Manu Chao, la ventura
por Xavier Valiño
Un artista inspirador, comprometido y creativo como ninguno otro. Escoltado por Gambeat al bajo, Madjid a la guitarra y Philippe Teboul en la batería, Manu Chao se siente como en casa con el cuarteto La Ventura. Compañeros en proyectos anteriores como Radio Bemba o Mano Negra, juntos forman el grupo de rock ideal para poner al público a bailar los temas más míticos. Reconocido por su compromiso social, su cosmopolitismo creativo y su militancia en la canción popular, Manu Chao es uno de los músicos más influyentes de las últimas décadas, aclamado en sus directos en los cinco continentes. Encuentra la inspiración en la cultura de calle y en las escenas locales de diferentes países.
Su música es multicultural y multilingüística, mezclando rock, reggae, punk, ska, sonidos encontrados y ritmos de todo el planeta, con letras en inglés, portugués, francés, español e italiano. Después de su paso por Hot Pants y Los Carayos y de triunfar internacionalmente con Mano Negra, en 1998 lanzó su primer disco en solitario, Clandestino, con el que consiguió un éxito global.
Tras él vinieron otros discos que obtuvieron un éxito similar al margen de la gran industria discográfica, como Próxima estación: Esperanza, Radio Bemba Sound System, Sibérie M’Était Contée y La Radiolina. En estos años, cientos de millares de personas en todo el mundo han podido disfrutar con su enérgico directo.
Así lo siguen haciendo en conciertos por todo el mundo, como los que se pudieron seguir en España en el Festival Reperkusión en Ourense y en el Cultura Urbana de Getafe en el pasado mes de junio. Antes del primero, Manu Chao se prestaba a una entrevista in situ. ¿Sigues prefiriendo tocar en bares que en festivales?
– Me gusta tocar en todo canto. Yo creo que un músico debe saber adaptarse a lo que hay, pero para mí no hay duda de que el bar es el lugar de la verdad para cualquier nueva canción. Una mala canción puede sobrevivir en un gran festival, por eso del equipo de sonido, las luces, etc. Pero una mala canción no sabrá sobrevivir ni hasta el segundo estribillo a la hora de la verdad en un bar, donde no existe diplomacia en los ojos del aguardiente.
¿Te sigue inspirando la calle para componer?
– La calle es mi sala de estar, la necesito y la disfruto a diario. Nunca fui mucho de andar por casa. Aunque de tanto en tanto una buena cama o sofá para descansar bien abrazadito no duele tampoco.
La música debe: entretener, hacer pensar, hacer olvidar, divertir…
– La música es libre y diversa. Me alegra seguir pensando que no se puede definir con palabras. Siempre acabará sorprendiéndote si intentas analizarla demasiado.
Se han cumplido veinte años desde la desaparición de Mano Negra. Si echas la mirada atrás, ¿qué supuso aquella etapa y cuál es el principal legado que ha dejado?
– El legado que dejo Mano Negra para la gente no me toca a mí analizarlo, pero para mí fue sin duda una fabulosa escuela de música, energía y locura constructiva. Y más que toda la gran puerta que se me abrió para conocer otros mundos lejanos. ¡Eternamente agradecido! ¿Es posible aún soñar otro mundo, menos materialista y más igualitario?
– Soñar otro mundo para mí hoy en día es acercarme a mis vecinos para soñarlo juntos y unidos: trabajar el huerto comunitario, el de las verduras y el humano. Hacerse fuertes entre todos y organizarnos a nivel de la comunidad, con sus diferencias y sus diferentes sabidurías.
Un año más en has estado en festivales como Reperkusión. ¿Qué supone para ti?
– Yo y toda la banda nos sentimos parte de él, así que somos nosotros los que insistimos cada año para volver. También le tenemos todos mucho cariño y respeto al Circo de los Muchachos allí en Bemposta, ¡estamos a 1000% con ellos! Tenemos mucho que aprender de tanta sabiduría.
¿Y cuál es tu relación con Galicia?
– Galicia siempre me recargó las energías cuando las tuve desgastadas. ¡Le debo tanto por eso! Algo en el aire, un olor, una alegría, una fuerza y naturalidad en las relaciones entre la gente, sanas y directas, algo en sus fiestas poderosas también… Nunca hubiera existido la Patchanka de la Mano Negra sin Galicia. Nunca hubieran existido Los Carayos. Nunca hubiera existido A Feira das Mentiras. Y quizás nunca hubiera sido yo tan soñador y viajante… ¡Amo esa tierra que siempre supo cuidar de mí!
¿Qué puede esperar el público de tus conciertos de este año?
– La base de la banda somos los cuatro de los dos últimos años: Madjid a la guitarra, Gambeat al bajo y Garbancito a la batería. En esta ocasión nos acompaña esta vez Dani Lança, con quien cantamos muy a menudo juntos y que aporta un par de temas bárbaros. También será una alegría tener a Fermín Muguruza con nosotros. Sin olvidar a Miguel Rumbao, amigazo de mil batallas a la percusión y al trombonista y trompetista de su banda, Kimbala, con quien hemos compartido escenario. Con toda esa tropa la idea es darlo todo como siempre y transmitir la mayor alegría y energía a la peña. ¡Esa misma alegría que llevamos dentro por estar juntos por la carretera!
¿Y cuál es el papel del público?
– Yo veo nuestros conciertos como una pequeña dinamo que va del palco al público y vuelve del público al palco, cada vez más fuerte y crea ese pequeño huracán de buena vibración que caracteriza lo que buscamos cada noche. En ese proceso, el público se hace parte integrante de la banda, como una espiral que no sabe ni cómo ni cuándo acabar. Ese proceso es el que me hace feliz y sentirme en plenitud. La fuerza de sentirse unidos y cada uno aportando lo que lleva dentro.