Alberto Moreno Balaguer, “Una Vida en la Pintura” de un gran artista
por Julia Sáez-Angulo
Ha expuesto en Olmeda de las Fuentes, el pueblo de artistas que considera su pueblo, sin renunciar a Madrid, donde nació en la calle Segovia. Alberto Moreno Balaguer, de madre barcelonesa, se considera muy madrileño y sueña con hacer su gran exposición retrospectiva en la capital de España. “Una Vida en la Pintura” ha sido el título de la muestra en la Sala Emo de la Casa de Cultura, en el madrileño pueblo de artistas, donde Moreno Balaguer ha expuesto una amplia relación de su trabajo: paisaje, bodegones, retratos, marinas, tauromaquia, escenas de género, grabados al aguafuerte, linóleos… Toda una vida en la pintura a la que se consagró por entero desde los años 80 en su estudio de Guadarrama.
La vida profesional de Alberto Moreno Balaguer (Madrid, 1927) transcurrió principalmente como director artístico en la compañía aérea de Iberia, para la que hizo cientos de carteles, murales, pinturas y decoración de espacios. Sus carteles de Iberia son una joya y hoy quiere depositarlos en la Biblioteca Nacional de España.
Moreno Balaguer está pintando un autorretrato de gran formato, en el que aparece con un perro y un gato como compañía. “Mi mujer, Victoria, y yo somos los modelos más cercanos que tengo para poder trabajar”, dice con humor. Trabaja con pintura de vinilo –pocas veces con el óleo o el acrílico-, porque le encuentra las ventajas de un secado rápido y la posibilidad de conseguir transparencias.
El pintor presume de haber hecho numerosos murales para Iberia y otras instituciones públicas y privadas, todos ellos “en los más diversos materiales, algunos son metálicos con objetos reciclados”. El retablo del Ayuntamiento de La Olmeda es un cuadríptico y cada pieza es de 150 x 100 cm. El mural más grande, de cuatro metros lo hizo en Cangas (Asturias) y fue inaugurado por Don Juan de Borbón. En Guadarrama llevó a cabo el último.
Su serie taurina es muy amplia tanto en pintura como en grabado. Sus retratos de Cuchares, Paquiro y Frascuelo son impresionantes y el autor se siente satisfecho de ellos. Sus toros y escenas taurinas no son realistas sino que cobran la forma y lenguaje propio del pintor, a caballo entre la figuración y cierta abstracción de las formas naturales.
Homenaje a Lorca y a Ignacio Sánchez Mejías
No deja de pintar un solo día, porque lo necesita para vivir como la respiración. Moreno Balaguer tiene cuadros emblemáticos a lo largo de su trabajo, uno de ellos el “Homenaje a Lorca y al torero Ignacio Sánchez Mejías”, en el que representa todos los rostros de los escritores de la Generación del 27. También pinta de vez en cuando escenas de género, como mujeres en el mercado o ancianas de gran expresividad. En su día hizo una larga serie de tipos de Madrid. También esmaltes, pero el hecho de tener que ir a realizarlos fuera de su estudio, le hizo desistir.
Las marinas son un capítulo importante de su repertorio. Comenzó cuando viajó a exponer en Copenhague sus serie taurina y se dedicó a pintar barcos, una serie de gran fuerza, ya que su trazo rápido en la ejecución les confiere un ritmo muy gestual y gran belleza. Son curiosos sus toreros/ marineros, que pintó a raíz de una visión en Málaga de unos marineros con el copo al hombro, que parecían con capote de torero. Guarda una buena colección de sus grabados en los que se pueden observar aguafuertes, linóleos y monotipos, muchos de ellos de tema taurino.
Moreno Balaguer ha acumulado numerosos recuerdos en su casa de Guadarrama, que hoy desea vender porque “resulta muy grande para nosotros dos solos, mi mujer y yo, aunque nunca dejaríamos la sierra de Madrid”.