Cerdeña indescifrable. El signo grabado
por Alberto López Echevarrieta
Museo de Bellas Artes de Bilbao, del 24 de octubre de 2013 al 12 de enero de 2014
Ciento treinta y tres grabados pertenecientes a diez artistas sardos de diferentes épocas componen la exposición “Cerdeña indescifrable. El signo grabado” que presenta el Museo de Bellas Artes de Bilbao en un intento de acercarnos a dos etapas fundamentales en la historia del grafismo de la isla, la primera mitad del siglo XX y los años que llevamos del XXI. Cinco de ellos son máximos representantes de una de las instituciones que más trascendencia tuvo hace una centuria en el desarrollo de este arte, la Escuela Sarda de Grabado.
Esta muestra, cuyo proyecto corresponde a la Casa Falconieri, de Cagliari, y al Grupo Intermedio, de Bilbao, no escapa a la curiosidad del espectador y viene a coincidir con la celebración del II Festival Internacional de Grabado Contemporáneo que se celebra en la capital vasca del 28 de noviembre al 1 de diciembre próximo.
La importancia del grabado
El grabado, nacido de la necesidad de reproducir por lo general sobre papel múltiples ejemplares de dibujos y toda suerte de grafías contenidas en la plancha matriz, logró sus cotas más altas durante los siglos XIX y XX, época en que adquirió la categoría de arte. A pesar de que las diferentes técnicas utilizadas dieron como resultado ejemplares de auténtica creatividad, la estampa ha sido siempre un arte mal conocido, debido en parte al menosprecio que muchas veces, y de forma errónea, se ha tenido hacia el arte gráfico.
La exposición que ahora se puede ver en Bilbao supone un encuentro con una escuela escasamente conocida, cual es la que se desarrolló en Cerdeña. Cinco artistas pertenecientes a ella, Giuseppe Biasi (1885-1945), Mario Delitala (1887-1990), Stanis Dessy (1900-1986), Carmelo Floris (1891-1960) y Felice Melis Marini (1871-1953), representan al arte sardo con un centenar de aguafuertes y xilografías propias que proceden de los Museos Cívicos de Cagliari.
El visitante encuentra aquí interesantes muestras de grabados, realizados buen número en madera, posiblemente el sistema más antiguo que se conoce y cuyo origen se atribuye a los chinos, que más parecen trabajos destinados a la realización de un estudio antropológico de la zona por cuanto tienen de descriptivos. Pero hay también en ellos esa magia que los hace atractivos por su grado de perfección.
Uno a uno
La labor de Biasi, el primero que utilizó en Cerdeña el grabado de madera, está ambientada en el mundo rural y centra su atención en paisajes y costumbres en los que el protagonista absoluto es el hombre del campo. Por el contrario, la producción de Delitala se caracteriza porque sus obras son como epopeyas, similares a los hechos gloriosos de algunos clásicos. La presencia de cuatro planchas de madera originales que utilizó enriquece la colección. Dessy demuestra ser un maestro contrastando figuras en blanco y negro. Floris analiza la figura humana utilizando xilografías y aguafuertes. El lirismo queda en manos de Melis Marini, todo un creador que en 1916 nos dejó el libro “L’acquaforte. Manuale pratico” (El aguafuerte. Manual práctico) que constituye todo un tratado de realización.
Con estilos totalmente diferentes y un siglo de por medio, están los otros cinco grabadores sardos, estos contemporáneos, que siguen la senda marcada por sus maestros. Son 24 obras firmadas por Veronica Gambula (1980), representada por dos obras de gran tamaño; Gabriella Locci (1950), con la abstracción como tema; Vinzenzo Grosso (1977), un maestro en la distorsión de edificios públicos; Rossana Rossi (1937), jugando con la luz; y Andrea Spiga (1972), que experimenta artísticamente sobre cuerpos humanos troceados.
He aquí una interesante exposición que nos descubre la creación y la técnica llevada a cabo por unos artesanos cuya presencia en las pinacotecas no suele ser muy frecuente. Es, por tanto, una ocasión muy propicia para conocer la producción gráfica que se lleva a cabo en Cerdeña.