Laura Restrepo: «Hot sur»
por Mercedes Martín
Planeta, Barcelona 2013
María Paz se enfrenta al drama de ser mujer y, además, ser latina en el extranjero. Su historia de xenofobia y machismo es la de tantas mujeres de todas partes, elevada al cubo. Para colmo de calamidades es acusada de la muerte de su marido y pasa un tiempo en la cárcel. La culpa de todo la tienen los prejuicios, el capitalismo, que desprecia al pobre y premia al rico, el machismo y la violencia que impera en todas partes. En fin, María Paz, que es un pseudónimo, se pone a escribir sus memorias alentada por una especie de trabajador social que hace un taller de literatura en la cárcel.A pesar de que hoy en día la literatura ha tomado otros derroteros, como por ejemplo anular todas las voces narrativas, dejando en su lugar, por decirlo metafóricamente, hilachas sueltas de puro lenguaje, las historias tan largas como una telenovela con múltiples narradores no pasan de moda. Desde hace ya tiempo, el crítico siente pudor a la hora de abrir la boca para hablar como experto y admite que, después de todo, diga lo que diga, las historias de siempre, se leen.
Eso es lo que escribe Laura Restrepo, historias de siempre, truculentas, interminables, bien tejidas y punteadas aquí y allá con la magnífica exuberancia del español latino. Historias contadas por muchos personajes, pero que confluyen, ordenadamente, en una sola. «Hot sur» me recuerda al realismo mágico de Cien años de soledad, solo que cuarenta años después, cuando ya sabe a viejo. Su realismo barroco debería ser insoportable al espíritu incrédulo de estos tiempos, pero la historia está envidiablemente tejida. Para aquellos que buscamos una mayor capacidad para la ironía y la contención verbal, no aporta nada, sin embargo, qué envidia esa verborrea tan fluida.
No se me malinterprete: «Hot sur» es literatura. Además, cuenta historias de hoy, que tienen que ver con México, Colombia y la Argentina, la emigración, la violencia, la corrupción… Restrepo denuncia (no solo en los libros) la violencia y la falsa democracia fundada en el narcotráfico, los carteles, las mafias, los paraísos fiscales, las fronteras cerradas para los pobres, la xenofobia, el miedo al Sur. Su pasado como periodista se cuela en su estilo narrativo en forma de pesquisa, de entrevistas, de testimonio.
En fin, el lector, después de leer esta reseña, no tendrá en cuenta mis remilgos iniciales y se lanzará, como nos lanzamos todos hechizados ante la pantalla de televisión, a ver el interminable desfile de calamidades que nos reservan estos tiempos, pero también a disfrutar de la lectura.