Rosa Montero: «La ridícula idea de no volver a verte»
por Mercedes Martín
Seix Barral, 2013
Con la imagen ligeramente desenfocada, briznas de hierba y gotas de lluvia en el objetivo, la vida sigue. Qué torrente de adversidad es la vida y, sin embargo, esta fuerza vital portentosa y esos momentos, siempre demasiado pocos, en que uno aprecia que está vivo.
¿Quién conoce el secreto de la vida? Alguna gente. Mire alrededor y verá, pero no mire la tele, que se empeña en mostrar solo la parte más trágica. No. Mire al vecino, esa persona que le saluda cada día en el portal, o quizá a alguien de la oficina, o alguien sobre quien ha escuchado últimamente una noticia o, más lejos, alguien que pertenece a la Historia: una biografía de Mandela o de Marie Curie. Casos que nos hacen creer en nuestras propias fuerzas.
El libro de Rosa Montero nos alivia, lo que el lector agradece inmediatamente, con las primeras páginas. Si me permiten la metáfora gastada, es un soplo de aire fresco. Para empezar, nos habla como a un amigo —los “extraños” en realidad nos conocemos porque compartimos tantas cosas… (Como dijo el sabio, la comunicación es posible por eso.) Sin ir más lejos, Rosa Montero comparte algunas cosas con Marie Curie, quizá usted también: Al hilo de unas pocas páginas que Curie se dejó en un cajón, la autora narra la historia de las personas que pierden a un ser querido, y de aquellos que luchan porque tienen una fuerza de voluntad que puede más que el mundo, de aquellos que consiguen detenerse un instante para sentir —con sorpresa— que son felices. No se trata de una biografía de la autora, ni tampoco de Curie, es sencillamente un cuaderno de notas, fotos, lecturas y recuerdos. También una conversación amistosa y jovial y este es el secreto del libro.
¿Y qué más? Es un libro optimista y sabio —cualidades inseparables en realidad—. Sobre todo, es una pequeña máquina milagrosa que llega a convencernos de que no estamos solos.