Teju Cole: «Ciudad abierta»
por Mercedes Martín
Acantilado, 2012
Vale la pena pasar de largo, más allá de la mesa de novedades de la librería para buscar otra vez algún libro pasado por alto. Esta vez, me voy directamente al dependiente y le pregunto por Ciudad abierta. Es una novela rara, que se publicó en Estados Unidos en 2011 y no pasó desapercibida. Su autor obtuvo reconocimiento inmoderado y lo compararon con W. G. Sebald y con Henry James. Solo puedo decir que a veces la crítica se libera del marketing. Además, los lectores españoles pueden disfrutar de la traducción de Marcelo Cohen.
La novela habla de Manhattan a través de los ojos de un inmigrante africano llamado Julius. Esto no es del todo ficticio, pues el autor, aunque nació en Estados Unidos, se crió en Lagos, Nigeria. Como si fuese un descubridor que encalla en las playas del siglo XXI, Julius se adentra en la selva de calles, parques, museos y monumentos, y abre en cada lugar la puerta del tiempo para mostrarnos cómo eran antes y cómo son ahora sin que ni el pasado ni el presente salgan airosos de la confrontación. En esa tensión temporal que respira la voz narrativa transcurre la leve acción que va de paseo en paseo, de conversación en conversación y, mientras tanto, el lector se entera de que Julius es psiquiatra y de que trata de encontrar su arraigo en el mundo que lo rodea.
Lo mejor de la novela es que todo transcurre suavemente, sin sobresaltos y el lector puede meterse entonces en el papel de observador. Este estatus le confiere el poder de salir de sí mismo y juzgar con una rara serenidad las calamidades de la historia y de la vida actual, los juicios de unos y de otros e incluso la propia fisonomía de la ciudad, extendida como un mural ante nuestros ojos gracias a las caminatas de Julius y su ojo especialmente sensible a lo gráfico. Es verdad, todo lo que se lee aquí puede contemplarse, como las fotografías de un álbum, así que el lector es espectador y el narrador poeta.
He leído que Julius (por extensión Cole) podría ser el flâneur del siglo XXI, palabra que hace referencia a los grandes narradores que pueblan novelas y ensayos de finales del XIX y principios del XX, y entre los que destaca Walter Benjamin. Esos paseantes urbanos eran una mezcla de cronistas, filósofos y detectives de una nueva condición cosmopolita admirada del progreso. Pero nuestro flâneur, ¿en qué se diferencia? El narrador de Ciudad abierta da el contrapunto a Baudelaire, inventor del concepto, y nos recuerda que ser “ciudadano del mundo” es difícil en las grandes urbes elitistas y xenófobas.