“Rigoletto” o la deformidad del alma humana
por Alberto López Echevarrieta
Palacio Euskalduna, de Bilbao, los días 19, 22, 25 y 28 de octubre de 2013
El prestigioso barítono Leo Nucci incorpora a Rigoletto en la representación de esta ópera preparada por ABAO (Asociación Bilbaina de Amigos de la Ópera) dentro del ciclo “Tutto Verdi”. Es el segundo título verdiano de la presente temporada que forma con Giovanna D’Arco (el anterior) y La forza del destino (el próximo) el trío de obras de diferentes etapas del autor que encabeza la programación. Se trata de una coproducción de la entidad vasca con el Teatro Nacional Säo Carlos de Lisboa en la que también está presente el tenor Ismael Jordi encarnando al Duque de Mantua.
La concepción
La gran diferencia que existe entre Rigoletto e Il trovatore y La traviata, la gran trilogía popular de Verdi, radica en que aquí el protagonista es el hombre. Las principales arias de la obra, Ella mi fu rapita (Ella me fue robada) que canta el tenor al comienzo del acto II, y sobre todo La donna é mobile (La mujer es voluble) del acto III, son dos vivos ejemplos del gran momento creador del autor de Parma.
Este melodrama en tres actos está basado en Le roi s’amuse, obra original de Victor Hugo, que se representó en el Théâtre Francais, de París, en 1832. Tal vez lo que más influyó en el ánimo de Verdi a la hora de seleccionarla fue precisamente que los roles principales no los llevara la típica pareja protagonista, hombre y mujer, sino dos varones a los que destinó sendos papelazos de la ópera.
Terminado el trabajo, el autor quedó convencido de que se trataba de la mejor producción que jamás había realizado hasta entonces y así se lo comunicó a sus amigos. Es más, la partitura de La donna é mobile la guardó hasta el día anterior al estreno, consciente como era de que estaba ante una de las arias más pegadizas que había compuesto y que, si trascendía, corría el riesgo de que, durante su interpretación a cargo del tenor, la coreara todo el público ahogando así su éxito.
Un rey convertido en duque
Rigoletto se estrenó en el Teatro de la Fenice, de Venecia, el 11 de marzo de 1851, pero su puesta a punto tuvo notables variaciones por culpa de la censura austríaca que entonces regía en la ciudad de los canales. No concebían los represores que existieran reyes crueles y malvados, como el Francisco I de Francia que figuraba en el libreto original de Francesco Maria Piave. Podía tomarse como una ofensa al emperador. Hubo negociaciones, pero como los austríacos no se avenían a razones, Verdi tiró por la calle de en medio y convirtió al rey Francisco I en el Duque de Mantua, cambio con el que no hubo el menor problema. De esta forma le tenemos al tenor incorporando el segundo papel protagónico de la ópera.
Rigoletto fue un triunfo notable desde su primera representación. A las arias citadas hay que añadir Questa o quella (Ésta o aquella) que canta el duque al poco de comenzar de la obra, y Caro nome (Caro nombre), a cargo de la soprano también en el acto I, para completar los fragmentos que produjeron el delirio del público. La partitura tuvo un aliado importante en el tiempo en que el autor situó la obra, el siglo XVI, lo que propiciaba un vestuario de capa y espada tan del gusto de la época.
Tras el triunfo en Venecia, Verdi llevó la obra al Teatro Argentina, de Roma, como Il viscardello, pero tuvo que rendirse a la evidencia, porque el gran público sabía que tras aquel título estaba el bufón Rigoletto, nombre con el que la obra alcanzaría la gloria.
Rigoletto hoy
La versión que ofrece ABAO tiene como protagonista a Leo Nucci, veterano barítono especializado en el rol del bufón vengativo que personaliza la deformidad del alma humana. Nucci, que debutó en la Scala de Milán con el Fígaro de El barbero de Sevilla para especializarse luego en roles verdianos, ha trabajado a las órdenes de los principales directores del mundo y dispone de un repertorio de más de cuarenta y cinco papeles.
El Duque de Mantua es en esta ocasión el tenor jerezano Ismael Jordi, alumno que fue de Alfredo Kraus. En Bilbao se le recuerda por su gran labor en Capuletos y Montescos. Junto a ellos está la soprano Elena Mosuc, como Gilda, que debuta en la plaza. Completan el reparto Felipe Bou (Sparafucile), María José Montiel (Maddalena), Ainhoa Zubillaga (Giovanna), Kurt Gysen (Monterone), Javier Galán (Marullo), César San Martín (Conde Ceprano), Eider Torrijos (Condesa Ceprano), Eduardo Ituarte (Borsa) y Susana Cerro (paje)
La Orquesta Sinfónica de Bilbao y el Coro de Ópera de Bilbao estarán bajo la batuta de Miguel Ángel Gómez Martínez, siendo Emilio Sagi el director de escena y Boris Dujin el director del coro.