“El Greco, Arte y Oficio”, última exposición del centenario en Toledo
por Julia Sáez-Angulo
Hospital de la Santa Cruz. Toledo. Del 9 de septiembre al 9 de diciembre de 2014
Toledo fue la ciudad que proporcionó a Domenico Theotocopulis, El Greco, la posibilidad de desarrollar su estilo personal, tan admirado por los artistas del siglo XX. “El Greco, Arte y Oficio” es la última exposición del año en Toledo que lleva a cabo la Fundación El Greco 2014 en la ciudad imperial. El hermoso Hospital de la Santa Cruz –hoy museo- alberga las 90 obras que se exponen, entre ellas los cuatro únicos dibujos de El Greco que se conservan.
Gregorio Marañón, presidente de la Fundación y Leticia Ruiz, comisaria de la muestra, que se inaugura el 9 de septiembre. Ciertamente El Greco ha tenido un gran reconocimiento como el gran artista que es en la ciudad que le acogió y aceptó. Venecia y Roma fueron importantes en la formación del artista cretense, que viajó a España para tratar de encontrar acogida de su arte en el gran monumento del monasterio de San Lorenzo en el El Escorial, pero Felipe II, demasiado clásico, demasiado “italiano”, no se entusiasmó con el espléndido “El martirio de San Mauricio”, que pintara para el monarca.
La idea de la pintura de taller más que de autor, aunque dirigida por el mismo ha sido una constante a partir del Renacimiento, incluso poco antes. Rafael, El Perugino y otros tuvieron aprendices y ayudantes a su cargo, a los que enseñaba y dirigía en la pintura. De hecho, El Greco manejó un catálogo iconográfico para ofrecer a los clientes, a los que advertía sobre el precio si quería que lo hiciera o no por entero el mismo Greco. Esto explica las sucesivas anunciaciones, crucifixiones o expolio que salieron del taller del artista.
El Greco recibió sus primeros encargos en Toledo en 1577: los retablos de la catedral y de Santo Domingo el Antiguo. Luis de Castilla, deán de la catedral, justificó la contratación del artista por “ser eminente en su arte y oficio, y por esto se escoge la industria de su persona”.
La catalogación en marcha de las pinturas de El Greco, realizada por Leticia Ruiz, indica que fueron 250 los cuadros que se le atribuyen. En la muestra actual en Toledo podemos ver tres Encarnaciones, más que Anunciaciones –en la muestra anterior estuvo la magnífica del Museo del Prado- , porque como bien señala el profesor Fernando Marías, el artista cretense sabía distinguir bien entre uno y otro momento del Fiat de María. En la Anunciación, se puede contemplar el espacio y el tiempo real, mientras que en la Encarnación, se ha producido la explosión celestial del Espíritu Santo, más allá del tiempo y el espacio.
La calidad de obra de El Greco y la del taller, se percibe con bastante claridad en la repetición de temas sacros que pueden verse en la exposición. La buena pincelada de El Greco sobresale en todo o en parte de cada cuadro. Hay piezas que se exponen por primera vez en España, después de años. Se pueden ver dos pequeños Grecos del magnate mexicano Slim, por ejemplo. Ahí se encuentra el célebre Apostolario de Oviedo, enteramente de taller.
Con buen criterio se han colocado las piezas enteramente de El Greco en panel principal y cerca, las del taller sobre el mismo tema. En suma una muestra que nadie debe perderse por contenido y continente, por la articulación de su discurso. El catálogo, un libro razonable de volumen y precio, ayuda a la compresión para los más exigentes.
Más información: www.elgreco2014.com