Beck, el otro lado de la vida
por Xavier Valiño
2014. Beck edita Morning Phase. Son ya 12 discos. Su adelanto, “Blue Moon”, es un ejercicio de folk futurista y sicodélico que entronca directamente con los preceptos sónicos de aquél mítico Sea Change con el que el artista deslumbró en 2002. Y parece que no es casualidad. Todos conocemos al Beck de Odelay, el tipo que hizo los sonidos más actuales de su momento fundiendo lo antiguo y lo moderno. Sin embargo, se podría decir que hay otros tantos discos de los suyos, si no más, con alma folk. Y conviene recordar que Odelay iba a ser un disco folk hasta que descartó lo grabado hasta aquel entonces, y que, además, aquel mismo año editó otros dos discos en esa onda.
Morning Phase regresa a ese tipo de sonoridades, que lo emparentan más con Sea Change (2002) porque es, de hecho, como una continuación. Se empezó a gestar en 2005 aunque nunca se llegó a completar. Hace dos años, Jack White le abrió los estudios de Third Man Records para grabar y le editó a Beck un single de las sesiones con “I Just Started Hating Some People Today” y “Blue Randy”.
Con un nuevo contrato con Capitol, Beck volvió el año pasado al disco con buena parte de los músicos que le acompañaron diez años antes, incluido su padre David Campbell a los arreglos de cuerda. Morning Phase es un álbum que pide calma y tiempo para ser degustado tranquilamente, algo que en tiempos de descargas digitales y streaming parece casi imposible. Solo así se pueden valorar y apreciar “Heart Is a Drum” o “Morning”, alguno de sus mejores momentos.
Muchos admiradores podrían sorprenderse de saber que Hansen sufrió una lesión en la espina dorsal que le impidió hacer música de manera convencional la mayor parte de la última década. “Nadie quiere escuchar eso”, dijo. “No estamos aquí para eso. Estamos aquí para tocar música y pasarla bien”. No habla mucho del tema y no quiere lamentarse. Encontró otras maneras de crear como productor y como compositor en ese periodo, pero admite que siente un gran alivio ahora que lanza Morning Phase, el segundo álbum que ha completado y lanzado en los últimos 10 años.
“Estaba esperando hasta que sintiera que podía hacer lo que solía”, dice Hansen, de 43 años. “No hay nada particularmente único sobre esto, pero sí es algo de lo que aprendí. Fue una experiencia difícil, pero en cualquier nivel de dificultad hay cosas positivas y creo que de eso se trata en especial el disco: cómo salir de una experiencia dolorosa y sortear una dificultad y encontrar un cierto sentido de luz otra vez y que la vida continúe. Cuando has visto algunas cosas más oscuras y sabes que la oscuridad está ahí, ¿cómo te aferras al otro lado de la vida?”.
Beck se lo está tomando con un gran periodo de creatividad y pronto regresará al estudio para grabar un segundo álbum que planea lanzar más adelante este año. Por momentos, mientras estuvo lesionado, no pudo sostener instrumentos convencionales y los cambió por sustitutos, como un teclado móvil con el que podía escribir y grabar. También ha retomado sus conciertos en los últimos años y cree que esta experiencia lo ha transformado de maneras difíciles de explicar, tanto metafísicas como físicas.
“En algún momento una especie de visión pesimista puede tomar el control y ser un medio de supervivencia”, asegura. “Y estoy seguro que todos se tropiezan con esas divisiones en el camino donde puedes ir a un lado o al otro. Y, créeme, la vida te empuja hacia la otra dirección. Te puede empujar una y otra vez hacia la perspectiva más oscura de las cosas y de alguna manera este disco estaba forcejeando con eso y examinando todo celosamente y tratando de encontrar algo de redención”.
“Morning Phase comenzó en realidad en 2008 cuando llegué a Nashville para grabar canciones con un toque country que terminaron en el cajón, porque no sentía que el tono era el correcto en ese momento. Luego tuve un retraso en los planes para regresar al estudio, así que reuní a la banda con la que me había apoyado durante un periodo más creativo anteriormente y retomé esas canciones de Nashville desde una perspectiva diferente”.
El resultado suena parecido a Sea Change, el disco que reveló la capacidad de Beck para proyectar emociones más profundas tras mostrar una personalidad socarrona en gran parte de los primeros años de su carrera. “Incluso cuando no los veo por varios años, cuando nos reunimos es lo mismo”, dice Hansen sobre la banda, que incluye al guitarrista Smokey Hormel y al baterista Joey Waronker. “Hay una parte de nosotros que se ha amoldado para encajar, es parte de cómo tocamos música. Así que es muy interesante volver a armar ese rompecabezas y ver lo bien que funciona”.