Manolo García
por Xavier Valiño
Fiel a su cita puntual cada 3 años, Manolo García acaba de publicar Todo es ahora, grabado en un estudio rural cercano a Nueva York con músicos de aquel país, instrumentistas que aparecen en discos clásicos de David Bowie, John Lennon, Robert Fripp, Bruce Springsteen, Patti Smith o Michael Jackson. Puede que por ello le haya salido su disco más guitarrero y clásico, a pesar de que el álbum partió de una primera maqueta grabado en un cuatro pistas en España con la guitarra de Juan Manuel Cañizares.
Como asegura Diego A. Manrique en la presentación del disco, “Manolo García no pasaría un casting si un reality de televisión buscara contar con un cantante de rock. Imposible: ni melenas ni pelo facial ni tatuajes visibles. Manolo lleva ropa anónima, no muy diferente de la que usaría un currelante. Ni siquiera alardea sobre su oficio. Sin embargo, resulta que Manolo, dentro de las dimensiones españolas, es una genuina estrella del rock; vean sus cifras de ventas y el público que arrastra a sus conciertos. Y aún más: diría que Manolo es el paradigma del músico de rock inquieto. El músico que se la juega con cada disco, que se lanza sin paracaídas sobre territorio desconocido”.
14 son las canciones de este nuevo álbum que el propio Manolo nos las presenta en las siguientes líneas, llamando al conjunto ‘Cosecha de 2014 (con dos rescates)’:
Caminaré: Es una canción que retrata mi momento personal: “Caminando se me aclaran las ideas / hoy espero no errar / y si yerro, salga el sol por Antequera”. Suenas unas guitarras espléndidas y mi voz está muy tratada.
Campanas de libertad: Hay partes habladas, partes cantadas, efectos. Pero la estrofa central es la que habla de Nueva York, de Lou Reed y Lorca. Efectivamente, en Nueva York me siento como en una estación lunar.
Es mejor sentir: Una melodía pop a la que añado mis detalles personales a la hora de cantar. Se añadió una guitarra con slide, recuerdo quizás de aquel rock sureño que tanto escuchábamos en los setenta. Bueno, tocan cuatro guitarristas… ¡No dejaron hueco para que yo metiera mi guitarra!Pan de oro: Hay mucha filigrana de guitarras pero todo controlado, con sonido de grupo. Resulta muy emocionante para mí, incluye una frase de mi padre, que murió recientemente: “todo en esta vida tiene su momento”. Mi padre tuvo una infancia tipo Los santos inocentes pero se empeñó en mejorar su existencia y la de su familia.
Arrastré la noche: Canción de amor total, de un amor atormentado y nocturno; durante un tiempo, se llamó “Yo te veneré”, no te digo más. Ya estaba a gusto con los músicos y me atreví a meter mi guitarra.
Subo escalas, bajo escalas: Otra vez la paradoja. Se trata de una canción muy arisca, marcada por la furia que me crea el estado de las cosas, con el desmantelamiento de la educación universal. Pero le metí unos coros muy pop. También tuvo otro título alternativo, “Diapasón perfecto”.
Esta noche he sonado con David Bowie: ¡Es verdad, soñé con Bowie! Pero en el sueño no me atrevía a hablarle. A pesar de la letra, es la que suena más española, y no solo por la guitarra de Cañizares. Creo que todavía no he superado el impacto de la primera vez que vi a Triana en directo, en Gijón, mientras estaba haciendo la mili.
El club de los amantes desairados: Quizás la más melancólica del disco. De repente, te encuentras con una mujer a la que no has visto en 18 años y que entonces era una diosa. Los músicos insistían en que les tradujera cada letra y sudé para que entendieran lo de “tocados pero no abatidos / valientes pero arcabuceados / bregados, más por empezar”.Canción del solitario que se reconcilió con el mundo: Parte de la vivencia de un amigo. No, no me estoy escaqueando: si fuera algo mío, te lo contaría. Hay un gran riff y mucha guitarra. Estoy orgulloso del final: “hay otras formas de amar, pensé / digamos no monoteístas / de amar en varias direcciones / expandiendo, expandiendo onda.
Volveremos a encontrarnos: Si detectas que suena algo diferente del resto, estás en lo cierto: pertenece a la anterior cosecha, las sesiones de Los días intactos en Music Lan, en Girona. Me hacía ilusión recuperar algo tan ligero, tan acústico. Como tiene un aire tan rural, al final se añadió la zanfoña de Efrén López.
Irma, dulce Irma: Bueno, pues sí. Puedo decirlo: la balada más guarrindonga del álbum. Es un retrato de un arquetipo femenino. Descubrí también que a estos maestros del rock anglosajón les encanta meter un poco de onda latina… Si es por ellos, la coda hubiera durado aún más.
Todo es ahora: Otra de las canciones spanish, como decían los músicos, con la guitarra de Cañizares como punto de partida. Una canción que invita al carpe diem, que evoca los carnavales o la noche de San Juan. Como suele ocurrirme cuando hago algo muy optimista, al final termino sufriendo para acabarlo.
Es tiempo de retornar: Aquí sí que necesitaríamos un psicoanalista. Puede hablar de un desdoblamiento de personalidad, de alguien que es capaz de empezar de nuevo “tras quince años de mala vida”. Hay que estar muy atento a todos los detalles. Pero también contiene la esencia del disco: sonido rock, tarareo, el placer de hacer música por encima de lenguajes y nacionalidades. Y hay una gamberrada final que sería mejor no adelantar.
Exprimir la vida: Expresa mi alegría por poder ser músico y tener un público tan fiel: “hoy es un logro seguir en esas”. Viene de las sesiones de Los días intactos, así que es una canción a la que me he acostumbrado pero tengo la sospecha que cambiará con la catarsis, con el desmelene del directo.