Discos
por Xavier Valiño
MARIANNE FAITHFULL: Give My Love to London (Naïve)
A sus 67 años, Marianne Faithfull sigue grabando discos enormes. De nuevo lo hace acompañada de colegas como Nick Cave (y alguno de sus Bad Seeds), Roger Waters, Anna Calvi, Pat Leonard, Tom McRae, Steve Earle Adrian Utley (Portishead), Ed Harcourt, Rob Ellis o Dimitri, además de un cuarteto de cuerda. No obstante, eso no le resta méritos: sabe elegir sus compinches, compone casi todas las letras y, sobre todo, le da una interpretación a las canciones como la que solo una mujer como ella que lo ha vivido todo podría hacer. Como sucede con el octogenario Leonard Cohen, un caldo excelente que sigue dando lo mejor aunque pasen los años.
APHEX TWIN: Syro (Warp)
Parecía que nos habíamos olvidado de él y, de la misma forma que dejó de publicar álbumes después de drukQs hace 13 años, sin anunciarlo ni hacer grandes despliegues, Richard D. James reaparece sin avisar y sin hacer ruido con un nuevo álbum de Aphex Twin. Siendo conscientes de lo que significó su irrupción para la música electrónica, está claro que Syro no puede causar la misma revolución que entonces. Sin ser un disco bailable ni perfectamente asimilable por cualquiera, si se puede considerar como su trabajo más convencional, más apegado al formato canción, tal y como adelantaba su single “minipops 67” y el resto de las piezas que terminan con unas simples notas al piano.
ELE: Summer Rain (Arcadia)
Con Summer Rain se presenta Elena Iturrieta en sociedad. Su primer disco se ubica en un punto intermedio entre el folk de habitación que roza el slowcore y la cara más alternativa del rhythm and blues contemporáneo. En él se da irremediablemente a la introspección de la mano de un piano y su cálida. En buena parte del disco se acompaña de un coro de góspel, Gospel Factory, que destaca en temas como “A Thousand Miles Away from You” o “Positivity”. Confesional y cercano, son canciones que han nacido para quedarse y evadirse de una realidad que hay que seguir viviendo aunque cueste demasiado.
CARIBOU: Our Love (City Slang)
En poco tiempo se ha convertido en una de las referencias imprescindibles de la música electrónica. Si en el 2010 “Odessa” fue el tema estrella del álbum Swim y una de las canciones de aquel año, para su cuarto álbum Our Love (centrado, sí, en el amor, interpretable de diversas formas) tiene el rotundo “Can’t Do Without You”, al que es imposible no sucumbir, para darle el perfecto relevo. Pero Daniel Victor ‘Dan’ Snaith (alias del canadiense) ofrece más y bien variado: el dream pop de “Back Home”, la muy electrónica “Our Love”, el accesible “Second Chance”, la tribal “Mars”, la balada soul digital “Back Home”, el mantra de “Your Love Will Set You Free”, el r&b de “Dive”…
BENJAMIN SCHOOS: Beau Futur (Freaksville-Green Ufos)
Si hay un pop europeo al margen del hecho en el Reino Unido capaz de llegar a todo el mundo, ese es el sueco. Pero la mayoría se expresan en inglés. En otra lengua, el belga Benjamin Schoos podría ser una muestra ejemplar. Cantando en francés, ejecutando primoroso pop orquestal que evoca el sunshine pop de los 60 y el glam de los 70, en este caso recoge las sensaciones que le dejó una reciente gira asiática.
Para Beau Futur, Benjamin Schoos acude a sus obsesiones culturales: actores especialistas, viajes al espacio exterior, villas italianas, coches deportivos, seducción y locura… Todo ello expresado a través de sintetizadores vintage, cuartetos de cuerda, vocoders, luz y color.
Y lo hace acompañado de ilustres invitados (aunque en algunos casos desconocidos según el país) como Michel Moers (de la banda de new wave Telex), Laetitia Sadier (Stereolab, en la irresistible “Dernière danse”) el crooner francés Alain Chamfort, James Doviak, La Féline, Bernardino Femminielli (Dirty Beaches) o Miqui Puig. Con todos ellos, Beau Futur evoca una nostalgia por la música pop clásica, reviviendo aquellas sensaciones con la vista bien puesta en el presente.
ELADIO Y LOS SERES QUERIDOS: Orden invisible (Esmerarte)
“Se trataba más de capturar momentos mágicos”, asegura Eladio Santos del nuevo disco de su banda. “En Orden invisible no se trataba de crear limpieza y pureza como en las dos entregas anteriores (Esto que tienes delante, 2007, y Están ustedes unidos, 2011)”. Para ello el grupo ha metido en su disco voces de niños, cuerdas y metales, una orquesta de saxofones, grabaciones de ambientes reales, mucha menos rigidez. Son todas ellas canciones que han ido madurando varios años, que han tenido varias versiones y revisiones, aunque, al final, acabaron volviendo a los originales tras encontrar la madurez y un sonido propio a base de tocar sin un respiro en los tres últimos años.
Así es esta especie de manual de instrucciones para la vida elaborado en un viaje musical que visita estaciones del mejor rock, pop y folk nacional. “Si se lee entre líneas se encuentra fácilmente el mensaje: tenemos el impulso de vivir y luchar hasta el final. Ese impulso, a pesar de todas nuestras limitaciones y nuestra docilidad, es la orden invisible que seguimos día a día”, concluye Eladio. Y no cabe más que darle la razón.