Mimmo Paladino, Grabados
por Alberto López Echevarrieta
Museo de Bellas Artes de Bilbao, del 28 de octubre de 2014 al 9 de febrero de 2015)
Ciento noventa y cuatro estampas componen la exposición “Mimmo Paladino, grabados” que presenta el Museo de Bellas Artes de Bilbao, dos de ellas editadas exclusivamente para esta ocasión. Se reconoce así la labor que durante veinte años ha realizado un hombre cuya obra multidisciplinar en el mundo de las artes abarca además trabajos cinematográficos, coreografías, diseño de espectáculos, etc. Precisamente esta actividad –se encuentra rodando una película sobre el Infierno de Dante-, no le ha permitido estar presente en el acto inaugural.
Festival del Grabado
La muestra coincide con la celebración del III Festival Internacional del Grabado que se celebra en la capital vizcaína y que en las ediciones anteriores nos acercó a Piranesi y al grabado de Cerdeña. En esta ocasión estamos ante un creador caracterizado por el afán experimental y por los numerosos referentes temáticos y formales que emplea.
“Queremos convertir a Bilbao en la capital europea del grabado y del arte en el papel, señala Iñaki Alonso, presidente del FIG. La edición de este año se celebrará del 20 al 23 de noviembre próximos y estará compuesta por una feria del grabado antiguo y contemporáneo que se celebrará en el Palacio Euskalduna reforzada por esta exposición única en su género”.
“Esta muestra ha sido creada exclusivamente para Bilbao, precisa Gabriella Locci, presidenta de Casa Falconieri de Cerdeña, una de las entidades organizadoras. En ella se puede apreciar la multiplicidad de las técnicas empleadas por Paladino y el mundo complejo en el que vivió siempre con la etiqueta de la postvanguardia”.
La importancia del grabado
A lo largo de los dos últimos siglos, el arte gráfico ha conseguido no ser una mera reproducción, ni una repetición más o menos simplificada de la obra pictórica o escultórica, sino que ha logrado poseer en sí mismo características significativas propias llegando a configurarse como una parcela autónoma, aunque no independiente, en el conjunto de la obra del artista. Pueden imaginar los lectores que mostrar 194 obras, algunas de gran tamaño con sus planchas correspondientes, exige un gran espacio y una atención muy especial. Es lo que se ha tenido en cuenta en esta ocasión porque estamos ante un material artístico que no se prodiga en el mundo.
La exposición está exquisitamente presentada a través de distintas secciones según su temática. La titulada “Ulises”, por ejemplo, consta de 19 aguafuertes y aguatintas realizados en 1994. En “Paisaje” ofrece la visión del artista sobre los rincones de sus años jóvenes en Paduli, Benevento, la región de Campania donde nació en 1948 y que están siempre presentes en su obra. Es curiosa también la presentación que hace el artista de cabezas perfiladas y las sombras.
Cruces y planchas
Llaman la atención las “XIV estaciones para Nápoles”, una especie de calvario con catorce cruces todas ellas de notables dimensiones (1685×983 mm.) a las que acompañan tres de las planchas con las que fueron impresas y que corresponden al trabajo realizado por Paladino en 2008. En “Mirages”, sin embargo, el artista juega con los colores, mientras que en la “Serie de doce obras” experimenta con fotograbados, aguafuertes y aguatintas.
Mención especial merece “Don Quijote”, un libro compuesto por 21 grabados al aguafuerte y aguatinta, 14 grabados al aguafuerte, aguatinta y collage, 7 aguafuertes, 3 collages y 15 impresiones tipográficas, ilustraciones que han sido estampadas por Laboratorio D’Arte Grafica, de Modena. El libro, editado en exclusiva por Editalia, Grupo Istituto Poligrafico e Zecca dello Stato, contiene un texto de Corrado Bologna y otro de Enzo di Martino. Sobre una pantalla se proyecta la película “Invenzione di Don Chiciotte” (Italia, 2006), una película de cortometraje animada producida por Editalia a partir de los dibujos de Paladino.
La primera exposición antológica de la obra gráfica de Paladino se llevó a cabo hace veinte años en el Palacio Revillagigedo de Gijón coincidiendo casi con la apertura de una muestra en la Galería Nacional de Bellas Artes de Beijing considerándose el primer artista italiano que lo hacía. Su colaboración con Enzo di Martino ha sido continua y provechosa para el mundo del arte.