Valencia. Su marcado sello personal, una singular propuesta de pop y rock cantado en castellano, se ha expresado hasta el momento a través de diez discos de larga duración y numerosas actuaciones por toda la geografía. Las composiciones y los sugerentes textos de Manolo Bertrán, además de la idiosincrasia instrumental de toda la banda, han marcado siempre la diferencia respecto a otros grupos de este estilo.
A pesar de sus numerosos cambios de formación, la formación se ha asentado desde 2003 para dar forma a los cuatro últimos álbumes de la banda, que se cuentan entre lo mejor de su extensa producción. De ahí este reciente lanzamiento, un disco recopilatorio que recoge 21 canciones seleccionadas entre lo mejor de su repertorio y dos canciones nuevas grabadas para la ocasión, además del DVD Los tontos buenos tiempos, realizado por Rubén Soler Ferrer y Cápsulas musicales, que se incluye como extra en esta celebración.
PASAJERO: Parque de atracciones (Ernie)
Parque de Atracciones es una llamada de atención, un grito a la cordura desde el sinsentido de quien es capaz de emocionarse hasta perder la cabeza. El segundo larga duración de Pasajero es una sucesión de avisos expresados con rabia, ruegos cantados desde la indiferencia y miedos cargados de valor. Verbalizan cómo uno mismo, más que relacionarse con su entorno, escapa de él para poder quedarse; y lo hacen a través de un álbum que aunque consta de doce temas constituye una unidad.
En este caso, el sonido se amplía convirtiendo las nuevas canciones en piezas consistentes de una misma personalidad, pero con la suficiente autonomía como para hacer de este álbum un juego de subidas y bajadas. Esta energía ya estaba en Radiografías (2013), pero ahora se ha transformado y ha encontrado su verdadera forma de ser. El nuevo rumbo de Pasajero trata de progresiones, matices y transiciones; de dinámica y urgencia. Con estructuras singulares que ya forman parte de la propia esencia de la banda, en la que además los textos son los que aguantan el peso y guían las composiciones. “Detector de latidos” y “Hoja en blanco” son frase a frase prueba de ello.
DUKE GARWOOD: Heavy Love (Heavenly-PIAS)
A sus 45 años, Duke Garwood está a punto de dejar de ser el bluesman de los bluesman. Hasta ahora el londinense había trabajado con artistas como Josh T Pearson, Archie Bronson Outfit, Kurt Vile, The Orb o Savages, además de editar en 2013 un disco en colaboración con Mark Lanegan (Black Pudding). Tras cuatro álbumes a su nombre que han pasado totalmente desapercibidos, ahora Garwood edita con una compañía mayor su álbum más conseguido, con canciones de combustión lenta y cierto humor. Hay en él brillantes melodías desde el lado oscuro entregadas con una voz de barítono y unas guitarras que construyen una tensión que sube y baja en lugar del típico final abrupto. Perfecto para los seguidores de los citados o de Lee Hazlewood, Nick Cave, Tindersticks, Gallon Drunk, Tom Waits, Giant Sand o Tinariwen.
ALBOROTADOR GOMASIO: Los excesos de los niños (Limbo Starr)
Cuando a comienzos de los años noventa del pasado siglo surgió la corriente noise en el rock, con jóvenes que exprimían sus guitarras de manera salvaje y utilizaban los pedales de distorsión como si fueran unas zapatillas de deporte para un corredor, pocos seguramente pensarían que aquello llegaría muy lejos. Era ruido decían muchos. Más de dos décadas después ese sonido sigue vigente y uno de sus paladines en España es Alborotador Gomasio, un quinteto con base de operaciones en Madrid al que no le falta valentía para firmar un segundo disco ruidoso, sucio, salvaje y descarado. Este álbum es una bofetada a mano abierta en la que con el noise como protagonista se cuelan secundarios como el power pop, el indie-rock y mucha actitud. Como referencia se podría tomar desde Parálisis Permanente a Superchunk, pasando por todo el primer indie español de aquellos primeros noventa. No hay más que escuchar detenidamente el pop alegre de “Espíritus helados” o la ruidosa “Todos mis huesos” para comprobarlo.
HELENA GOCH: Little Tiny Blue Men (Ernie)
Con este álbum se da a conocer Helena Sanchis-Guarner (Helena Goch), elegida por los oyentes del programa Disco Grande de Radio 3 como artista emergente 2014, tras una temporada colgando cada domingo en la red un vídeo, en directo y acústico, de cada una de sus canciones. Su debut cuenta con la producción de Julio de la Rosa, y la implicación de músicos como Jaime Olmedo (Havalina), Charlie Bautista (Tulsa, Coque Malla, Russian Red, Christina Rosenvinge), Jorge Fuertes (We Are Standard), Cecilio Santiago (Nudozurdo, Bandini) y Ángela Rubio (J.F. Sebastian). La han comparado con gente tan alejada entre sí como CocoRosie, Alanis Morissette, The Sundays, Marianne Faithfull o Cat Power, algo que puede servir de referencia, pero lo cierto es que antes de editar su disco ya tenía una voz propia que suele quedar claro cuando logra el silencio total en sus conciertos. Algo querrá decir.