Primal Scream, camino del sol
por Xavier Valiño
Entrevista
Bobby Gillespie, líder de Primal Scream, nació en Glasgow en 1962. Tras tocar en varios grupos en Glasgow y Londres, pasó a formar parte de The Jesus & Mary Chain. Pero ya había puesto en marcha la banda a la que ha dedicado su vida, Primal Scream. Sus dos primeros álbumes (Sonic Flower Groove, 1987, y Primal Scream, 1989) son lo menos granado de su cosecha, que en casi 30 años tiene unos cuantos discos memorables, empezando por Screamadelica (1991) y acabando por More Light, su nuevo y décimo disco.
¿Cuál ha sido la esencia de lo que ha impulsado al grupo a crear estos mantras enormes, monstruosos y psicodélicos a lo largo de vuestra carrera, como los que se pueden escuchar de nuevo en More Light?
– Pues tendríamos que remitirnos a The Temptations y a lo que hacía Motown a principios de los años setenta, cuando había algo real de oscuridad urbana en la música soul, y también al placer que proporcionan los ritmos intensos. En una buena parte de música que nos gusta hay una especie de pulso constante, sea funk, free jazz, James Brown, Fela Kuti… Es implacable, te persigue constantemente. Y a todos nos gusta el periodo eléctrico de Miles Davis, los primeros tiempos de Yoko Ono, los inicios de Public Image Limited, simplemente el rock’n’roll feroz, de alta energía, avanzado y experimental. Nos gusta abrazar un riff y aferrarnos a él. La tensión nunca se libera. Encuentro más libertad en la música modal. Se me ocurren cientos de melodías, diferentes formas de cantar, diferentes inflexiones vocales, palabras que vienen, imágenes que aparecen rápidamente, imaginería fracturada, sin tregua… No sé si va a causar algún tipo de conmoción psíquica a alguien, pero es justo lo que hacemos.
¿Cuál ha sido vuestra intención en estos 10 álbumes en casi 30 años?
– Si ha habido una misión, esa ha sido tratar de expresarme. La gente piensa que es suficiente tener los acordes, la melodía, las palabras y el ritmo, pero estás tratando de capturar la magia, y escribir una canción es sólo el comienzo del proceso. Cuando empezamos, yo sentía que necesitaba expresarme, pero no sabía cómo hacerlo. Nos fijamos en los álbumes de debut de Sex Pistols, The Stooges, The Velvet Underground, The Clash y The Ramones, discos que significaban toda una declaración y que han influido e inspirado a mucha gente. Pensamos que si no lo hacíamos en nuestro primer disco, estábamos acabados. Y lo seguimos intentando. No hicimos un gran disco hasta Screamadelica (1991) y cuando ese disco llegó a toda una generación, fue muy emocionante, pero aun así me sentía frustrado porque no podía expresarme mejor. Quería hacer un disco que fuese una representación de mi realidad.
¿Cómo te relacionas con el arte, qué significa para ti?
– Creo que puede ser cualquier cosa: se puede tener discos de música pop que son experimentales, o discos más artísticos que son rock’n’roll sucio. Puedes intentarlo todo. Me gusta todo y estoy tratando de encontrar formas de capturar todo eso. Creo que puede ser mejor artista a medida que envejeces, que es lo que estoy tratando de decir. ¿Y cuáles serían los modelos?
– Aprendí a componer escuchando discos toda mi vida. Por ejemplo, “Sugar, Sugar” de The Archies, que me hace feliz y consigue hacerte bailar. Eso se acerca bastante a lo que la música pop tiene que hacer. También “Lyin’ Eyes” de Eagles, una canción hermosa aunque inocua, como The Flying Burrito Brothers pero sin el dolor.
Hace cinco años que dices haber dejado el alcohol y las drogas.
– Todo eso condujo mi vida al caos para mí y todos los que me rodean, causando un gran dolor y muchos problemas. No quiero comportarme como un estadounidense acerca de esto. No es mi papel decirle a la gente cómo vivir su vida. La mayoría de la gente puede tomar un par de copas o meterse un par de rayas y decirle alguna estupidez a alguien, pero no pondrían en peligro su vida y no se meterían en situaciones de riesgo y humillantes. Sólo sé que son demasiado fuertes para mí y cambian mi personalidad a peor. Cuando bebes y te drogas, te encierras en ti mismo. En realidad no lo disfrutaba. Mis amigos y yo tratábamos de destruirnos a nosotros mismos. La banda sufrió desde el punto de vista creativo. Nadie puede vencer a las drogas de clase A.
¿Y los discos que grabaste entonces?
– Me gustan nuestros discos más nihilistas, como Vanishing Point (1997), XTRMNTR (2000) o Evil Heat (2002) porque representan la época en la que se grabaron y dónde estábamos en esos momentos, paranoicos y agresivos. Pero está claro que no iban a llegar a ninguna parte.
En las nuevas circunstancias, ¿cómo ves el nuevo disco?
– Estamos tratando de crear sensaciones eufóricas, trascendentes, de éxtasis. Siempre formará parte de nuestra estética. Nos gusta hacer música que suene psicodélica y opiácea. Simplemente creo que desde que dejamos de tomar drogas hemos mejorado.