La crítica del Equipo Crónica
por Alberto López Echevarrieta
Museo de Bellas Artes de Bilbao, del 10 de febrero al 18 de mayo de 2015
¿Qué hace el Guerrero del Antifaz emergiendo del “Guernica” de Picasso? ¿Un atrevimiento? Simplemente, una forma de criticar al régimen franquista cuando trataba por todos los medios de traerse a España el famoso cuadro que custodiaba entonces el Museo de Arte Moderno de Nueva York. “El intruso” –tal es el título de la obra a la que me refiero- es una de las 146 que conforman la mayor exposición antológica que se ha realizado hasta ahora en torno al “Equipo Crónica”. La muestra, que ahora presenta el Museo de Bellas Artes de Bilbao en dos salas con el patrocinio de BBK Fundazioa, pasa por ser con todos los honores una de las más atractivas de las últimas temporadas.
“Equipo Crónica”
A finales de 1964 seis artistas valencianos montaron una exposición conjunta que constituía una visión crítica de la España de ese momento y una manera diferente de enfocar el arte. No quedaron satisfechos del resultado. Tres de ellos se apartaron del resto para profundizar más en aquellas intenciones. Eran Rafael Solbes (1940-1981), Joan Antoni Toledo (1940-1995) y Manuel Valdés (1942) que agruparon sus inquietudes bajo el nombre de “Equipo Crónica”. La presentación oficial tuvo lugar en París y fue el punto de partida de una impresionante corriente artística. Medio siglo después se impone una reflexión histórica.
La exposición que se ofrece en Bilbao permite este examen, no sólo por reunir nada menos que 146 obras de gran tamaño, sino por el mensaje que el conjunto envía al espectador. Tomás Llorens Serra, que ha comisionado la muestra con su hijo Boye, opina que no es lo mismo ver un cuadro cualquiera de las series por separado que verlos todos aquí formando bloque. Tiene razón. Aquí, incluso, se pueden ver trabajos previos a la creación del grupo, cuando los artistas se movían en torno al colectivo “Estampa popular de Valencia”, para pasar seguidamente a las obras agrupadas según temáticas.
Uno de los aspectos que saltan a primera vista es la intencionalidad crítica de los contenidos, una de las características del “Equipo Crónica”. “Los miembros de este grupo utilizaron su arte para enjuiciar al régimen franquista en un tiempo gris de nuestra historia. Lo hicieron con un estilo propio, sin precedentes. No copiaron corrientes externas, sino que crearon una propia”, apunta Llorens.
El mensaje de las telas
“Equipo Crónica” estuvo activo de 1964 a 1981. “La irrupción de este grupo en la España franquista hizo suponer que había otros horizontes para la cultura. De ahí que esta muestra sea un homenaje a estos artistas que desafiaron el peligro de la dictadura con su sentido del arte”.
Para Javier Viar, director de la pinacoteca vasca, la calidad de la pintura y el lenguaje empleado son los motivos claves de esta exposición que constituye “una recuperación extraordinaria”. No es la primera que se le dedica, ya que hubo otra, no tan completa, en 1989, que no fue bien recibida. Llorens lo achaca a que “era prematuro criticar al franquismo y la situación política del país no era la más idónea”. En cambio, la presente nos permite examinar más a fondo la obra de este trío de artistas que empezó a desintegrarse con el abandono de Toledo a los pocos meses de la formación y que acabó definitivamente con la muerte de Solbes en 1981. Al quedarse solo, Manuel Valdés modificó sus planteamientos. La aventura quedó, por tanto, reducida a un arco cronológico de dieciséis años.
“La obra de ‘Equipo Crónica’ tiene para mí –ha señalado Llorens Serra- una gran capacidad para hablar de su tiempo por el nivel que tiene. Para que una pintura hable de su época debe ser precisa en la iconografía y el tono del momento. Ésta lo es porque sintoniza muy bien con lo que era la sociedad española de las décadas de los años 60 y 70 del siglo pasado”.
Ver para creer
La muestra bilbaína está dividida en dos sectores: En la sala 33 se hace un recorrido expositivo en torno a la prehistoria de ‘Equipo crónica’. Es decir, los comienzos propiamente dichos con la presencia de ‘Estampa Popular de Valencia’. La Sala BBK está destinada a ocho apartados que corresponden a otras tantas series del grupo. Posiblemente las que más llaman la atención son las de las primeras épocas, 1967-1971, en las que utilizaron iconos de Goya, Velázquez y El Greco, entre otros, para poner en solfa aquella campaña de Fraga Iribarne de Spain is different.
Realmente espectacular es la utilización del “Guernica” de Picasso en la que tal vez sea una de las series más conseguidas con cuatro obras significativas, “Juegospeligrosos”, “El intruso”, “La visita” –con una fortísima intencionalidad- y “Elembalaje”, todo un acierto. En “Policía y cultura”, dedicada a la represión política y social española y europea en los últimos años de la década de los 60, destacan por méritos propios “El acorazado Potemkin” con incrustaciones de “Metrópolis” de Lang, y “Los soldados de Bretón” que cuenta con la presencia de dibujos del inolvidable Boixcar de “Hazañas bélicas”. Los clásicos del cine negro ocupan una serie impactante, sobre todo esa “Derrota de Samotracia” que ocupa el cartel de la exposición.
En resumen, estamos ante una extraordinaria exposición que cuenta además con un catálogo que es todo un lujo visual, uno de los mejores que se han editado en el museo bilbaíno.