Ben Harper, el deseo de vivir
por Xavier Valiño
A mediados del pasado año, Ben Harper (1969, Claremont, California) decidió dar un golpe de timón a su carrera. Para su décimo disco, y tras tocar habitualmente con The Innocent Criminals y haber colaborado con The Blind Boys Of Alabama, grabó con una nueva banda, Relentless7, su nuevo álbum, un disco de rock atemporal, crudo, implacable y emotivo.
White Lies for Dark Times (Mentiras Piadosas para Tiempos de Tinieblas) se abre con “Number with No Name” (“Número sin nombre”), sobre el que Harper asegura que “la misma cosa que te motiva y guía puede conducirte a la locura”. El círculo se cierra con el tema final “Faithfully Remain” (“Sigo siendo fiel”), del que su autor señala que “la verdad simplemente se consume y desperdicia en todo lo que no podemos explicar, pero yo sigo siendo sincero”. Junto a ellas, himnos como “Shimmer and Shine” o “Up to You Now”.
Su nuevo disco es un álbum de rock americano, como se supone que debería sonar y sentirse. Las canciones de White Lies For Dark Times demuestran que su experiencia de casi 20 años no ha sido en vano, y a ello ayuda el afán e intensidad de una banda prácticamente desconocida que lucha por su vida. Esto es más que evidente en la canción “Fly One Time” (“Volar una vez”) con la frase “estoy atrapado entre lo que no puedo dejar atrás y lo que puede que nunca encuentre” como bandera. “Sí, busca captar una emoción universal”, asiente Harper, “mientras que la canción late con un himno de bajo, batería y guitarra eléctrica que puede cautivar en cualquier gran estadio o sala y, también, en cualquier pequeño garito”.
Ben Harper and Relentless7 posan inteligentemente un pie en el pasado de Harper mientras que todo el resto de los miembros y apéndices anatómicos miran hacia el futuro. “Cualquier idea preconcebida o equivocada en cuanto a un ‘sonido Ben Harper’ debería ser ajustada o desechada por completo”, continúa el principal responsable del álbum.
El grupo tiene una curiosa historia detrás. “Conocí al guitarrista Jason Mozersky a finales de los noventa, cuando el que por entonces era el cantante del grupo Wan Santo Condo trabajaba como conductor de furgoneta llevando bandas de acá para allá entre sala y sala para un promotor de Texas. Los tres miembros de los 7 vienen de Texas. Y, sí, el conductor a tiempo parcial y músico a tiempo parcial asumió el riesgo que todos los artistas tienen que asumir en algún momento de sus vidas para poder alcanzar el éxito”.
Aquel riesgo fue preguntarle a Ben Harper si podía escuchar su maqueta. “Aunque pueda parecer que fui casi obligado, lo cierto es que me quedé absolutamente impresionado”, según sus propias palabras, “y ayudé a que la banda consiguiera un contrato discográfico y publicara su disco homónimo Wan Santo Condo en 2004. La banda se deshizo después del disco, pero lo que sobrevivió fue una amistad duradera con su guitarrista”. El resultado, a partir de las 10 de la noche en la Plaza de la Quintana el día 14.