“L’ESPERIT CATALÁ”, de Tàpies, invitada en Bilbao
por Alberto López Echevarrieta
Museo de Bellas Artes, del 9 de abril al 30 de junio de 2014
El programa “La obra invitada”, iniciada hace diez años por el Museo de Bellas Artes de Bilbao bajo el patrocinio de la Fundación Banco de Santander, presenta “L’Esperit Catalá” (El espíritu catalán), uno de los trabajos más significativos de Antoni Tàpies. Realizada en 1971, la emblemática obra cuelga en la capital vizcaína junto a “Gran óvalo” (1955) y “Díptico vertical” (1987) del mismo autor, y otras de Saura, Millares, etc. Está, por tanto, bien arropada. “L’Espirit Catalá”, propiedad del Museo Universidad de Navarra y cuya obra de Rafael Moneo se espera inaugurar en enero de 2015, fue donada en 2008 junto a medio centenar de pinturas y esculturas de autores como Picasso, Oteiza, Palazuelo, Chillida, Kandinsky y Rothko, a la Universidad de Navarra por la coleccionista María Josefa Huarte con la idea de crear la nueva pinacoteca.
Imparable Tàpies
El cuadro en cuestión es un óleo con polvo de mármol, aglutinante y pigmentos sobre tabla que impresiona más que por sus grandes dimensiones (200 x 275,3 x 4,5 cms.) por su temática que preside una gran bandera catalana. Tal vez, los periodistas que asistimos al acto de presentación estábamos influidos por los titulares del día en torno a la denegación del permiso del Congreso sobre la consulta independentista de esa comunidad autónoma. Lo cierto es que la coincidencia no pasó desapercibida. De ahí que, de entrada, una bandera catalana de esas dimensiones en una sala, por decirlo de alguna forma, “no politizada”, nos llamara la atención. Al menos, a mí sí.
Nacido en 1923 Antoni Tàpies fue un gran trabajador. No paró de pintar hasta los 90 años dando ejemplo siempre de una dedicación total a un arte para el que siempre se sintió atraído partiendo de un autodidactismo que ha caracterizado toda su obra. Hubo etapas en su vida muy características y si bien en las décadas de los años 50 y 60 se sintió motivado con los juegos de color, materia y grafismo, fue en la posterior, en los años 70, cuando afloró en él una preocupación por la evolución de su contexto social y político surgiendo obras como “Esquinçalls”, “Companys” y, sobre todo, “L’Espirit Catalá” que fue el emblema de la última Diada Nacional de Catalunya.
Muro reivindicativo
El cuadro que nos ocupa representa un mural con fondo amarillo surcado por cuatro franjas rojas verticales. Sobre él el artista ha incluido frases a modo de añadidos populares que denuncian una clara lucha por la libertad de expresión y la oposición al régimen franquista que estaba feneciendo: “L’libertad”, “Espirit d’associacion”, “Visca Catalunya”, “Cultura”, “Democracia”, “Soberanía popular”, “Catalunya viv”, etc.
Hay también un ojo que mira y una boca abierta, tal vez significando diversas actitudes. O huellas rojas que pueden parecer las anónimas firmas de quienes han realizado los escritos. Esta mezcla de grafitis reivindicativos que podríamos encontrar en cualquier muro de ciudad catalana cuenta aquí con el toque artístico de Tàpies. Josep Melià, intelectual y político que participó en la transición democrática española, definió este cuadro como “un verdadero ‘Guernica’ de la resistencia”.
Da la impresión de que aquí Tàpies quiso huir de su protagonismo dejando el mensaje en manos de anónimos ciudadanos que, sobre una bandera, expusieron sus pensamientos y sus deseos de libertad y democracia en una época en la que todos estos gritos sólo podían manifestarse con el aerosol sobre paredes en noches de luna llena.